«Mi nombre es Svetlana Alilúyeva. Nací el 28 de febrero de 1926. Mi padre murió en 1953. Se llamaba Iósif Stalin.»
Cubierta de: Las rosas de Stalin
Entrevistar a Monika Zgustova es un gusto. Habla despacio, con prosa suave y a cualquier pregunta sobre Svetlana, sobre su familia, sobre sus amores o sobre ella la responde con una gran rapidez conocedora a fondo de la que fue hija de “un monstruo moral”, como definió a su padre en una entrevista en los Estados Unidos. Y como muestra vale un botón, está lo que le pasó al primer novio de Svetlana, Aleksei Kapler un cineasta judio. Cuando su padre se enteró de la relación, mandó al novio al terrible campo de concentración de Vorkutá, en el Círculo Polar Ártico. Otro gran disgusto que marcó su futuro fue cunado se enteró de que su adorada madre, Nadezhda Allilúyeva, segunda esposa de Stalin, no había muerto de forma natural como le habían contado, sino que se había suicidado, se pegó un tiro en 1932, desesperada ante el maltrato de Stalin. La versión oficial soviética aseguraba que había fallecido de apendicitis.
Svetlana Allilúyeva
Y comenzaron mis preguntas, y la primera es muy clásica:
¿Cual fue el origen de la novela?
El origen de Las rosas de Stalin hay que situarlo en Nueva York. Paseando por la calle me detuve delante de una mesa con libros perteneciente a una librería de viejo, y vi que tenía en la mesa dos autobiografías de Svetlana. Compré uno de los ejemplares que leería en el avión de regreso a Europa. Cuando comencé a leerlo, no pude parar hasta terminarlo.
Al cabo de mes y medio aproximadamente escucho la noticia de que Svetlana acababa de morir. Era el mes de noviembre del año 2011.
Al haber leído su autobiografía tenía unos conocimientos previos sobre ella y escribí algunos artículos en la prensa, y me di cuenta de que podía escribir una novela. Preferí la novela a la biografía porque esta sería demasiado impersonal, y yo quería escribir algo muy personal, como desde el interior de ella, y además no me interesaba toda su vida. Me interesaba, evidentemente, la convivencia con su padre; pero sobre todo me interesaba como una persona como ella habría llevado el exilio.
Svetlana se exilió a través de la India a Estados Unidos en 1967; y mis padres, con sus hijos, incluida yo, hicieron lo mismo unos siete años más tarde: Ir de Checoslovaquia a Estados Unidos a través de la embajada en Nueva Delhi.
¿Como definirías a Svetlana?
Svetlana es una persona muy difícil de definir porque tenía muchas caras y muchas identidades, hoy diríamos que es una persona bipolar. Una persona que no sabe lo que quiere con una personalidad muy débil, con una falta enorme de cariño, de amor, de seguridad, de familia…
A lo largo de su vida tuvo tres nombres; cuatro maridos, tres hijos de padres diferentes y protagonizó tres huidas difíciles. Cuando se fue a Nueva Delhi para llevar las cenizas del que fue el gran amor de su vida, el comunista indio Brayesh Singh, con el que las autoridades soviéticas no le habían permitido casarse, Svetlana se despidió de su hijo Josif, de 22 años, y de su hija Katia, de 17. Con el chico se reencontró 17 años después, a Katia no la volvió a ver en la vida.
Svetlana solo fue feliz en dos ocasiones: de niña, cuando vivía su madre y su padre la quería; y sus años de convivencia con el indio Brayesh Singh, un hombre mucho mayor que ella, un segundo padre.
Svetlana llego a los Estados Unidos en el momento álgido de la guerra fría, y Svetlana se convirtió en uno de los principales objetivos para los servicios secretos norteamericanos y soviéticos. ¿Era una traidora al sueño comunista? ¿O una espía enviada por Moscú bajo la apariencia de una mujer desquiciada? ¿Cómo iba la CIA a dejar pasar un testimonio tan abrumador de denuncia del régimen soviético sin utilizarlo a su conveniencia? En vez de la libertad, Svetlana es sometida a nuevas formas de vigilancia. A pesar de todo, en Estados Unidos se hizo rica con su famoso libro Veinte cartas a un amigo. Pero cada vez que lograba la estabilidad algo venía a perturbarla cuando no era ella misma. Su vida fue siempre una lucha para huir de la sombra de su padre y de los fantasmas del pasado hasta su muerte el 22 de noviembre de 2011 en Wisconsin.
Monika Zgustova nos presenta aquí una novela original, emocionante y llena de giros inesperados.
Con Mónika Zgustova
La autora:
Monika Zgustova aunque nacida en Praga el 22 de marzo de 1957, reside desde los años ochenta en España. Traductora, escritora y periodista (colabora con El País-Opinión, entre otros periódicos, nacionales e internacionales), tiene en su haber sesenta traducciones del checo y del ruso, de Bohumil Hrabal, Jaroslav Hasek, Václav Havel, Milan Kundera, Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, entre otros, por las que ha recibido el premio Ciudad de Barcelona y el premio Ángel Crespo. Es autora de seis novelas entre las que destaca La mujer silenciosa, aclamada entre las mejores novelas del 2005, Jardín de invierno, muy elogiada por la crítica y La noche de Valia, premio Amat-Piniella 2014 a la mejor novela del año. Su obra se ha traducido a nueve idiomas, entre ellos inglés y alemán, con cuatro de sus novelas publicadas en Estados Unidos. Ha estrenado dos obras de teatro.
El libro:
Las rosas de Stalin ha sido publicado por la Editorial Galaxia Gutenberg. Ecuadernado en tapa dura con sobrecubierta, tiene 335 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo un vídeo muy interesante sobre la vida de la hija de Stalin, Svetlana Allilúyeva.
Para saber más:
Svetlana en la Wikipedia, en inglés
http://www.monikazgustova.com/ (web oficial de la autora)
Svetlana Alilúyeva durante una rueda de prensa que dio a los medios el 27 de abril de 1967 en Nueva York
Svetlana junto a su padre y su hermano Vasily
Iósif Stalin junto a su hija Svetlana, en 1935