Revista Opinión
Durante meses he estado desarrollando el proyecto de una página ‘Octubre-Unión m.l.-UCCO’, cuyo contenido es documental, fundamentalmente. Ello quiere decir que se trata de un archivo de documentos originales, escritos entre 1970 y 1983 por militantes de una organización marxista leninista, a los cuales se ha añadido poquísima opinión actual. Muchos me han preguntado por las razones de sacar hoy a la luz aquellas experiencias de luchas antifranquistas, anticapitalistas y feministas, tintadas con sueños revolucionarios. La razón fundamental es que existieron, había documentos que mostraban particularidades diferenciales con otras propuestas políticas y había posibilidad de darlos a conocer públicamente a través de internet, y además eran desconocidos para curiosos, estudiosos e investigadores, como pude comprobar leyendo múltiples libros, tesis y estudios sobre aquellos tiempos, ya que nunca encontré referencia a un partido de los poquitos que lograron tener vida superior a los diez años, y publicaciones periódicas con cien números. Además, el proyecto era una forma de reconocimiento a cuantas personas participaron en aquellas luchas poniendo a su disposición una parte de su historia en forma de documentos. Algunos individuos pensaron que pretendía validar aquella forma de trabajar y las teorías que la sustentaban para su utilización actual. No es este el caso, al facilitar la documentación publicada solo pretendía dar a conocer aspectos de aquellos años del tardofranquismo y Transición reflejados en documentos y publicaciones hasta ahora desconocidas, y que por supuesto muestran retazos de la vida de aquella militancia autoconsiderada marxista leninista. Son quienes entren a estudiar los textos de aquellos tiempos y las prácticas que reflejan, los que juzgarán, aceptarán o rechazarán el todo o las partes de lo que se hizo entonces. Ni siquiera entre sus antiguos militantes hay acuerdo de que todo aquello que se hizo fuera lo más correcto, de hecho, si así pensaran, seguirían haciendo lo mismo, y no ha ocurrido eso. Han pasado treinta y cinco años desde su disolución, y la diversidad de sentimientos de la militancia que participó en aquella experiencia es grande, algunos reniegan de parte de ella, o de su totalidad, otros consideran que aquello estuvo bien, pero en aquel entonces, algunos abandonaron la militancia, otros se lanzaron a aventuras distintas trabajando en el movimiento feminista y movimientos sociales, o en grupos de trabajo para reivindicaciones locales… o entre los socialistas, o ecologistas, algunos en CCOO, en IU u otros grupos izquierdistas que pretenden construir el partido,… o en los círculos de Podemos.
En general no creo que las experiencias pasadas sean de mucha utilidad para los militantes actuales, las cosas han cambiado mucho en algunos aspectos, poco en otros, pero la vida enseña que los activistas en cada época prefieren fabricar directamente sus experiencias, lo cual no supone por mi parte aceptar que el pasado sea irrelevante. Tiene un cierto peso, al menos preserva la memoria para conocer y estudiar sin falsificar demasiado la historia de aquella España negra y dictatorial en la que mucha gente no movió un dedo por enterrarla.