Revista Cultura y Ocio

Las reglas de la guerra. Prensa y conflictos armados

Por Lparmino @lparmino
Durante la ocupación de Bagdad un tanque del ejército norteamericano abrió fuego contra el

Las reglas de la guerra. Prensa y conflictos armados

Edificio del Oslobodonje, Sarajevo
Fotografía: Hedwig Klawuttke - Fuente

hotel Palestina. Era el centro de operaciones de la prensa internacional que cubría la invasión de Iraq. En la explosión murió el cámara de televisión José Couso. Este fue el punto de partida de un amplio movimiento que pretende que los militares responsables del disparo comparezcan ante la justicia española para rendir cuentas por lo que se considera un asesinato. A lo largo del año 2012 se estima que ciento veinte periodistas murieron en algún conflicto armado. Durante los periodos de confrontación bélica rige un llamado derecho humanitario internacional que reconoce al corresponsal de guerra, en el ejercicio de su labor informativa, la calidad de personal civil a todos los efectos. Sin embargo, cómo se puede exigir el respeto a la labor periodística en cualquier escenario sometido a una guerra cuando las partes enfrentadas consienten la sistemática violación de los derechos básicos de la población civil implicada en el conflicto. 
Jordi Pujol fue el primer periodista español muerto en el cerco de Sarajevo. Quizás su muerte

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Periodistas durante la Segunda Guerra Mundial
Fuente

pasó desapercibida en medio del marasmo de los miles de muertos civiles que ha contabilizado la capital bosnia como resultado del asedio a que fue sometida entre 1992 y 1995. Este no era más que el comienzo de una larga nómina de profesionales de la información muertos ejerciendo su actividad profesional en la ciudad durante la guerra.
Desde diversos medios se exige la redacción de una normativa jurídica internacional que contemple el papel de la prensa durante los conflictos armados, especialmente la protección del ejercicio profesional de este colectivo. Petición urgente considerando que en los últimos enfrentamientos bélicos las partes implicadas han comprendido el poder inmenso de los medios de comunicación y, muchas veces, han decidido convertir en objetivo prioritario a los profesionales de los medios de comunicación. Sin embargo, el derecho humanitario internacional es tajante respecto al deber de protección y respeto al periodista que cubre un conflicto bélico. Debe ser considerado en todo momento como personal civil y ser tratado en consecuencia, respetando prioritariamente su vida e integridad física y sus pertenencias. No puede, ni siquiera, hacerse una distinción entre los periodistas unilaterales (los que acuden a cubrir un conflicto de manera independiente) y los integrados (aquellos que se incorporan a una unidad militar y quedan sometidos, incluso, a lo que dispongan los superiores de esa unidad). Lo irónico de la cuestión radica, sin embargo, en la imposibilidad de hacer valer el derecho humanitario internacional en medio de un conflicto armado.El papel de la prensa durante la guerra de Bosnia (1992 – 1995) fue fundamental desde su

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Holiday Inn de Sarajevo
Fotografía: Jennifer Boyer - Fuente

gestación hasta su posterior e incompleta resolución.
Montse Armengou hace un amplio recorrido por las responsabilidades exigibles a los medios de comunicación serbios, croatas y bosnios como constructores del aparato ideológico que cimentó la guerra.
El asedio de Sarajevo y las miserias de una guerra anclada en el corazón de Europa se convirtió en asunto de interés mediático. El desinterés mostrado por los responsables de las políticas occidentales frente a la matanza bosnia era inverso a la espectacularidad de una guerra prácticamente transmitida en directo. La prensa en los conflictos bélicos ha sido una constante desde finales del XIX, sin embargo en Sarajevo convirtieron el drama cotidiano de una ciudad en un espectáculo e hicieron de la hipocresía un arma propagandística excelente, como sucedió con la llamada “operación Irma”. Los medios de comunicación occidentales, acantonados en el Holiday Inn de la avenida de los francotiradores disponían de un palco de primera fila para obtener las mejores instantáneas de una guerra desquiciada.A relativa distancia del hotel, en la misma avenida, mientras tanto, se fomentaba y crecía a pasos agigantados el mito del diario Oslobodonje. Las tropas serbias establecieron entre sus primeros objetivos el impresionante edificio que acogía las oficinas de este periódico. Sin embargo, las fuerzas de las armas y el terror no fueron capaces de acallar las voces de unos periodistas que, encerrados en los sótanos del ruinoso edificio, fueron capaces de sacar todos los días que duró el asedio, excepto uno de ellos, el periódico a las calles de Sarajevo.Luis Pérez Armiño

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