Un estudio de la Universidad de York y la Universidad de
Stanford investigo cómo el cerebro
responde a los patrones visuales en personas con autismo y encontró que las
respuestas sensoriales cambian entre la niñez y la edad adulta. Las personas
con autismo a menudo tienen sensibilidad a las luces brillantes y los sonidos
fuertes, así como una variedad de otras alteraciones y diferencias sensoriales.
Para el estudio, los investigadores pidieron a niños y adultos, con y sin
autismo, que observaran los patrones en una pantalla de computadora que parpadeaba
a tasas específicas. Luego midieron la forma en que las neuronas en el cerebro
del participante respondían a los patrones de parpadeo utilizando un
electroencefalograma. Algunas neuronas en las partes visuales del cerebro se
activaron con la misma frecuencia que los patrones parpadeantes, a cinco veces
por segundo, por ejemplo, mientras que otros tipos de neuronas respondieron a
dos veces esta frecuencia. En adultos con autismo, encontraron una reducción en
la actividad cerebral en frecuencia más
alta en comparación con los participantes de control. En los niños, las respuestas
fueron más bajas en ambas frecuencias. Esto sugiere que las diferencias
sensoriales pueden cambiar durante el desarrollo, quizás a través de algún proceso
de compensación o ajuste. Estos hallazgos permitirán que los estudios futuros
comprendan los mecanismos precisos involucrados en cómo se afecta la percepción
sensorial en el autismo y si la diferencia en las respuestas cerebrales entre
adultos y niños tiene algún impacto en la forma en que perciben los estímulos
visuales u otros estímulos sensoriales. La investigación aparece publicada en
la revista Proceedings of the Royal Society B .
Revista Salud y Bienestar
Un estudio de la Universidad de York y la Universidad de
Stanford investigo cómo el cerebro
responde a los patrones visuales en personas con autismo y encontró que las
respuestas sensoriales cambian entre la niñez y la edad adulta. Las personas
con autismo a menudo tienen sensibilidad a las luces brillantes y los sonidos
fuertes, así como una variedad de otras alteraciones y diferencias sensoriales.
Para el estudio, los investigadores pidieron a niños y adultos, con y sin
autismo, que observaran los patrones en una pantalla de computadora que parpadeaba
a tasas específicas. Luego midieron la forma en que las neuronas en el cerebro
del participante respondían a los patrones de parpadeo utilizando un
electroencefalograma. Algunas neuronas en las partes visuales del cerebro se
activaron con la misma frecuencia que los patrones parpadeantes, a cinco veces
por segundo, por ejemplo, mientras que otros tipos de neuronas respondieron a
dos veces esta frecuencia. En adultos con autismo, encontraron una reducción en
la actividad cerebral en frecuencia más
alta en comparación con los participantes de control. En los niños, las respuestas
fueron más bajas en ambas frecuencias. Esto sugiere que las diferencias
sensoriales pueden cambiar durante el desarrollo, quizás a través de algún proceso
de compensación o ajuste. Estos hallazgos permitirán que los estudios futuros
comprendan los mecanismos precisos involucrados en cómo se afecta la percepción
sensorial en el autismo y si la diferencia en las respuestas cerebrales entre
adultos y niños tiene algún impacto en la forma en que perciben los estímulos
visuales u otros estímulos sensoriales. La investigación aparece publicada en
la revista Proceedings of the Royal Society B .
