A partir de la caída de Napoleón y su exilio primero a la Isla de Elba y luego definitivo a la Isla de Santa Elena, la Historia parece que tiene prisa por avanzar.
Así durante este período se dan tres clases de revoluciones: las que enfrentan a los Parlamentos con los Gobiernos por la supremacía legislativa, las que suponen la independencia de las colonias españolas en América y, por último, la Revolución industrial, que se diferencia de las anteriores en que es económica y no política.
Retrato de Carlos X de Francia con atuendo de coronación
De todas las revoluciones políticas que se producen por la supremacía legislativa, la más importante sin duda es la que enfrenta al último Rey Borbón de Francia, Carlos X, con el Parlamento. Después de la caída de Napoleón, se había coronado rey Luis XVIII, guardando el número correspondiente al desgraciado Delfín Luis, hijo de Luis XVI y María Antonieta. A su muerte sin hijos, le sucedió su hermano Carlos X, quien se había erigido durante la Revolución en uno de los símbolos más notorios de la Contrarrevolución, desde su exilio en el extranjero.
Mientras que Luis XVIII abogaba por el perdón a los revolucionarios, el partido encabezado por el todavía Conde Artois era partidario de su castigo.
Desde el comienzo de su reinado, sus partidarios recurrieron a métodos poco ortodoxos (libelo, fraude electoral, etc.) para intentar dominar a la Cámara legislativa, en poder de la burguesía liberal. Una vez coronado rey, entregó a su ministro, de Villéle, una serie de Leyes que quería aprobar, todas con un objetivo: abolir los logros (que quedaban) de la Revolución: la devolución de los mayorazgos, la punición del sacrilegio o la supresión o reducción de determinados derechos al “Tercer Estado” en beneficio de la nobleza y la iglesia.
Jean Baptiste Gay, vizconde de Martignac (Photo credit: Wikipedia)
De Villéle perdió las elecciones de 1827, debiendo constituir gobierno de Martignac, más moderado y a quien el rey odiaba tanto que conspiró contra él hasta su dimisión. En las nuevas elecciones los partidarios del rey no controlan ya las Cámaras, pero el rey nombra a un partidario suyo como Jefe de Gobierno, Polignac, que, como dicen las abuelas, era más tonto que una silla. Además, el hecho de haber perdido a Chateaubriand disminuyó mucho el apoyo del partido pro-monárquico.
En el discurso de inauguración de la legislatura, el rey hizo una loa de sí mismo, algo que no gustó nada a las Cámaras. Convencido del poco apoyo popular procedió a publicar las Ordenanzas de Julio de 1830, que eran una serie de Decretos y que incorporaban entre otras medidas:
- Suspensión de la Libertad de Prensa
- Nuevos Consejeros de Estado
- Disolución de la Cámara de Diputados
- Número reducido de Diputados en las futuras Cámaras
- Reunión de nuevos Colegios Electorales para septiembre de ese mismo año
- Cancelación del derecho de enmienda de los diputados
- Exclusión de la burguesía de las nuevas elecciones.
La libertad guiando al pueblo, Delacroix (Photo credit: Wikipedia)
Dichas medidas constituían simplemente una vuelta al Antiguo Régimen. El rechazo generalizado de la población daría lugar a la Revolución de Julio que terminaría con la entronización de Luis Felipe de Orleans.
Luis Felipe de Orleans, rey de Francia desde 1830 hasta 1848
El nuevo Rey era hijo de Luis Felipe José de Orleans, apodado Ciudadano Igualdad o Felipe Igualdad, Príncipe de Orleans, que fue partidario de la Revolución de 1782, pero eso no impidió que fuera guillotinado el 6 de noviembre de 1793. Su condena a muerte fue decretada a pesar de que votó a favor de la de su primo, Luis XVI.
Luis Felipe es también abuelo de María de las Mercedes de Orleans, a través de su hijo, el Duque de Montpensier. María de las Mercedes es la primera esposa de Alfonso XII, rey de España.