Revista Historia

Las rayas de la cebra, el repelente de insectos más eficaz de la sabana

Por Ireneu @ireneuc

Cuando llega el verano y el calor, a parte del molesto sudor llegan con él nuestros queridísimos amigos los mosquitos, con sus ganas locas de hacer de nuestros rollizos cuerpos unos incomparables alfileteros de sastre. Sea como sea, y aunque sintamos que somos una diana con patas para ellos (o mejor dicho, ellas), estos adorables bichitos no solamente nos atacan a nosotros, sino que todo bicho viviente -sobre todo mamíferos- más grandes que ellos somos susceptibles de sucumbir a su picadura, algunos literalemente ( ver Una solución al mosquito tigre ). Y hasta tal punto son molestos o peligrosos que algunas especies han desarrollado técnicas para evadirse de ellos, es el caso de las cebras y sus vistosas rayas.

Quien haya tenido oportunidad de "disfrutar" del picotazo de un tábano, seguro que lo recordará durante una buena temporada. No por nada, sino porque este moscardón del tamaño de una avispa, cuando te pica, te pega un castañazo aún más fuerte que el de la avispa, roncha aparte. Por suerte, en las ciudades no son muy habituales, y acostumbran a concentrarse en las zonas rurales, donde los grandes animales, sobre todo los caballos, tienden a atraerlos como si fueran la miel. Ahora, imagínese tener que soportar decenas de estos bichos, junto a moscas piconas y otros mosquitos, todos ellos sedientos de sangre día sí y día también; por muy dura que sea tu piel, al final la vida se te hace imposible. E igual que los domésticos, los salvajes.

En el caso de las cebras, lo que siempre ha atraído de ellas han sido sus curiosas rayas blancas y negras, las cuales han llevando de cráneo a los investigadores para adivinar cual era la finalidad de dicho "discretito" estampado. La teoría de que era para equivocar a sus enemigos parecía ser la que tenía más éxito -aunque tampoco tenía demasiado sentido " camuflarse" con unos colores tan llamativos- , pero en 2014, un equipo de investigadores de la Universidad de California llegó a una curiosa conclusión: eran para espantar a los tábanos y las moscas tse-tse. Pero... ¿cómo llegaron a semejante conclusión? La estadística y la geografía tenían mucho que decir en este asunto.

Conocido el serio problema que tenían los caballos y otros equinos en todo el mundo a cuenta de los tábanos, el equipo comandado por el biólogo norteamericano Tim Caro, se dedicó a cruzar los datos estadísticos entre las zonas del mundo con mayor concentración de moscas picadoras, y las zonas de mayor profusión de equinos salvajes rayados (subespecies de cebras, asnos y caballos). Los resultados fueron sorprendentes.

Efectivamente, el estudio dio como resultado que la gran mayoría de caballos con rayas se concentraban en las zonas más expuestas a las picaduras de grandes moscas, extrapolándose que los equinos salvajes de aquellas zonas habían desarrollado aquellos estampados como forma de evitar el picotazo continuo de aquellos insectos. Y es que, a una mayor proporción de picotazos, no solo era mayor la molestia, sino también la posibilidad de morir por el contagio de una enfermedad transmitida por esos molestos animales, por lo que la evolución ( ver El curioso trampantojo biológico de la pata de un caballo) se dirigió hacia la dirección en que las cebras se ahorraban un tanto por ciento importante de posibles picaduras mortales. No obstante... ¿cómo puede afectar el color del pelaje de las cebras en las moscas, aún sabiendo que el pelo es más corto que el pico del tábano?

Según estudios efectuados a posteriori con moscas y mosquitos, a parte de que se puedan sentir atraídos por nuestros cuerpos por el CO2 expelido con la respiración o por nuestro calor corporal, estos simpáticos amiguitos alados se ven atraídos en un primer momento por lo que ven. De esta forma, maniquíes de color marrón atraían a primera vista a los "chupópteros" hasta 10 veces más que sus homólogos rayados, por lo que se demostraría la eficacia del estampado del pelaje de las cebras para garantizar un mayor grado de supervivencia de la especie.

Así, que ya lo sabe, cuando en verano se sienta el foco de atracción de moscas, mosquitos y bichitos picadores varios, vístase a rayas blancas y negras para emular a las cebras. Igual no evitará que le dejen hecho un cristo (aunque yo he comprobado empíricamente que con ropas blancas, los mosquitos tigre atacan menos), pero siempre podrá decir que el " animal print " es tendencia: las rayas de las cebras lo demuestran y millones de años las avalan.


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