Revista Cultura y Ocio

Las risas no dejan espacio al silencio en el espectáculo de Luis Piedrahita

Publicado el 06 septiembre 2012 por Ruta42 @ruta42

Las risas no dejan espacio al silencio en el espectáculo de Luis Piedrahita

Dicen que en tiempos de crisis, el pesimismo se extiende por la sociedad. El mejor antídoto para combatirlo es la risa, y Luis Piedrahita consiguió que durante una hora y media en su espectáculo de monólogos “¿Por qué los mayores construyen columpios siempre encima de un charco?”, el público del Teatro Zorrilla de Valladolid solo tuviese ganas de reír y no parar de hacerlo.

Las caras de alegría ya se empiezan a ver en la cola esperando a entrar en la sala y se intensifican en el momento en el que el humorista sale al escenario única y exclusivamente con un telón rojo de fondo. ¿Pero es que acaso necesita algo más? El humor desnudo, cercano y sencillo de Luis Piedrahita es lo que encandila al público, un humor sin acompañamientos, porque el cómico solo necesita su gran ingenio para sacar las carcajadas de todos los presentes.

Su apariencia tranquila y pacífica acompañada de graciosos movimientos y la escenificación de todo lo que va contando hacen que el show sea rendondo, risas de principio a fin, risas en los silencios y aplausos durante todo el espectáculo.

Cualquier persona del público, pudo comprobar que todos los de su alrededor estaban contentos a la par que atónitos por los temas que sacaba a la palestra el humorista. Temas de lo más cotidianos, con los que todos los presentes se identifican. Con un lenguaje sencillo que, incluso con la expresión más usada y escuchada en la calle, despierta multitud de risas, pero también con expresiones tan personales como inexistentes.

En definitiva, un gran espectáculo que no es más que la grandeza de un buen cómico que parece conocer a la perfección al público español, que sabe hacerle reír simplemente con subirse las gafas con el micrófono, con un andar peculiar, con una cara pensativa, con un cambio de voces, y que ante todo, hace que merezca la pena pagar un precio por un rato en una burbuja ajena al movimiento de la sociedad, que nadie quiere que se rompa, o lo que es lo mismo, que se apaguen las luces del escenario y caiga el telón.

Las risas no dejan espacio al silencio en el espectáculo de Luis Piedrahita

Ana Bueno

Estudiante de 2º de periodismo en Valladolid. Curiosa por naturaleza y viajante por devoción.

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