Como todo el mundo sabe el viernes pasado Japón sufrió una de sus mayores catástrofes de su historia. Primero, el país fue sacudido por un terremoto de nivel 8,9 en la escala Ritcher para luego ser arrollado, todo el norte del país, por la imponente fuerza del agua con olas de más 10 metros, llamado tsunami.
Como casi todo el mundo ha podido ver en las imágenes que ha ofrecido la televisión, Internet y otros medios, barrios enteros han sido devastados por la fuerza del seísmo pero sobre todo por la fuerza del agua.
Esta situación ha provocado que las comunicaciones en el país estén siendo realmente complicadas ya que el suministro eléctrico se ha caído y los teléfonos fijos están inservibles.
¿Y cuál ha sido el medio de comunicación por excelencia?...las redes sociales, que en esta ocasión dejaron de ser una simple herramienta de marketing para convertirse en una herramienta de esperanza, de aliento, de apoyo para miles de japoneses que no podían contactar con sus familias, amigos o compañeros.
Gracias, sobre todo, a Facebook, Twiter y Mixi (red social japonesa) los japoneses podían dar a conocer su estado o su localización a sus allegados y contar al mundo la realidad de la situación que se estaba viviendo, se calcula que en los momentos posteriores a la catástrofe se sobrepasaron los 1.200 tweets por minuto provenientes de Tokio (y porque los medidores de Tweet o Meter no alcanzan a medir más, que si no, a saber hasta dónde se hubiese llegado).
A mi esta situación me ha producido una sensación/sentimiento de “cariño” hacia las redes sociales que antes ni se me había pasado por la cabeza ni mucho menos por el corazón.
En esta ocasión he visto a las redes sociales como un servicio social o punto de encuentro o de esperanza, ya que gracias a los mensajes en las distintas redes miles de personas (tanto en Japón como en el resto de países) habrán suspirado al conocer que su ser querido se encuentra a salvo.
Hoy estoy un poco sensible, debe ser, así que no voy a extenderme más, ya que sólo quería decir que las redes sociales han mostrado la parte más humana de lo que no deja de ser un negocio, claro está…
Y mi pregunta es: ¿no se podrían/deberían aprovechar más las redes sociales para fines sociales/humanitarios debido a la repercusión que tienen en la sociedad?
¡Todo mi cariño al pueblo japonés!