No es ningún secreto que las arcillas son uno de los componentes naturales más usados en las cosmética femenina (y ahora también masculina) a lo largo de toda la historia. Se crean a partir de la descomposición de las piedras debido a la acción de otros elementos naturales como el agua o el viento, logrando que el producto resultante obtenga una gran cantidad de oligoelementos y sales minerales. Aunque iremos viendo en próximos días varios artículos sobre el uso y propiedades de las principales arcillas (la verde, roja, blanca y rosa) hoy vamos a centrarnos en la que seguramente es la más conocida por muchas de vosotras:
La arcilla verde
Pese a que aquí vamos a centrarnos en sus funciones cosméticas, cabe señalar que la arcilla verde es usada con fines medicinales gracias ya que pueden tratarse inflamaciones y dolencias en tu cuerpo con ella. El secreto reside en su gran poder antibacteriano y acción purificante. Como seguramente ya sabréis las mascarillas de arcilla verde están a la orden del día, y es normal, consiguen aportar elasticidad y una reconfortante sensación de frescor a nuestra piel. Pero va mucho más allá. Si en tu caso tienes la piel grasa o mixta, debes saber que gracias al alto poder de absorción de la arcilla verde tienes en ella una gran alidada para regular el exceso de grasa en la piel.
Resulta un método muy eficaz a la hora de combatir los molestos y odiosos puntos negros o, sobre todo, con el temido acné. La mejor forma de aplicarla es en forma de mascarilla.
Consejos para hacer una mascarilla de arcilla verde
Existen productos de arcilla verde diseñados para aplicarlos directamente en tu cara. Nosotros, y aprovechando la sencillez del tema, os recomendamos elaborar vuestra propia mascarilla de arcilla verde. Tan solo debéis tener en cuenta algunos consejos esenciales: Los materiales que utilizaremos para realizarla nunca deberán ser de metal ya que deteriorarían algunas de las propiedades de la arcilla; en su lugar nada mejor que usar recipientes de barro, vidrio o cerámica.
Debemos intentar que el agua sea de mineralización débil y sobre todo intentar, en la medida de lo posible, que esté libre de cloro. Existen aguas comerciales que cumplen estos requisitos perfectamente.
Por último podemos intentar potenciar todavía más los efectos de la arcilla verde combinándola con té verde o aceites vegetales. Resultan grandes aliados y complementan la acción de la arcilla.