El pasado mes de enero dejaba mi querido servicio para adentrarme en el mundo de las rotaciones. Hasta entonces, sólo había salido de mi servicio para realizar la rotación por el servicio de Urgencias, que fue allá por el mes de agosto. Dado que, de momento, hago todas las guardias ahí, digamos que esa rotación no era nada nuevo, la verdad.
Durante los meses de enero y febrero estuve en el servicio de Neumología. No voy a negar que la rotación fue un poco dura, ya que me pilló en plena época de exacerbaciones, infecciones y gripe A, y no había día que saliera antes de las 4 de la tarde; pero, sin duda, todo ello ha hecho que haya sido una rotación muy aprovechada. He aprendido a interpretar (bien) una espirometría, me han permitido realizar toracocentesis (algunas guiadas por ecografía) y broncoscopias, he visto mis primeras acropaquias (en la imagen comparo mi mano con la de un paciente) y he aprendido a evaluar los tratamientos en pacientes con EPOC y asma bronquial. Sin olvidarnos tampoco de la famosa gripe A, por supuesto. Además, mi tutora en ese servicio era una adjunta que llevaba sólo 3 meses en el hospital, así que las dos nos enseñábamos cosas mutuamente: ella me enseñaba la Neumología y yo a manejarse por el hospital (conocer a otros residentes y adjuntos, cómo pedir ciertas pruebas, etc.).Dentro de la rutina de infecciones respiratorias y EPOC, tuvimos dos casos interesantes: alveolitis alérgica extrínseca y una sospecha de fibrosis quísitica. De la primera ya hice una sesión y de la segunda, estamos a la espera de algunas pruebas para presentarla bien.
El mes de marzo lo he pasado en el servicio de Reumatología. Esta rotación y en la que estoy actualmente (Endocrinología) tienen un perfil bastante distinto, ya que su actividad está más centrada en las consultas externas que en la planta de hospitalización. A pesar de ello, tuve suerte y pillé algún paciente ingresado, con lo que pude recrearme bien en la planta durante gran parte de algunas mañanas, jeje. Reumatología no es una especialidad estacional (como sí son Cardiología o Neumología, por ejemplo, que rebosan de pacientes durante los meses invernales), sino que más bien depende del azar que veas abuelitas y abuelitos artrósicos todo el día, o bien alguna cosa más interesante, como un lupus (sí, doy fe de que existe), un fenómeno de Raynaud o una artritis reumatoide. Puntos a favor de esta especialidad son la gran cantidad de ensayos clínicos que tienen abiertos, al menos en mi hospital, y la estrecha relación que mantiene con el servicio de Farmacia Hospitalaria para la administración de los diferentes fármacos (metotrexato, anticuerpos monoclonales...).
Durante el mes de abril, he estado rotando por el servicio de Endocrinología, que mantiene las características de Reumatología: mucha consulta externa y poca hospitalización. En mi hospital, es el servicio de Farmacia el que se encarga de las nutriciones y no Endocrino, por lo que este último tiene una actividad limitada. Aun así, he tenido bastante suerte y hemos tenido varios debuts de Diabetes mellitus tipo 1 y alguna cetoacidosis diabética. He aprendido, también, el manejo de las insulinas, algo que me parece fundamental para un internista en potencia. También me ha gustado la diversidad de pacientes vistos en la consulta: tiroides y patología de la hipófisis principalmente.
Abril se acabó y ya estamos comenzando mayo, mes en el que estaré rotando por el servicio de Radiodiagnóstico (cariñosamente bautizado como la batcueva) y de las temidas evaluaciones. Toca actualizar el libro del residente (sobre esto ya hablaré en otro post...), hacer la memoria del año (igual de útil que el libro) e ir reclamando evaluaciones y firmas por el hospital. Ya os contaré cómo ha ido. Por el momento, en la segunda quincena del damero de guardias de mayo ya aparece un 2 (y no un 1) al lado de mi nombre, y eso da miedito...
P.D.: ¡Ya tenemos resis pequeños en el servicio! Por cuarto año consecutivo, se repite la dinámica de chico y chica. En breve tendremos a María y a Guillermo con nosotros :)