La melisa consiste en una planta perenne de la familia de las lamiáceas que destaca por su olor a limón y su fácil cultivo, pero sobre todo son conocidas sus hojas por el sabor que le da a las comidas y por sus beneficios relajantes y buenos para el corazón.
La melisa es una de las principales plantas para la relajación, el estrés, los nervios, cefaleas, insomnio y los dolores de cabeza, ya que se trata de un excelente sedante que además da un sabor agradable. Debido a sus propiedades antiespasmódicas se utiliza como calmante natural y para reanimar a personas desmayadas. Es bastante digestivo, así que se puede tomar tras digestiones difíciles, al igual que se toma la manzanilla para este fin. También se recomienda para los dolores menstruales.
Si quieres que el niño se duerma rápido, puedes poner una infusión de melisa recién hecha en el biberón con la leche del día y se conseguirá un sueño rápido y plácido para la criatura.
En cuanto a las propiedades para el corazón, la melisa actúa sobre las palpitaciones nerviosas y tranquiliza el músculo del corazón creando un buen ritmo de este músculo.
En otoño y en invierno es particularmente útil también como antivirus para los catarros, la gripe y los resfriados, por sus componentes taninos y polifenoles.
La principal forma de consumo, además de poner sus hojas en las comidas, es mediante una infusión. Para realizar una infusión de melisa se debe secar la hierba de melisa y se le aplica agua hirviendo encima, se deja reposar durante 15 minutos y se toma. Es recomendable tomarla 3-4 veces al día.
En un uso externo, la melisa puede servir para cicatrizar heridas superficiales y arañazos, picaduras de insectos y también se le conocen propiedades contra el herpes.