Revista Salud y Bienestar

Las prisas y la innovación tecnológica

Por Saludconcosas @manyez
Las prisas y la innovación tecnológicaLa adopción rápida de tecnología médica puede tener sus riesgos, y más si se lleva acabo de forma no planificada y sin realizar un seguimiento exhaustivo en todos los centros en los que se utiliza. Quizás el hecho de que no existan políticas globales ni sistemas coordinados para su incorporación pueden promover algo de caos y una lucha (poco favorable para el paciente) de ser el primero. Ese medallismo...La revista JAMA Surgery publicaba hace pocos días un artículo titulado "Diffusion of Surgical Innovations, Patient Safety, and Minimally Invasive Radical Prostatectomy" centrado en analizar las prostatectomías realizadas de forma habitual y las realizadas con un robot quirúrgico. El ejemplo más conocido es el Da Vinci. El artículo comprobó que en los años iniciales de uso, la probabilidad de sufrir un evento adverso era del doble con robot que mediante la técnica habitual. ¿Quiere decir esto que la innovación es mala? No, al contrario. Pero precisamente, la conclusión del estudio nos debe llevar a reflexionar sobre la necesidad de establecer un plan de formación, un cambio en los procesos y un sistema de vigilancia y seguimiento exhaustivo para evitar que el paciente esté expuesto a un riesgo mayor. Es decir, la innovación es siempre bienvenida pero teniendo en cuenta que durante la curva de aprendizaje hay que vigilar mucho la actividad y sus riesgos.Si miramos a nuestro alrededor, con nuevas técnicas por doquier, ¿alguien lleva el control de los centros sanitarios en los que se utilizan técnicas o procedimientos novedosos? ¿Alguien hace un seguimiento del éxito de la técnica? ¿Hay mayores riesgos? ¿Hay un plan de formación y una estrategia de implementación coordinada? Seguramente en algunos territorios si se realice así, pero todavía es habitual la técnica ABC: adopción basada en el caos. Una especie de sálvese quien pueda, y de tonto el último, como si estuviéramos en una carrera hacia la fama. Y todo por una aparición fugaz en prensa.Ah, y la industria encantada, oiga...

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