Natrium phos:
el fosfato sódico se utiliza para regular el metabolismo y además posee un
efecto purgante y controla el exceso de acidez. Es ideal para cuando hay
tendencia al aumento de peso o cuando se produce la acumulación de ácido úrico.
Natrium sulfuricum:
el sulfato sódico expulsa los líquidos que se exceden del organismo, además
reduce el agua que absorbe el intestino grueso y actúa como un purificador o un
desintoxicante indirecto. Ayuda en caso de sufrir trastornos en el páncreas, la
vesícula o los intestinos.
Silicea:
el dióxido de silicio estiliza el cabello, la piel, las uñas y contribuye a la
elasticidad y firmeza de los mismos. Además favorece la fijación del calcio en
los huesos y se emplea junto con otras sales para el tratamiento contra la
osteoporosis.
Calcium sulfuricum:
el sulfato de calcio está presente naturalmente en todos los cartílagos y
también forma parte de los aminoácidos. Esta sal ayuda a estimular las células
que segregan hormonas y enzimas por lo que activa la rápida curación de heridas.
Está indicada en el tratamiento de las alergias de la piel y en la inflamación
del aparato urinario.