Revista Salud y Bienestar
Las revisiones del niño sano necesitan el doble de tiempo que las consultas de niños enfermos
Por Fat
Los dos primeros años de vida del niño requieren una especial atención asistencial y en ello se centran los programas de atención al niño, que han ayudado a situar a España entre los países con menor mortalidad infantil del mundo. Sin embargo, la evidente escasez de médicos pediatras ha llevado a estos especialistas a plantearse un rediseño de estos programas. Así lo han puesto de manifiesto en la mesa redonda sobre el niño sano desarrollada en el marco del 60 Congreso de la Asociación Española de Pediatría, que se ha celebrado en Valladolid.
Ningún pediatra pone en duda la necesidad de contar con este tipo de programas, ya que han permitido prevenir numerosas patologías, pero sí son conscientes del elevado porcentaje de recursos que consumen. Según el doctor Fernando Malmierca, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría (AEP), “una revisión del niño sano requiere alrededor de 15-20 minutos de consulta, lo que supone duplicar el tiempo en comparación con la atención al niño enfermo”. La exhaustividad está justificada “porque para poder alcanzar la efectividad en la detección precoz de patologías es necesario llevar a cabo un completo análisis”.
-La importancia de las revisiones
Gran parte de este problema también viene derivado de lo que algunos pediatrías denominan pediatrodependencia, es decir, la sobreutilización de la consulta. Y es que los programas de atención al niño sano han acostumbrado a los progenitores a derivar a la consulta del pediatra responsabilidades que pueden ser perfectamente asumidas por ellos. “Los padres deben saber distinguir cuando la consulta es realmente necesaria. Nosotros, por nuestra parte, debemos establecer un número de intervenciones básicas y fundamentales atendiendo a una cuestión organizativa de recursos y tiempo asistencial”, ha comentado el doctor Malmierca, quien estima que “hay muchas y diferentes propuestas sobre el numero de revisiones necesarias en los primeros dos años: por ejemplo, a los dos meses, a los cuatro, a los seis, a los doce, a los quince, a los dieciocho y a los dos años. Muchas de estas revisiones, además, coinciden con alguna vacunación para optimizar mejor los recursos”.
A juicio del doctor Malmierca, “la situación real de la especialidad obliga a replantearse este tipo de planes”, y es precisamente lo que se ha debatido durante la mesa redonda del 60º Congreso de la AEP, donde, además, se han buscado fórmulas para mejorar la coordinación con los profesionales de enfermería en la realización de estos programas. “En ciertas comunidades, las visitas se van alternando. Unas las hace solo el pediatra, otras solo la enfermera y otras, se hacen en conjunto. Es una práctica cada vez más común”.
-Marcadores en el niño sano
A falta de marcadores de riesgo adaptados al niño sano, los programas relativos a estos menores, incluyen actuaciones rutinarias que van desde cribados en el momento neonatal de patologías como el hipotiroidismo o la fibrosis quística, a consejos de salud para una alimentación saludable. Incluye, además, recomendaciones dirigidas a la prevención de accidentes, de hábitos tóxicos en adolescentes, de la obesidad y del sedentarismo excesivo así como para el cribado de problemas sociales-familiares-escolares
Además de las actividades sobre el niño sano, el doctor Malmierca añade que “un tiempo importante de las consultas programadas de los pediatras de atención primaria se dedica al seguimiento de patologías crónicas de niños cada vez más prevalentes como el trastorno por déficit de atención, la obesidad y el asma”.
Ningún pediatra pone en duda la necesidad de contar con este tipo de programas, ya que han permitido prevenir numerosas patologías, pero sí son conscientes del elevado porcentaje de recursos que consumen. Según el doctor Fernando Malmierca, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría (AEP), “una revisión del niño sano requiere alrededor de 15-20 minutos de consulta, lo que supone duplicar el tiempo en comparación con la atención al niño enfermo”. La exhaustividad está justificada “porque para poder alcanzar la efectividad en la detección precoz de patologías es necesario llevar a cabo un completo análisis”.
-La importancia de las revisiones
Gran parte de este problema también viene derivado de lo que algunos pediatrías denominan pediatrodependencia, es decir, la sobreutilización de la consulta. Y es que los programas de atención al niño sano han acostumbrado a los progenitores a derivar a la consulta del pediatra responsabilidades que pueden ser perfectamente asumidas por ellos. “Los padres deben saber distinguir cuando la consulta es realmente necesaria. Nosotros, por nuestra parte, debemos establecer un número de intervenciones básicas y fundamentales atendiendo a una cuestión organizativa de recursos y tiempo asistencial”, ha comentado el doctor Malmierca, quien estima que “hay muchas y diferentes propuestas sobre el numero de revisiones necesarias en los primeros dos años: por ejemplo, a los dos meses, a los cuatro, a los seis, a los doce, a los quince, a los dieciocho y a los dos años. Muchas de estas revisiones, además, coinciden con alguna vacunación para optimizar mejor los recursos”.
A juicio del doctor Malmierca, “la situación real de la especialidad obliga a replantearse este tipo de planes”, y es precisamente lo que se ha debatido durante la mesa redonda del 60º Congreso de la AEP, donde, además, se han buscado fórmulas para mejorar la coordinación con los profesionales de enfermería en la realización de estos programas. “En ciertas comunidades, las visitas se van alternando. Unas las hace solo el pediatra, otras solo la enfermera y otras, se hacen en conjunto. Es una práctica cada vez más común”.
-Marcadores en el niño sano
A falta de marcadores de riesgo adaptados al niño sano, los programas relativos a estos menores, incluyen actuaciones rutinarias que van desde cribados en el momento neonatal de patologías como el hipotiroidismo o la fibrosis quística, a consejos de salud para una alimentación saludable. Incluye, además, recomendaciones dirigidas a la prevención de accidentes, de hábitos tóxicos en adolescentes, de la obesidad y del sedentarismo excesivo así como para el cribado de problemas sociales-familiares-escolares
Además de las actividades sobre el niño sano, el doctor Malmierca añade que “un tiempo importante de las consultas programadas de los pediatras de atención primaria se dedica al seguimiento de patologías crónicas de niños cada vez más prevalentes como el trastorno por déficit de atención, la obesidad y el asma”.
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