Papá fue su primera palabra. Es la primera que dice la mayoría de los niños, pero podría haber dicho mamá de igual forma, otros tantos bebés lo hacen. Su madre también tuvo algo que ver. Estaba constantemente hablándole hasta que consiguió que el niño empezara a hablar. Esto ocurrió al séptimo mes, acabando el mes de marzo.
Desde entonces, no ha parado. Puede que le costara arrancar para empezar a andar, pero no para hablar. Según el pediatra, le hemos hablado tanto y le contamos tantas cosas, que el niño ha sentido la necesidad de comunicarse con nosotros y ha empezado a decir de todo.
Las primeras palabras
Unos meses después, llegando al año, el niño era ya un diccionario gateante, todavía no podía decir lo de andante. Coche, papá, mamá, agua, calle… son ejemplos de palabras que decía. Se conocía todos los nombres de parentesco de su familia y también los de una de sus grandes pasiones, la comida: zanahoria (esta palabra es digna de escuchar), patata, picos, pan, galleta, leche, gusanitos (otra que tal baila)… Recordemos que es un bebé, puede saber mil palabras, pero habla a media lengua. Las palabras cortas son fáciles de entender, pero las largas…
Y llegaron las primeras frases
Con un vocabulario tan extenso, nos dio por enseñarle los colores y los números, además de los adjetivos grande y chico (más fácil que pequeño y más extendido por el sur). Así, con año y tres meses, todo era: coche amarillo, pez azul, casa grande, dos flor chico, pelota rojo (el singular y el plural, al igual que el masculino y el femenino, son harina de otro costal. Hemos ido enseñándoselos poco a poco, pero nos los tiene interiorizados totalmente). De esta forma, ya construía frases de tres palabras.
La forma de enseñarle los colores fue muy natural, simplemente coloreando, ya que a mi niño le encanta dibujar. Por otro lado, para enseñarle los números aprovechamos los segundos que tenía que inhalar un aerosol que prevenía las bronquitis.
Un paso más allá
Viendo que es un loro, que no para de hablar (lo hace hasta estando solo, él se monta sus propias películas y habla en voz baja), hemos decidido introducirle el inglés ya. Ahora, con veintidós meses, sabe lo mismo que sabía antes, pero con el añadido de nombres, colores y números en inglés. También, usa verbos y ha alargado las frases. Ya usa unas siete u ocho palabras por frase y está comenzando a usar conjunciones y preposiciones.
Por nuestra parte, intentamos pegar la oreja todo lo que podemos porque ahora sí que debemos estar atentos. Tanta palabra junta nos hace perder el hilo de lo que dice.
En lo referente a palabras del verano, no hay día que no pida: gazpacho o salmoreeeejo.
¿Cómo lleváis el aprendizaje de las palabras? ¿Se dejan entender los peques a media lengua?