A pesar de que es anterior a la de 1830, sin embargo, con una situación de inicio muy semejante, el devenir de ambas va a ser el opuesto.
Francisco de Goya y Lucientes – Gaspar Melchor de Jovellanos – WGA10029 (Photo credit: Wikipedia)
En España, a finales del siglo XVIII, había un movimiento ilustrado importante, encabezado por autores y pensadores como Jovellanos. Abogado de profesión, su abilidad e integridad fueron las causas de que se le nombrara juez y después miembro del Consejo de las Órdenes Militares. A instancias de la Sociedad de Amigos del País, de la que es miembro, realiza un trabajo fundamental, Informe en el expediente de la Ley Agraria, publicado en 1785.
Castillo de Bellver, Palma de Mallorca, Islas Baleares, España. (Photo credit: Wikipedia)
Su amigo Francisco de Cabarrús, de origen francés, cae en desgracia por la Revolución francesa y él le defiende ante Floridablanca, lo que precipita la pérdida del favor real por parte del ilustrado. Pero, Cabarrús, convertido en una importante figura dentro de la Corte de Godoy, convence a este para que lo nombre Ministro de Gracia y Justicia. Sin embargo, acaba volviendo a Gijón, su ciudad natal, por estar en desacuerdo con el favorito del rey (y de la reina María Luisa de Parma) en cuestiones políticas. Sufrió prisión en el Castillo de Bellver (Mallorca) a partir de 1801. La Guerra de la Independencia le puso en libertad, siendo parte fundamental de la Junta Central Suprema. Pero el avance de las tropas francesas hizo que huyera, muriendo en Paredes de Nava.
La familia de Carlos IV (detalle) por Francisco de Goya y Lucientes(Photo credit: Wikipedia)
Su vida es realmente un reflejo de lo que supuso el reinado de Carlos IV y su posterior abdicación en 1804 en Bayona, donde Napoleón, que ese mismo año era coronado emperador, convertía, posteriormente, en rey de España a su hermano José (apodado Pepe Botella por su afición a la bebida y el rey plazuelas por la cantidad de ellas que hizo en Madrid, incluida la Plaza de Oriente).
Carlos IV, más interesado en arreglar relojes que en política, era un ferviente admirador de Godoy, que ni era brillante ni siquiera tenía inteligencia para entender algo más que su propia ambición. Ninguno de los dos eran rivales para Napoleón, como se vio en Bayona.
Godoy, un militar de origen extremeño, llegó a Madrid en 1784 y en 1788 ya era el favorito de Carlos IV y de su esposa María Luisa, que ese mismo año serían coronados como tales, a la muerte del padre del primero de ellos, Carlos III. El mismo Floridablanca le acusó de mantener una relación adúltera con la reina. Además, Godoy vivía con su amante, Pepita Tudó, a la que se le nombró primera condesa de Castillo Fiel y primera vizcondesa de Rocafuerte y con quien tuvo dos hijos. A pesar de la anteriores relaciones, en 1797, Godoy se casó con la Condesita de Chinchón. A la muerte de ésta y ya en el exilio en Francia, Godoy contraería matrimonio con Pepita Tudó.
Hay que reconocer que era difícil ser el adversario de Napoleón, pero también es cierto que Godoy cometió distintos errores de bulto: la derrota de Trafalgar (1805) respondió a una continuación de los pactos de familia existentes cuando la familia Borbón reinaba en Francia y en España, pero que no tenía ningún sentido cuando Francia estaba gobernada por Napoleón y España lo estaba por Carlos IV.
Pero sin duda, el peor error fue el de acordar con Napoleón que sus tropas podían atravesar suelo español para invadir Portugal. Un acuerdo que conduciría directamente a la invasión francesa de suelo español y a la Guerra de la Independencia.
El 2 de mayo de 1808: La Carga de los Mamelucos, por Francisco de Goya (1814). (Photo credit: Wikipedia)
Con posterioridad, la misma Guerra convirtió a su heredero, Fernando, en el Deseado, siendo el ejemplo más preclaro del refrán: ten cuidado con lo que deseas porque se puede cumplir.
¿Qué más se puede hacer? (Photo credit: Wikipedia)
La guerra fue cruenta como retrató Goya en la serie Los Desastres de la Guerra, pero desde el punto de vista histórico, las consecuencias de la guerra fueron:
a) el pueblo español se acostumbró a vivir en una situación de semi-guerrilla o de guerrilla que imposibilitarían o si no, dificultarían llevar una vida normal en las próximas décadas, algo que la inseguridad política acrecentaría.
b) la independencia de las colonias americanas, que vieron que no se les gobernaba desde la metrópoli por lo que podían gobernarse por sí mismas, cuestión en la que incidiremos más adelante.
c) la redacción, por parte de los ilustrados, de la Constitución española, aprobada en Cádiz en 1812, bajo los principios de legalidad, igualdad y universalidad de la Ley (con las restricciones habituales en la época), representación legislativa, etc.
Fernando VII ante un campamento. Óleo sobre lienzo, 207 × 140 cm. Madrid, Museo del Prado. (Photo credit: Wikipedia)
Al término de la Guerra, se produce la restauración borbónica, basada en el absolutismo de Fernando VII, que, ahora ya rey, se opone a jurar la constitución porque considera que su soberanía real no puede estar limitada por una Constitución aprobada por la Nación.
Esto produce el exilio o la persecución de los liberales, la reinstauración de la Inquisición, la censura, etc. hasta el pronunciamiento de Riego en 1820. Sin embargo, en un caso claro de injerencia en la soberanía de otro estado, un ejército francés, llamado De los Cien Mil Hijos de San Luis, invade España y reinstaura el absolutismo, con la aquiescencia, desde luego, de Fernando VII.
Durante todo este período, la relación de España con las colonias americanas había sido desastrosa, tanto por los problemas políticos en la metrópoli, como por la distancia. Inglaterra, por su parte, quería devolver a España el “favor” que ésta había prestado a los colonos ingleses en los EEUU para que se independizaran, así que les prestó su ayuda desinteresada. Fernando VII además no era desde luego una lumbrera, así que no diseñó una estrategia continuada para mantener a las colonias dentro de su ámbito de influencia.
Por supuesto, las ideas derivadas tanto de la Revolución americana como de la Revolución francesa influyeron en la sociedad de las colonias americanas, que consideraron que, si careciendo de un gobierno que administrara sus asuntos desde la metrópoli por la invasión napoleónica podían gobernarse, no era necesario seguir ligados a ella.
Fundamentalmente, los criollos no eran partidarios de continuar sometidos a la metrópoli y eran más que contrarios a seguir sometidos al poder de ésta. Así fueron surgiendo distintos “libertadores” por todo el continente: Bolívar en Venezuela, José de San Martín en Perú, O’Higgins en Chile, etc. En la práctica, los Libertadores pertenecían a la burguesía, descendían de emigrantes europeos, habían sido educados en Europa en las ideas de la Ilustración y eran partidarios de un gobierno democrático. Pero, una vez independientes, los países sudamericanos no han sabido realizar el sueño de estos ilustrados, como sí pasó con EEUU, cuya influencia no se empieza a sentir en el continente hasta finales del siglo XIX.
En España, mientras, del cuarto matrimonio de Fernando VII con su cuarta esposa, María Cristina de Borbón, nacieron sus únicas dos hijas: Isabel (luego reina con el nombre de Isabel II) y Luisa Fernanda, casada con el duque de Montpensier, hijo de Luis Felipe de Orleans. Aunque se había derogado la Ley Sálica, los partidarios del absolutismo consideraron que no podía reinar Isabel y apoyaron las reivindicaciones del trono por parte del Infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, dando lugar así a una de las constantes durante el siglo XIX español: las guerras carlistas.