Por encima del bien y del mal, no debería haber nadie. Y no lo hay, otra cosa es lo que algunos piensan. Por ejemplo Rita Barberá se cree que está por encima del bien y del mal. Las urnas la han alzado a la alcaldía, aunque ella va más allá y se cree la Emperatriz valenciana.
Su lucha persistente contra la administración central, pero sobre todo contra el propio barrio del Cabanyal, sus asociaciones y representantes, la tiene cual Agustina de Aragón, al pie del cañón.
La cuestión se está judicializando, pero ella sigue en sus trece y le importa un pito lo que estén haciendo desde Cultura, por preservar este barrio de pescadores, como también se pasa por el arco del triunfo lo que digan las asociaciones del barrio. Ella es Dª Rita, la Emperatriz y nada ni nadie se le puede poner en medio, cuando se trata de planificar su Valencia. A ver si es que ahora no se van a poder expropiar y hacer negocios con el suelo de su ciudad. ¡Faltaría más!
Doña Rita, Rita, Rita, lo que hago yo, no se quita, acaba de autorizar el derribo de otras 31 casas más en El Cabanyal. Suma y sigue. Erre que erre. Nadie la puede parar. Si esto lo hubieran hecho otros, el Partido Popular estaría acusándoles, con razón, de prevaricación. La verdad es que no sé por qué no lo hace el Ministerio de Cultura. Esta individua está gobernando a sabiendas de que en este momento no puede intervenir en la cuestión que está denunciada.
Veremos como termina esto, porque la cuestión está caldeada y la gente del Cabanyal hasta las narices de Rita. Lo que ocurre es que en la última intervención, como ustedes recordarán hubo más que palabras, se ha descubierto que algunos policías municipales utilizaron porras prohibidas por otros cuerpos como la policía nacional o la guardia civil. Porras de ataque y no de defensa, de las que tienen acero en la punta y te pueden romper la cabeza de un golpe.
Y es que Doña Rita no se arredra. Lo que haga falta con tal de poder salirse con la suya. Sobre todo si hay intereses urbanísticos por medio. ¡Menuda es la señora!
Salud y República