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Durante la guerra del Perú contra Chile (1879 – 1883), un cuerpo particular que conformó el ejército peruano y que contribuyó grandemente en los momentos decisivos de los combates fue el grupo de las denominadas rabonas. Pareciera un término despectivo las rabonas. Sin embargo, para el contexto que estamos viendo significó todo lo que se trataba de valor. Eran mujeres que caminaron junto a sus parejas (soldados) en las batallas. Generalmente ellas “marchaban en la cola de la columna de los soldados de infantería” (Villacaqui, 2019). Eran las proveedoras de todo para el ejército.
Las “Rabonas” en la guerra entre Perú y Chile
Conformada por valientes indígenas, casi todas iletradas, que en lo común la característica destacada de cada mujer era el valor. Ellas, con todas la acciones positivas que realizaban, construyeron su propia historia, casi todas quedaron anónimas, pero sus lecciones merecen ser recordadas y contadas porque forma parte de nuestra historia. Las acciones de estas mujeres eran permitidas en el Perú de aquel tiempo porque el ejército peruano todavía no era institucionalizado, con la presencia de varios actores en su cuerpo tomaba presencia irregular.
¿Qué funciones cumplieron las rabonas?
Las primeras acciones de estas mujeres y posiblemente la denominación que se le asignaron fue en las guerras por la independencia del Perú (inicios del siglo XIX). Así, participaron en diversos movimientos ocasionados por estas guerras.
El suizo Johann Jakob Von Tschudi, estando en Perú en la primera mitad del siglo XIX, escribió:
“En los ejércitos hay casi siempre tantas mujeres como hombres. Cuando Santa Cruz entró en Lima, su ejército consistió de 7000 hombres seguidas por 6000 mujeres” (citado en Villacaqui, 2019).
De igual manera, seguían tomando protagonismo entre las etapas de la posguerra de Perú contra Chile, cuando los caudillos Cáceres y Piérola se enfrentaron por ocupar el poder en Perú. Es estos contextos la presencia de las mujeres fue muy significativa y de sacrifico, a costa de su propia vida; siendo víctima también de la conocida práctica del “repaso” (el repaso consistía en rematar a los heridos en la batalla).
Dependiendo de las situaciones, las rabonas solían marchar detrás de la columna del ejército o se colocaban adelante; pero casi siempre marchaban así. Escogían el mejor sitio para acampar. En seguida, desataban las cargas de las acémilas. Cuando adelantaban, en los pueblos pedían alimentos para preparar para la tropa, pero si no les daban usaban la violencia para conseguir sus objetivos. Eran capaces de resistir cualquier inconveniente frente a la necesidad apremiante del hambre, aún más preocupante era cuando tenían hijos menores que los llevaban.
Flora Tristán, relata en su libro Las Peregrinaciones de una Paria, que las rabonas:
Forman una tropa considerable y preceden al ejército por un espacio de 4 ó 5 horas para tener tiempo de conseguir víveres, cocinarlos y preparar todo el albergue que iban a ocupar (…) atraviesan los ríos a nado llevando a veces uno y a veces dos hijos sobre sus espaldas (…) proveen a las necesidades del soldado, lavan y componen sus vestidos (Citado en Villavicencio 1985)
Otro papel fundamental que cumplieron las rabonas, en ocasiones, era luchar al lado de su pareja o soldado. Cuando caía el varón empuñaban las armas y luchaban en las posibilidades que les permitía hasta sucumbir ante el enemigo. Entre las mujeres participantes “algunas tenían nombre propio, otras eran simplemente NN”; participaban por una causa común sin importar su origen ni la raza. Pues, su colaboración antes, durante y después de cada lucha era de vital ayuda para el ejército peruano. Según algunas referencias de investigaciones narran que muchas de ellas quedaban tendidas al lado de su esposo “repasado” por el ejército enemigo.
Por otro lado, los soldados indígenas del Perú, al estar acompañados con sus mujeres se sentían reconfortados o animosos. “Fortalecía a los combatientes emocionalmente”. Estaban envueltos entre el amor, pasión y belleza. Con esto en gran parte se evitaron las deserciones. “La rabona es la india prometida del indio”. Con la compañía de ellas se llenaba el vacío familiar del varón que de lo contrario perjudicaba su estabilidad emocional. Los miembros del ejército indígena solo se entendían con sus rabonas, no con sus oficiales porque no hablaban su lenguaje.
Autor: Ramón Cáceres Espinoza, historiador, para revistadehistoria.es¿Eres Historiador y quieres colaborar con revistadehistoria.es? Haz Click Aquí
Bibliografía
Ahumada, Pascual (1884). Guerra del Pacífico. Imprenta del Progreso.
Villavicencio, Maritza (1985). “Acción de las mujeres peruanas durante la guerra con Chile”. Debates en Sociología, Nº 10, Pontificia Universidad Católica del Perú.
Villacaqui, Nely (2019). “Participación significativa e ignorada de las Rabonas indígenas tacneñas en la Guerra del Pacífico”. La Vida & la Historia, Vol. 6, 10 (2) 31-43. https://revistas.unjbg.edu.pe/index.php/vyh/article/view/866/962
Cuya, Ricardo. (2017). “El Perú tuvo un ejército de mujeres valientes en la Guerra del Pacifico que pusieron en jaque a Chile” https://www.grau.pe/historia-de-la-guerra-con-chile/el-peru-tuvo-un-ejercito-de-mujeres-valientes-en-la-guerra-del-pacifico-que-pusieron-en-jaque-a-chile/
Roque, Yasser (2018). Las Rabonas en el Perú. https://www.clubensayos.com/Historia/LAS-RABONAS-EN-EL-PER%C3%9A/4569657.html
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