Rafflesia arnoldii
Conocida como ‘la flor de la podredumbre’ es una planta que parasita a un tipo de parra en las selvas de Sumatra e Indonesia y es una de las tres flores nacionales de este país. Es la flor más grande conocida: puede llegar a un metro de diámetro y pesar 11 kilos. No posee ni hojas, ni tallo, ni raíces, luego no realiza la fotosíntesis, y su olor… mejor mantenerse alejado, de ahí su sobrenombre. Cómo han sido capaces de sobrevivir hasta ahora es un enigma que está sin resolver.
Imagen: Raphaelhui. Wikimedia.
Welwitschia mirabilis
Descubierta en 1859 por el botánico austríaco Friedrich Welwitsch (de ahí su nombre) es endémica del desierto de Namibia y está considerada por algunos como un fósil viviente. Lo más significativo es su longevidad: puede llegar a vivir dos milenios. Solo tiene dos hojas que no dejan de crecer durante toda la vida de la planta, aunque no suelen superar los 15 metros.
Imagen: Nanosanchez. Wikimedia.
Actaea pachipodaSe trata de una planta floral norteamericana que alcanza los 50cm de altura. Sus flores, de color blanco, se producen en diminutos racimos. Además, esta especie genera la drupa, un fruto parecido a un globo ocular, por lo que también recibe el nombre de ‘ojo de muñeca’.
Sin embargo, esta apariencia inofensiva encuentra su doble cara en el veneno que se encuentra en sus frutos. Se ha catalogado como tóxica para el ser humano, aunque en algunas culturas se utiliza como antídoto al veneno de algunas serpientes.
Imagen: Wikimedia.
Andansonia
Los árboles Baobab o Andansonia crecen en la isla de Madagascar. También se les conoce como árboles mono, y su espectacular altura varía desde los 5 hasta los 30 metros. Su tronco de forma irregular o de botella, está formado por una corteza lisa, cuyo diámetro se extiende hasta los 11 metros. Además, se trata de una especie legendaria, pues pueden vivir cientos y cientos de años.
Imagen: Wikimedia.
Rosa de JericóLa Anastatica hierochuntica es originaria de los desiertos de Arabia y también se encuentra en zonas de Palestina y Egipto. Al igual que la Selaginella, permanece desecada tras largos períodos con la posibilidad de volver a hidratarse y abrirse. Sin embargo, la Rosa de Jericó puede realizar este proceso varias veces más que la Selaginella. Otra de las diferencias más claras es su aspecto, pues la Rosa de Jericó se asemeja a la leña con ramas y la otra es más parecida a un helecho.
Imagen: Wikimedia.
Amorphophallus titanumProviene de las selvas tropicales de Indonesia y su nombre significa ‘flor cadáver’. La Amorphophallus titanum es una planta gigante que, en algunos casos, supera la estatura media del ser humano con una altura máxima de 3 metros.
Esta espectacular especie, contiene una flor en su tallo que desprende un aroma fétido, que se asemeja a carne podrida. Esta técnica ha sido desarrollada para atraer a unos insectos polinizadores muy específicos.
Imagen: Wikimedia.
Hydnellum peckii
‘Hongo de diente de sangre’. Como bien indica su nombre, se trata de un hongo no comestible que produce esporas en la superficie de sus espinas verticales. Fue descubierta en 1913 y desde entonces se ha encontrado en las zonas de América del Norte, Irán y Corea.
Su aspecto cambia dependiendo de la fase evolutiva en la que se encuentre. Al nacer, es una masa aterciopelada de color grisáceo. Cuando crece, cambia de color y textura y empieza con la secreción de líquido, perdiéndolo al final de su vida.
Imagen: Wikimedia.
Cereus grandiflorusReciben el nombre de ‘Reina de la Noche’ y se encuentra en las zonas de Sudamérica y la zona centro. Estas exóticas flores habitan en zonas muy secas y se sitúan en lo alto de las rocas. Su nombre se debe a que la flor tan solo dura 6 horas, sin posibilidad de volver a nacer.
Imagen: Wikimedia.
Clathrus archeri
Su apariencia recuerda a la de una estrella de mar. La planta Clathrus archeri es una especie realmente sorprendente de origen australiano. Una de sus curiosidades es que al nacer presenta forma de huevo, de consistencia gelatinosa y blanda. Más tarde, al abrirse, deja salir varios tallos de color rojo con manchas negras, dando el aspecto de una estrella o las patas de un cangrejo. Su olor es muy desagradable, como la anterior y esta especie solo aparece en las estaciones de verano y otoño.
Imagen: Wikimedia.
Dracunculus vulgaris
Popularmente se la conoce como ‘Hierba de las brujas’ por su forma picuda y alargada, así como por el color púrpura de su hoja.
Es una planta perenne que alcanza un tamaño aproximado de 1 metro de altura. Su tallo es subterráneo, lo que le permite recoger una mayor cantidad de nutrientes. El pecíolo (el rabillo que une tallo y su hoja) es especialmente largo, alcanza unos 20cm de media.
Imagen: Wikimedia.
Drakaea glyptodon
Es una especie de orquídea, cuya forma se asemeja a la de un martillo. Esta apariencia se debe a la imitación del único insecto por el que puede ser polinizado, la avispa Thynnid. La Drakaea simula así la figura de la avisa hembra y produce feromonas para atraer a los machos.
Imagen: Wikimedia.
Drosera capensis
Otra de las especies más curiosas de plantas carnívoras. La Drosera capensis se alimenta de insectos, utilizando como trampa sus tentáculos llamativos y pegajosos. La presa entra en contacto con estos y la rodea, hasta envolverla e impidiendo su huida. Sus hojas solo duran un día, abriéndose por la mañana y cerrándose y cayendo al atardecer para dejar paso a las nuevas. Además, esta planta produce unas pequeñas semillas.
Hydnora africanaEs una planta que destaca por la ausencia de clorofila (pigmentos de color verde característicos de las plantas). Original del continente africano, la Hydnora crece bajo tierra y la única parte visible de esta es su carnosa flor. Esta entreabre sus pétalos para permitir la entrada de insectos durante un breve periodo de tiempo. Al igual que la Bunga Bangkai, emite un olor putrefacto para atraer a parásitos concretos.
Imagen: Wikimedia
Mimosa sensitiva
Esta especie es original de la América tropical y destaca por su característico tacto. Las hojas se contraen hacia el tallo cuando notan el contacto de algún factor externo, a modo de cierre de protección. Esta acción también provoca la caída de alguna de las hojas más débiles, otorgándole un aspecto moribundo que aleja a los depredadores.
Imagen: Wikimedia.
Wolffia arrhiza
Es la planta más pequeña del planeta: pesa 0,5 gramos y su diámetro oscila entre 8,8 y 1,3 milímetros, lo que hace que una docena de ellas quepa cómodamente en la cabeza de un alfiler. Acuática, es originaria de Malasia y Australia. Son en un 40% proteína, lo que las coloca al mismo nivel que la soja, y por eso se utiliza como alimento.
Imagen: Christian Fischer. Wikimedia.
Pennantia baylisianaDescubierta en 1945, es endémica de los Tres Reyes, un conjunto de 13 islas situado a 55 km de la isla norte de Nueva Zelanda. Su rareza estriba en que sólo se conoce –o existe- un ejemplar, que vive en una ladera pedregosa de la cara norte de la Gran Isla del citado archipiélago. Se cree que es un árbol hembra, pero es algo que aún es motivo de discusión. Se ha intentado multiplicarlo, todavía sin éxito: la planta llega a la madurez después de una década, si sobrevive a las inclemencias del clima.
Imagen: LawrieM. Wikimedia.
Selaginella lepidophyllaProviene del desierto más extenso de América del Norte, el desierto de Chihuahua. Esta planta, por tanto, se encuentra en zonas secas y con una gran cantidad de sol. La Selaginella lepidophylla no tiene flor.
Recibe la denominación de ‘planta de la resurrección’, puesto que, después de un período de desecación (que varía desde meses hasta años), puede volver a la vida (a su ciclo vital) si se vuelve a hidratar. Se queda en un estado latente para evitar daños en sus tejidos, y cuando recibe agua, sus hojas muertas se abren y vuelven a un color verde.
No debe confundirse con la Rosa de Jericó, otra planta de propiedades muy parecidas.
Imagen: Wikimedia.
Tacca chantrieri
Esta curiosa planta destaca por su pigmentación negra y violeta. La Tacca chantrieri se extiende por las zonas de Malasia y Pacífico y resulta muy difícil de encontrar. Habita sobre todo en zonas donde predomina un ambiente húmedo.
Imagen: Wikimedia.
Venus Atrapamoscas
La Dionaea muscipula es una de las plantas carnívoras más famosas del mundo. Esta planta, de nombre popular venus atrapamoscas, caza a sus presas cuando están vivas y entran en contacto con alguno de sus filos sensitivos, localizados alrededor de la hoja.
No obstante, la víctima debe permanecer o volver a entrar en contacto en dicha zona en una franja de tiempo de 20 segundos, ya que sino la ‘trampa’ no se activará. Esto se debe a un sistema de seguridad desarrollado por la dionaea para cerciorarse de que está la presa y no va a malgastar energía.
Imagen: Wikimedia.
Dracaena cinnabari
Esta planta recibe también el nombre de ‘árbol de la sangre de dragón’ o ‘árbol drago de Socrota’, por su procedencia, el archipiélago de Socrota (también puede encontrarse en algunas zonas de las Islas Canarias).
Se trata de un gigantesco árbol cuyo grueso tronco puede alcanzar una altura de 10 metros. Las hojas del Dracaena cinnabari son verticales y muy rígidas.
Imagen: Wikimedia.
Las plantasson imprescindibles para nuestra vida y para el desarrollo del planeta. Estos organismosdescienden de eucariotas autótrofos,células que no necesitan conseguir sustancias del medio para extraer la energía, ya que pueden transformar la energía luminosa, la que nos proporciona el sol, en energía química. Gracias a esta fuente, pueden realizar el proceso de lafotosíntesis, tan necesaria para la liberación de oxígenoy por ende, para nuestra propia existencia.
Dicha forma de vida fue de las primeras en originarse en la Tierra, por lo que, durante millones de años, las plantas han acompañado y coexistido la Historia de nuestro mundo. Sin embargo, no siempre han sido tal y como las conocemos.
El estudio de las plantas terrestres es un tema extenso y vigente. Hoy en día se calcula que existen casi 9 millones de especies de plantas en todo el planeta. Cada una presenta unas características y propiedades que las convierten en únicas. La gran mayoría de estas (aproximadamente 6,5 millones) son de tipo terrestre, pero más de 2 millones de especies son de origen acuático.
Una de las teorías más extendidas y aceptadas es la que afirma que las plantas terrestres evolucionaron a partir de algas verdes entre 500 y 600 millones de años atrás. Suponiendo que esto es correcto, las primeras llegaron al mundo en algún punto del período Ordovícico, durante la era Paleozoica. Estas cubrían las rocas y superficies cercanas a ríos y otras zonas pequeñas formaciones de agua estacional. De forma progresiva, se adaptaron al terreno y empezaron a reproducirse mediante esporas (células sexuales).
La vegetación evolucionó hasta diversificarse y ha reinado durante siglos por todo el planeta. A pesar de que muchos ejemplares y especies de plantas se extinguieron, bien por el factor humano o por el transcurso del tiempo y su ecosistema variante, aún habitan entre nosotros cientos de curiosos y extraños organismos vegetales.
Las criaturas que habitan en la Tierra son verdaderamente insólitas, y muchas parecen que hayan sido transportadas de un cuento de fantasía y ficción. Como prueba, os presentamos algunas de las plantas más extrañas que existen.
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