Revista Medio Ambiente

Las señales de la primavera

Por Davidalvarez
A pesar de que las últimas nevadas nos pueden hacer pensar que aun estamos en pleno invierno, lo cierto es que la primavera ya ha entrado con fuerza. No hace falta fijarse en los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, que fijaban para las 12:02 de ayer el inicio oficial de la nueva estación, sólo con salir al campo y abrir los ojos y los oídos nos daremos cuenta de que hacía varias semanas que la primavera estaba llamando a la puerta.
Las señales de la primavera
Las yemas de muchos árboles, como los sauces, ya se han abierto hace días dejando ver sus inflorescencias. Y las hojas de muchos árboles han empezado a aparecer, aunque las de otras especies aun tardarán más de un mes en cubrir las ramas, sobre todo en zonas altas.
Las señales de la primaveraCurvas de fotoperiodo. Tomado de Farias y colaboradores.
En nuestras latitudes, al contrario que en el trópico, los cambios en el fotoperiodo, que podríamos definir de una forma sencilla como la relación entre horas de día y horas de noche, son los que desencadenan los cambios fisiológicos que condicionan las distintas fases vitales de la mayoría de los seres vivos (hibernación, reproducción, latencia, etc.). En el caso de las plantas, esa longitud relativa del día y la noche es la que determina el momento de floración
Las señales de la primavera
Pero además de las plantas, muchos animales han cambiado su comportamiento al aumentar las horas de luz diurna. Aunque en estas fechas aun se pueden encontrar algunas aves invernantes entre nosotros, muchas de ellas han empezado a mudar su plumaje y ya se preparan para realizar el viaje inverso al que realizaron hace unos meses hacia los lugares de reproducción. Por otra parte, algunas especies residentes, como los buitres o los cormoranes moñudos hace varias semanas que ya realizaron la puesta y otras especies, como algunos paseriformes, ya cantan para atraer a las hembras y han empezado a construir sus nidos. Muchas de ellas sólo tendrán una oportunidad para reproducirse y no hay tiempo que perder.
No hace falta mirar el calendario para darse cuenta del cambio de las estaciones, sólo hay que fijarse un poco en las pistas que nos dan los seres vivos que tenemos a nuestro alrededor.

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