Las salamandras son anfibios urodelos que normalmente se encuentran en zonas con un elevado grado de humedad, muchas veces dentro de bosques umbríos cubiertos de musgo. Pero toda regla tiene su excepción y en el caso de las salamandras, las poblaciones que habitan en la ciudad de Oviedo, de las que ya os he hablado muchas veces, son una de ellas.
La mayoría de estas poblaciones urbanas se encuentran en pequeños jardines rodeados de muros de piedra o cemento que les proporcionan los refugios de los que salen al llegar la noche y donde permanecen escondidas los días más fríos del invierno y los más calurosos del verano.
Pero no todas estas poblaciones son así. Seguramente, la población más singular de todas sea la que se encuentra en el Cementerio de los Peregrinos de la Catedral de Oviedo, un pequeño patio de poco más de 100 metros cuadrados situado entre la Cámara Santa y el Monasterio de San Vicente, donde actualmente se ubica el Museo Arqueológico de Asturias.
Este lugar, cuya construcción se ha datado en el siglo IX, durante el reinado de Alfonso II, ha sufrido importantes alteraciones durante todo este tiempo. La más importante de todas ellas fue el bombardeo de 1934, que destruyó la cámara santa y parte de los muros que la rodeaban. Desde entonces, este espacio ha cambiado mucho y se han sucedido las obras de restauración del mismo, que han supuesto la reconstrucción de los muros y el consiguiente rejunteado de muchos de ellos. Asimismo, en la última intervención, finalizada hace escasamente un año, se sustituyó la superficie de hierba del patio por una de grava y se pavimentó parte del mismo.
Conocíamos desde hace tiempo varias referencias a la presencia de salamandras en este lugar, pero a principios de este año hicimos la primera visita cuando las obras estaban a punto de concluir. Cuando llegamos y vimos el aspecto del patio, lo que menos podíamos esperar era que hubiera sobrevivido alguna salamandra, así que sin demasiadas esperanzas nos pusimos a buscar entre las pocas grietas que aún quedaban en los muros. Y ante nuestros ojos apareció una de ellas, una hembra adulta que sin demasiada prisa se escondió de nuevo en su refugio. ¡¡Allí estaban!!
Os recomiendo que veáis este vídeo, grabado por Guillermo Velo-Antón, que filmó ese mismo día y en el que se puede apreciar la singularidad de este lugar, donde lo último que esperaríais encontraros sería una salamandra.
Esta pequeña población de salamandras, que vive completamente aislada del resto de poblaciones de la ciudad, son una muestra de la capacidad de adaptación de muchos animales para sobrevivir en los ambientes más hostiles que nos podamos imaginar. Ojalá puedan seguir aquí durante muchos siglos más.
NOTA: si queréis ver el vídeo en HD y en pantalla grande, sólo tenéis que hacer click sobre la palabra vimeo y una vez que se abra la ventana volved a hacer click sobre las cuatro flechitas de la barra inferior a la derecha.