En Puebla han existido varias plazas de toros, incluso más grandes que El Relicario y con una historia que garantizaría su inclusión en el catálogo del Patrimonio Cultural de la Ciudad.





Los pleitos con las autoridades y la competencia
Históricamente Puebla ha tenido un sin fin de detalles en la administración de las plazas. Andrés Torres fue el Gerente Operativo de esta primera plaza. Se encargaba de contratar a los toreros y comprar los toros (casi siempre de Atenco). Los espectáculos que acompañaban a las corridas iban desde saltinbanquis y yeguas broncas hasta apaches que daban muerte a los toros con sus flechas de guerra. Los espadas que se anunciaban eran entre muchos otros: Mariano González, Andrés Chavez, Magdaleno Vera, Bernardo Gaviño, Ponciano Díaz y la matadora Manuela González. Las ganancias por espectáculos tan complejos llegaban a los 500 pesos, lo cual incluía la participación de algún grupo especial, un alguacilillo que partía plaza y alejaba del ruedo a los curiosos (como se comenzaba a usar en España) y la corrida de toros (banderilleros, picadores, locos -cómicos- y cacheteros o puntilleros). En ese entonces el Cabildo sólo otorgaba el permiso y cobraba una cuota por corrida (30 pesos). Hubo que lidiar con algunas restricciones de acuerdo a la 'moral' en turno de tales autoridades, por ejemplo: la prohibición de la muerte y heridas a los bureles; o bien -apunta Blanca del Razo- 'que las astas de los toros fueran despuntadas, para proteger al torero, restándole lucimiento a su faena. No se admitían niños menores de 12 años, etcétera" (2000). Debido a la controversia sobre las cuotas y los permisos, algunos otros interesados en las jugosas ganancias taurinas decidieron competir con el Paseo Nuevo. Así se construyó en 1852 la Plaza San Jerónimo (7 Ote. entre 4 y 6 Sur) propiedad de Marcos Otañez y con un aforo también de 3 mil personas. Sin embargo los sitios durante la intervención francesa, dañaron seriamente esta plaza y fue demolida en 1867. Pero aún podemos oler la madera de la que estuvo hecha en el Teatro La Paz, antes teatro Guerrero, pues para la construcción de éste se echó mano de aquel material. En 1880 fue inaugurada la Plaza de San Francisco por Bernardo Gaviño (Leich,1852) en la calle Estanque de los pescaditos a espaldas de la orden de San Francisco. Aún perviven ahí algunos rastros taurinos pues en la entrada de la plaza comercial que ahora existe, se encuentran pequeñas cabezas de toros incrustadas en la fachada. Para 1907 otra plaza es abierta: la de La Colonia, construida por Don Antonio Gallegos. La Plaza de Toros Del Paseo Nuevo, conocida en sus últimos años como La Abuelita, fue demolida en 1937 con un sinfín de anécdotas en las que podemos encontrar a Ponciano Díaz, La Charrita Mexicana, La Cuadrilla de Señoritas Toreras, la muerte de Juan Romero 'Saleri' en 1888, fue también quien permitió a Benito Juárez mantener los hospitales de sangre con las ganancias de sus espectáculos, durante los movimientos armados fue también resguardo de soldados y lo más triste tal vez es que sus propios aficionados fueron quienes le procuraron los mayores daños pues la incendiaron en varias ocasiones (García, 2012).Un año antes de la desaparición de La Abuelita, se inaugura 'El Toreo de Puebla' (el 26 de noviembre de 1936) con el mano a mano entre Alberto Balderas y Jesús Solórzano. Su costo fue de 235, 000 pesos, su aforo de 14,000 personas y el ruedo medía 80 metros de diámetro. La construcción estuvo a cargo de los ingenieros Miguel Atristáin y Carlos Octenjak bajo la supervisión del ingeniero Federico Ortega. Esta ha sido la plaza más grande en Puebla, fue demolida en 1973. Luego de su desaparición la afición taurina poblana soportó las vicisitudes de las plazas portátiles hasta que en 1988 el empresario José Ángel López Lima invierte un millón de pesos para la construcción de la plaza El Relicario de Joselito Huerta, en un terreno propiedad del gobierno muy cercano al Recinto Ferial. A diferencia de Andrés Torres López Lima no pudo contar con una concesión que le permitiera recuperar el total de su inversión ya que el acuerdo para administrarla durante los subsecuentes diez años, no fue respetado por las autoridades en turno. Ahora después de un año de inactividad, durante el cual los aficionados fueron torturados por las declaraciones de Cabalán Macari donde se aseguró que la plaza sería demolida y los rumores apuntaban a que en su lugar se construiría un hotel o un estacionamiento para el Recinto Ferial; el Relicario y sus 4,500 taurinos podrán disfrutar nuevamente de la tauromaquia. Existe aún la posibilidad de la demolición pero también la 'esperanza' de que se construya una nueva plaza para esta Ciudad.
Bibliografía:
- Del Razo Lazcano, Blanca, 2000. Plaza de Toros el Paseo Nuevo. Orígenes de la Fiesta Brava en Puebla. México: BUAP.
- Leich, Hugo, 1852. Calles de Puebla. México: s. e.
- García, Rosa, 2012. Entrevista personal. Programa de radio Las Taurinas, consultado en: www.inter-toros.com, 23 marzo de 2013.
Fotografías:
Plaza de Toros del Paseo Nuevo, tomada deAportaciones Histórico Taurinas MexicanasPonciano Díaz, tomada de De pitón a pitón
Resto de las fotografías: Gabriela Guevara