Con tan solo 150 caracteres, Donald Trump puso —de nuevo— patas arriba la política estadounidense. Su ataque frontal a cuatro congresistas demócratas con claros tintes racistas —mandándolas “de vuelta a su país”, pese a que tres de ellas son estadounidenses y la cuarta está nacionalizada— generó un amplio debate sobre el aparente supremacismo blanco que promovía el presidente. El Partido Republicano, por su parte, mostró una actitud comedida ante estas proclamas discriminatorias, y el líder conservador en el Senado, Mitch McConnell, criticó a la izquierda de tachar a todo el mundo de racista. Posteriormente, la Cámara de Representantes —dominada por los demócratas— aprobó una resolución histórica que tachaba las actitudes del presidente de racistas, bajo una fuerte división partidista: solo cuatro republicanos apoyaron la moción.
Esta impunidad del presidente demuestra la creciente incapacidad de su partido para poner freno a sus exabruptos. Desde la campaña presidencial de 2016, en la que Trump terminó con el consenso político al atacar a minorías y grupos no privilegiados de forma vehemente, el Partido Republicano ha aceptado tácitamente gran parte de su mensaje supremacista,...
Si quieres seguir leyendo este artículo, suscríbete a EOM. Lo que pasa en el mundo te afecta; comprenderlo es más necesario que nunca.
Las primarias republicanas que ponen en peligro la reelección de Trump fue publicado en El Orden Mundial - EOM.