Revista Coaching

Las rosas malditas

Por Raúl Amo @amoelreto

 

Hoy me he permitido llamar a la niña que llevo dentro, esa que nunca he perdido, ni quiero perder.
Leedme con alma de niño, con el corazón abierto a la esperanza, con ilusión, leedme como leíais de pequeños esos cuentos que os hacía soñar…
 

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En el bosque de los elfos crecían las rosas malditas, se escondían entre las demás, su aroma era indescriptible, sus pétalos los más suaves, su belleza incalculable, pero sus espinas llevaban el veneno de la muerte élfica, si pinchaban su piel inmortal les provocaba el sueño eterno.

Ander había aprendido desde pequeño a no acercarse al rosal, pero a veces lo miraba embelesado, las rosas malditas emanaban ese olor irresistible…

Una tarde que iba a buscar a sus amigos pensó que por mirarlas no pasaba nada… recordaba que su primo dijo que las había visto de cerca, aunque en el fondo sabía que casi nunca decía la verdad decidió ser valiente…

Lo que no sabía el joven elfo es que una vez en el rosal era imposible resistirse a las rosas..

Al notar el pinchazo Jonder supo que se había equivocado…

Antes de dormirse recordó lo que les habían enseñado en la escuela.. para despertar necesitaba…

Una lágrima de sirena… polvo de unicornio.. no.. de cuerno.. y una cuerda de algo de que era la cuerd…

Así lo encontró Zenar, intentó despertarle, con la ilusión de que simplemente se hubiera quedado dormido, pero enseguida vio los pinchazos, tenía que darse prisa, ella era la primera de la clase y sabía lo que tenía que buscar… también sabía que solo tenía siete días para hacerlo, si no lo conseguía su amado Jonder dormiría para siempre…

Menos mal que tenía una amiga sirena, pero sacarle una lágrima era otra cuestión, en eso iba pensando Zenar camino del mar…

Tenía la caracola que un día le dio Califar la sirena para que la llamara siempre que quisiera verla, aspiro desesperada por verla aparecer.

  • Niña.. que prisas.. ¿Porque lloras?
  • Jonder… las rosas malditas…

La sirena al ver a la niña tan triste se emociono y una lágrima cristalina escapo de sus ojos azules mar. Zenar sacó una cajita para guardarla, su corazón se alegró por tener el primer ingrediente.

No podía perder tiempo, le quedaba un largo camino hasta el monte de los unicornios, por el camino iba pensando en la mejor manera de conseguir el polvo de un cuerno.

Los elfos no solían acercarse a los hermosos animales porque su magia solía debilitarlos, pero no quedaba más remedio si quería salvar a Jonder.

Al llegar al pie del monte divisó un hermoso unicornio, durante unos minutos olvidó que hacía allí, tan bello era, tan hermosas vibraciones emanaban de su cuerpo que parecía que el mundo se había parado.

Mientras se acercaba el ser mágico, la joven elfa pensaba en como pedirle lo que necesitaba, pero los unicornios leen el pensamiento de los elfos, tan angustiada estaba que no recordaba una de las primeras cosas que les enseñaban en la escuela.

De pronto escuchó una voz en su mente:

  • Zenar, acércate, yo no puedo darte lo que quieres, tendrás que pedirselo al hada de los conjuros élficos, ella puede tocar mi cuerno y recoger ese polvo…
  • Pero… no tengo tiempo.. no lo tengo…

  • ¿Recuerdas como conjurarla?

  • Las palabras eran… Zenar se concentro. HADUM ELFIR MENTOR PRENDIS

  • En ese momento apareció un hada luminosa, que acercándose al unicornio, recogió unas motas minusculas y transparentes.

    Ya habían pasado tres días y necesitaba aún la cuerda de violín del mago de la musicalidad.

    Tenía que adentrarse más hacía el sur lo que significaba que necesitaría otros tres días para volver a casa, la angustia empezaba a corroer el corazón de Zenar, pero su amor por Jonder era fuerte y aunque sabía que él no debería haberse acercado a las rosas, no quería que pagara por su error un precio tan alto, tenía que salvarlo y demostrarle que ella siempre estaría a su lado.

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    El mago de la musicalidad tenía su hogar en un campo de flores de cristal, el aire al atravesarlas creaba sonidos imposibles, armoniosos y serenos, la música se respiraba, se olía y hasta se tocaba.

    Al llegar su corazón se envolvió de notas, la alegría, la tristeza y la nostalgia se mezclaron y era casi imposible de soportar.

    El mago estaba sentado entre unas margaritas de cristal azul, levanto su mirada y de repente la música se convirtió en un bálsamo calmante, en un abrazo tranquilizador.

    • Mago… necesito una cuerda de tu violín, sé que te pido mucho pero es para salvar a un elfo al que amo.

    La notas volvieron a trocarse en otra emoción, esta vez Zenar pudo sentir toda la fuerza del amor que sentía.

    • Te daré la cuerda de mi violín, pero tienes que darme algo a cambio.
  • ¿Que quieres?

  • La voz de la elfa salio distorsionada, temía lo que pudiera pedirle pero no dudo un momento en que fuera lo que fuera se desprendería de ello.

    • Vas a darme un cabello, necesito ese ingrediente para componer la más eterna historia de amor ,tu cabello le dará la lealtad, la entrega y la pasión que necesita.

    Zenar le dio encantada su cabello y el mago con un suspiro lleno de emoción arranco una cuerda a su violin y se la entrego.

    Zenar tenía poco tiempo..

    Camino tres días sin comer ni dormir, la mirada fija en el camino…

    Solo quedaban tres horas cuando vio su aldea a lo lejos, sacó fuerzas de donde no había y corrió desesperada.

    Al llegar vio que ya iban a meter a Jonder en la capsula de la muerte elfica.

    -Noooooo

    Empujó a todos los que estaban silenciosos contemplando la triste ceremonia y llegó hasta el altar.

    La gran sacerdotisa levanto la mirada y la vio.

    • Zenar!! ¿Como te atreves a interrumpirme?
  • Gran sacerdotisa.. puedo despertarle… dejeme, ¡Se lo suplico!

  • Es imposible.. haría falta…

  • Entonces todos vieron incrédulos como Zenar sacaba de su mochila tres paquetitos en ellos estaba la lágrima de sirena, el polvo de cuerno de unicornio y lo más complicado la cuerda de violín.

    Ningún elfo había nunca intentado conseguirlo, era de esas cosas que todos daban por imposibles.

    Pero Zenar con su amor había conseguido lo que nadie había intentado.

    Jonder despertó y toda la aldea aprendio una valiosa lección.

    EL AMOR PUEDE CONVERTIR LO IMPOSIBLE EN REALIDAD.

     


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