Revista Cine

Las series españolas de 2024: Parte 8

Publicado el 13 septiembre 2024 por Enprimera
Los festivales de cine que tradicionalmente habían renegado del formato de series, se han convertido ahora en las principales plataformas de promoción al comienzo de la temporada. Desde que Movistar Plus+ impulsó su producción propia en 2018, el Festival de San Sebastián ha sido una importante plataforma para sus series, y este año estrenará Querer (Movistar Plus+, 2024), de Alauda Ruiz de Azúa, y Celeste (Movistar Plus+, 2024) de Diego San José, además de Yo, adicto (Disney+, 2024), de Javier Giner, la primera serie no producida por Movistar que estrena San Sebastián desde Patria (Max, 2020). El Festival de Sitges incluirá en su programación las españolas Invisibles (Disney+, 2024) y Hay algo en el bosque (Dark, 2024), así como el reestreno de la miniserie The Stand (Apocalipsis) (1994, ABC), con la presencia de Mick Garris y Mike Flanagan, y una proyección especial de las dos temporadas de la cancelada 30 monedas (Max, 2020-2023), de Álex de la Iglesia. Y la Semana de Cine de Valladolid ofrecerá el estreno de Los años nuevos (Movistar Plus+, 2024), de Rodrigo Sorogoyen. 

Precisamente este año Serielizados Fest inaugura una Sección Oficial Nacional en la que competirán series españolas como la mencionada Yo, adicto (Disney+, 2024) que inaugura el festival el 14 de octubre; el eco-thriller rural Delta (3Cat, 2024); el drama juvenil Dieciocho (RTVE Play, 2024) y el thriller con toques de comedia Celeste (Movistar Plus+, 2024). Se incluye en su programación asimismo el primer episodio de la docuserie El minuto heroico: Yo también dejé el Opus Dei (Max, 2024), producida por The MediaPro Studio, que llegará a principios de 2025. En la nueva tanda de títulos que ha dado a conocer Serielizados Fest esta misma semana, se incluyen también las presentaciones especiales de Zorro (Paramount+/France tv, 2024), la versión francesa del héroe enmascarado protagonizada por Jean Dujardin que tiende más hacia el humor, y que se acaba de estrenar en Francia con críticas tibias. El festival presencial también estrenará Twisted metal (AXN, 2023), una irregular adaptación del videojuego que finalmente llega a España a través de AXN. Entre las series internacionales se ha anunciado la presentación de las británicas The jetty (BBC, 2024), un thriller poco interesante sobre la misoginia que pretende ser más profundo de lo que es, y Big mood (Channel 4, 2024), una comedia en torno a la amistad entre dos amigas que acaba cayendo en los tópicos sobre la salud mental. Más interesantes son la docuserie argentina Releyendo Mafalda (Disney+, 2023), que compitió en Canneseries '23 y ofrece un recorrido por las implicaciones sociales de este personaje, con intervenciones de dibujantes y cineastas como Santiago Segura; y la excelente serie franco-suiza Ceux qui rougissent (RTS/Arte, 2024), que ganó el premio como Mejor Serie de Formato Corto en Séries Mania '24. Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos

Las series españolas de 2024: Parte 8

Rapa

Temporada 3 Final | Ficción, 6x50' | Movistar Plus+ | ★

Creada por Pepe Coira, Fran Araújo

Dirigida por Jorge Coira, Javier Cámara


Las series de los hermanos Coira se han convertido, no solo en éxitos de audiencia, sino en una seña de identidad para un estilo de thriller que ha desarrollado Movistar Plus+ en los últimos años, tanto que otras producciones estrenadas recientemente como Segunda muerte (Movistar Plus+, 2024) se sienten demasiado deudoras de los planteamientos narrativos y estéticos de aquellas. Son también algunas de las series más exportadas de Movistar, por ese tono británico que destilan, con historias protagonizadas por personajes fuertes y desarrolladas en un entorno que es tan importante como las tramas de investigación para moldear sus personalidades. Pero en Rapa (Movistar Plus+, 2022-2024) también se introduce un elemento trágico, que está suavizado por el sentido del humor, a través de la enfermedad degenerativa del protagonista Tomás (Javier Cámara), desde que se enfrenta a la noticia de un deterioro progresivo por la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padece, por un camino que provocará seguramente la pérdida del control sobre su propio cuerpo, y cuyas consecuencias podemos ver a lo largo de los episodios. Al comienzo de la primera temporada, él es un profesor apático que encuentra una manera de distraerse realizando sus propias investigaciones sobre casos reales, mientras que Maite (Mónica López) es una agente de la Guardia Civil que también vive su propia crisis existencial. "Creo que desde que me diagnosticaron, comencé a vivir", le dice en una de esas conversaciones que acaban siendo momentos terapéuticos para ambos: "Hay que ser cretino para ponerse a vivir justo cuando te dicen que te vas a morir". La posibilidad de cerrar la historia tal como estaba planteada desde su origen por Pepe Coira (1961, Rábade) y el co-creador Fran Araújo (1980, Vigo), les permite como guionistas tener el privilegio de terminar la serie en tres temporadas que conforman una historia conclusiva, pero de alguna forma la implicación en una investigación es ahora para Tomás una manera de seguir adoptando ese espíritu vital mientras tiene 15 días para tomar la decisión definitiva sobre la eutanasia. Legalizada en España desde 2021 para aquellas personas que cumplan unos requisitos estrictos, la solicitud se realiza en dos peticiones formales, entre las cuales se establece un período de reflexión, aunque el proceso resulta mucho más complicado y pueden pasar entre uno y dos meses desde la primera solicitud hasta la última deliberación de la Comisión de Garantía y Evaluación (CGE), todo ello siempre que el médico no declare su objeción de conciencia o deniegue la autorización. 
Pero el paréntesis permite que la temporada desarrolle en paralelo dos investigaciones que no parecen tener relación entre sí, como en la temporada anterior, manteniendo también el entorno de Ferrolterra y sus alrededores, con algunos enclaves relevantes como Pontedeume, un pueblo de La Coruña, donde se desarrolla una importante secuencia en el Episodio 4 (T1E4), durante las fiestas patronales. "Lo importante de los libros es cómo los acabas. En medio te puedes comer un tostón, pero si el final es bueno...", dice Tomás en una de esas referencias internas que salpican toda la temporada. No vamos a decir que eso es lo que ocurre en esta parte final, pero lo cierto es que elegir un caso de secuestro bastante convencional como la última de las incursiones de los protagonistas en el mundo del crimen, no resulta especialmente apasionante. Si ya en nuestro comentario de la segunda temporada decíamos que el caso que se desarrollaba en el Arsenal Militar carecía de riesgo, en esta ocasión ni siquiera la llegada de una nueva investigadora, Yuste (Aida Oset), una experta en secuestros enviada desde Madrid, parece aportar nada especialmente novedoso. La familia Támoga, que administra una importante empresa de la zona, se enfrenta al secuestro de Lúa (Eva Barreiro), la hija menor de Inma (Cristina Castaño), que es la responsable de un negocio heredado por su madre Fátima (Mercedes Sampietro). Mientras, Tomás trata de defender la inocencia de Antón (Miguel de Lira), un antiguo sindicalista de los astilleros de Ferrol, que parece implicado en una muerte. Lo que conecta con el reflejo de un sector obrero tradicional que se enfrenta a una pérdida de valores y de identidad: "Los crímenes son lo que venden. No venden los viejos ideales ni las verdades. Estamos en el tiempo de las trampas", dice Antón. Junto a Tacho (Darío Loureuro), uno de los hallazgos de la temporada anterior, que se convierte en inseparable acompañante de Tomás, éste se plantea un reto que le permita ayudar a un antiguo conocido para despedirse con dignidad. La serie se beneficia de otro buen reparto de actores y actrices gallegos, como Xosé Manuel Esperante, Sheyla Fariña o Diego Anido, nominado al Goya por As bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2023), aunque algunos intérpretes españoles están tan encasillados que desde que aparecen en pantalla es fácil adivinar si serán protagonistas o antagonistas. Es cierto que Rapa tiene menos interés en los resortes del suspense que en utilizar las investigaciones para desarrollar a sus personajes. En esta ocasión, Maite y Tomás vuelven a reconectar con una parte de sus familias en paralelo con la desaparición de Lúa, recuperando la serie un ritmo que aporta la dirección de Jorge Coira, que en la segunda temporada solo ejercía como productor. Y con la generosidad de ofrecer a Javier Cámara la oportunidad de dirigir el Episodio 3 (T1E3), algo que parece un tributo a su implicación en el personaje. El actor ya había dirigido Estambul (T1E6) en Vamos Juan (Movistar Plus+, 2020) y Patagonia (T1E4) en Venga Juan (Max, 2021), pero eran episodios-botella controlados, casi de puesta en escena teatral, que se desarrollaban en un solo escenario. De manera que en esta ocasión da un paso más hacia un aspecto de la producción cinematográfica en la que parece interesado. También hay un regreso a los orígenes, a la Serra da Capelada en la que se desarrolló la primera temporada, la más interesante de todas, y a la subtrama del Crimen de Cedeira que formó el núcleo central de aquella, y que es un caso que sobrevuela constantemente sobre los protagonistas. Lo que es una manera eficaz de concluir una historia como un círculo que se cierra, que envuelve la relación entre Maite y Tomás a lo largo de unas tramas que sin embargo les separan, cruzándose solo al terminar el día, aunque ahora vivan juntos en la casa alquilada con vistas a la playa de Valdoviño, el refugio del héroe, en esas reuniones alrededor de una copa de vino en las que hablan sobre la vida, y últimamente sobre la muerte. Forman una especie de matrimonio en el que solo falta el elemento romántico, quizás por sus propias personalidades: "Fíjate, abres tu corazón menos de medio minuto y no te da un ictus", dice Maite. Esta ironía que despliegan los protagonistas, y que en cierto modo se traslada al personaje de Tacho también, es uno de los aciertos del guión para evitar ser demasiado dramático, dadas las circunstancias. A Rapa se le podría pedir un desarrollo más elaborado de sus tramas criminales, pero acaba siendo como uno de esos libros que consigue un final tan impecable que no importa que en medio tenga algunos desequilibrios.  

Las series españolas de 2024: Parte 8

Hay algo en el bosque

Temporada 1 | Ficción, 8x30' | Dark | 

Creada por Gastón Haag, Nicolás Amelio-Ortiz

Dirigida por Nicolás Amelio-Ortiz, Gastón Haag


Estrenada el pasado mes de febrero en Latinoamérica, esta producción hispano-argentina ha sido una de las últimas realizadas por la marca Star+, que hasta el pasado mes de julio funcionaba como una plataforma independiente en los países latinoamericanos, pero que desde entonces ha pasado a convertirse en un canal de Disney+, tal como ocurre en el mercado europeo. La serie ha sido creada por los argentinos Nicolás Amelio-Ortiz y Gastón Haag, cineastas independientes que han venido realizando proyectos de producción modesta. El primero ha dirigido cortometrajes como Virgen (2017) y la serie Cine en la vida real (Flixxo, 2020), en la que él mismo recorre algunas de las localizaciones más conocidas de grandes películas de la historia del cine. El segundo suele dirigir cortometrajes de humor absurdo como Nada de nada (2023), que protagonizaba Raúl Cimas y en el que intervenían algunos de los actores que aparecen en esta serie, como Javier Botet y Michael John Treanor. Al entrar en el proyecto la productora Gloriamundi Producciones, también se incorporó como guionista el español Javier Ruescas, y la mayor parte de la serie se ha rodado en los alrededores de Madrid, concretamente en el pueblo de Rascafría, recogiendo algunos temas relacionados con la brujería que provienen de la mitología vasca y gallega. Fundada en 2012 por Pablo Enrique Bossi, Gloriamundi tiene su sede principal en Madrid y suele embarcarse en proyectos que se encuentran a medio camino entre Argentina y España, como la serie Bellas Artes (Movistar Plus+, 2023-). Hay algo en el bosque (Dark, 2024) se desarrolla en un alojamiento de cabañas en medio del bosque, donde al comienzo de la serie cae un meteorito que contiene una piedra mágica, la excusa que justifica los acontecimientos extraños que se van a ir sucediendo a lo largo de los ocho episodios. La piedra y su influencia en las personas es la trama horizontal que se mantiene durante la temporada, introducida por la narración de Zigor (Zorion Eguileor), el dueño de las cabañas. Cada episodio cuenta una historia distinta que se desarrolla en uno de esos alojamientos, un poco al estilo de la serie Room 104 (Max, 2017-2020), pero conforme avanza, algunos personajes regresan en episodios posteriores y diferentes subtramas se acaban uniendo. La negociación (T1E1) está protagonizado por dos hermanos, Cosme (Juan Grandinetti) y Saray (Laura Laprida), que tratan de estafar al mafioso Koldo Ugartetxe (Alfonso Agra) con una joya falsa, lo que provocará un enfrentamiento con sus secuaces Dandy (Michael John Treanor) e Íñigo (Tomás Pozzi), al estilo de Tarantino. Estos personajes volverán en los últimos episodios y serán protagonistas del desenlace. Pero el sentido del humor es bastante básico y poco acertado, quizás provocado por el hecho de que, como comentaba Nicolás Amelio-Ortiz en la presentación de la serie en Argentina Comic-Con, decidieron introducir el mayor número de bromas, prefiriendo excederse a quedarse cortos. 
Lo mejor que tiene Hay algo en el bosque son sus constantes referencias al género de terror, que a veces resultan divertidas: en el episodio Educando a la mandrágora (T1E2), el joven influencer Markel Allende (Daniel Ibáñez) se encuentra en el bosque a Jessy, una mandrágora habladora (voz de Mona León Siminiani), al estilo de La pequeña tienda de los horrores (Roger Corman, 1960); también surge a lo largo de la temporada un necronomicón que recuerda, igual que el propio entorno boscoso, a Posesión infernal (Sam Raimi, 1981). De manera que la serie resulta más entretenida en su aspecto referencial que en su propia condición de comedia de horror. La reciente serie documental Horror's Greatest (Shudder, 2024), que se está emitiendo actualmente en la plataforma norteamericana, y de la que hablaremos la próxima semana, incluye un episodio dedicado precisamente a las Horror comedies (T1E4), en el que se pueden encontrar muchas de las películas que han servido como influencias para esta serie. Desde Re-Animator (Stuart Gordon, 1985) hasta Braindead (Tu madre se ha comido a mi perro) (Peter Jackson, 1992), pasando por Las brujas de Zugarramurdi (Álex de la Iglesia, 2013). En el episodio Misterio en el Monte Amboto (T1E3), Sergio (Iván Massagué) y Wynona (Angy Fernández) pertenecen a un grupo de entusiastas de los fenómenos paranormales que inmediatamente recuerdan a Los Cazafantasmas (Ivan reitman, 1984); mientras que en El coche asesino (T1E7), el matrimonio formado por Saioa (Carmen Ruiz) y Andoni (Chani Martin), debe enfrentarse a la influencia que ha ejercido la piedra extraterrestre en un coche, a la manera de Christine (John Carpenter, 1983). También hay hombres lobo y papanoeles asesinos, de manera que la serie acoge buena parte de los tropos del cine de terror, lo que es su principal virtud, pero que no sabe aprovechar con suficiente ingenio como para que no parezca una acumulación de ideas sin demasiado desarrollo. Hay algo en el bosque no tiene ni siquiera el desparpajo del exceso, como otras series recientes como Chucky (SyFy, 2021-), que acaba siendo tan exagerada que resulta muy entretenida. Quizás influye tener detrás a una plataforma como Star+, que acaba siendo algo restrictiva en cuanto a los límites que se pueden cruzar. A pesar de estar producida por un canal de Disney+, Hay algo en el bosque llegará en octubre a España a través de Dark, el canal dedicado al género de terror del grupo AMC Selekt. 

Las series españolas de 2024: Parte 8

Cicatriz

Miniserie | Ficción, 8x45' | RTVE Play / Prime Video | 

Creada por Fernando Sancristóbal, Pablo Roa, Verónica Marzá | Escrita por Laura Belloso

Dirigida por Miguel Ángel Vivas, Alejandra Bazzano, Manuel Carballo


Alguna vez ha explicado el escritor Juan Gómez-Jurado (1977, Madrid) que sus libros de mayor éxito mantienen una conexión coherente, en una especie de juego interno que le permite desarrollar las historias y retar a sus lectores. Aunque también es cierto que al autor le gusta mantener la ambigüedad y a veces contradecirse así mismo, con la intención de despertar el interés de sus seguidores. De esta forma, las novelas sobre el universo de Antonia Scott, formado por Reina Roja (2018, Ediciones B), Loba negra (2019, Ediciones B) y Rey blanco (2020, Ediciones B) están asimismo conectadas con Cicatriz (2015, Ediciones B) y con la trilogía que comenzó con Todo arde (2022, Ediciones B) y de la que se acaba de publicar Todo muere (2024, Ediciones B). Es una especie de multiverso al estilo Marvel, una de las influencias confesadas del autor, en el que algunos personajes se repiten y algunos temas se desarrollan a lo largo de varias novelas. Solo apta para seguidores muy fieles del autor madrileño, la complejidad de estas interconexiones en realidad importan poco al resto de los mortales, pero sí establece un orden en las historias que las adaptaciones realizadas en formato series parece que intentan reproducir. Juan Gómez-Jurado ha sido el primer autor español que ha firmado un acuerdo "first look" con Amazon Studios, que consiste en la creación de nuevos proyectos originales para la plataforma a cambio de cierta exclusividad. Es un acuerdo ansiado por muchos guionistas, sobre todo después de ver cómo Phoebe Waller-Bridge firmó este tipo de contrato en 2019 por 20 millones de dólares al año, renovado en 2023 por otros tres años, sin que hasta el momento haya estrenado nada nuevo. La historia de Cicatriz (RTVE Play/Prime Video, 2024) no pertenece a la trilogía protagonizada por Antonia Scott, pero alguno de sus personajes aparecen en Loba negra (Prime Video, 2025), por lo que tiene sentido que se haya estrenado inmediatamente después de Reina roja (Prime Video, 2024), aunque a este ritmo de producción se va a agotar pronto la PI original. En esta ocasión la estrategia de estreno ha sido diferente, emitiéndose en lineal a través de RTVE, sin conseguir desde el primer episodio una audiencia notable, no superando el medio millón de espectadores y siendo relegada en los últimos episodios a la franja de madrugada. Y esperando al final de sus emisiones semanales para estrenarse completa el 23 de septiembre en Prime Video, donde se espera que el efecto del éxito de Reina roja le permita alcanzar mejores resultados.  
Cicatriz tiene algunos de los elementos principales de aquella, con un protagonista llamado Simón (Juanlu González) que, una vez más, es un personaje con dificultades para las relaciones sociales pero con una especial inteligencia, aunque no llegue al coeficiente intelectual de Antonia Scott. Pero son dos personajes similares que sirven, básicamente para justificar determinadas decisiones convenientes a la historia, bien por su falta de sociabilidad o por su claridad mental en determinadas situaciones. A pesar de ser un experto informático que ha sido capaz de crear un algoritmo revolucionario llamado LISA que puede detectar el estado de ánimo del usuario, con el que consigue un importante acuerdo de financiación, cae fácilmente en la seducción de Irina (Milena Radulovic), una joven ucraniana a la que conoce por internet. Ella tiene en su rostro una cicatriz que en la serie se muestra pronto de dónde proviene, y visita España para conocer a Simón, aunque en realidad solo le utiliza como excusa para poder llevar a cabo sus planes de venganza. Menos inteligente que él, pero más espabilado es Tomás (Luis Fernández), su socio y mejor amigo, quien sospecha desde el principio que las intenciones de Irina no son honestas. Y, efectivamente, lo que pretende la joven ucraniana es infiltrarse en la mafia rusa que opera en Bilbao y que fue responsable de la muerte de su familia. Como queda claro, no hay nada nuevo en este thriller que en la propia novela toma muchas referencias del cine y la televisión (más que de la buena literatura negra que se ha escrito en España), para componer un entramado tan ágil como intrascendente. No hay demasiada profundidad en los personajes de Juan Gómez-Jurado y por tanto tampoco la hay en las series que adaptan sus novelas. Pero el problema de Cicatriz es que resulta tan convencional (y los rusos son tan malos) que nunca consigue ser demasiado intrigante, y el hecho de que la historia contada en flashbacks sobre los orígenes de Irina (que en la novela se explica bien avanzada la trama), sea en versión original rusa con subtítulos puede ser una de las razones de que no haya terminado de funcionar. 
Tampoco el equipo detrás de la serie es demasiado destacado, con Miguel Ángel Vivas (1974, Sevilla) como director principal, un cineasta funcional que nunca ha demostrado mucha personalidad en thrillers insulsos como Tu hijo (2019) 0 Asedio (2023). Al menos en Reina roja estaba Koldo Serra y había una mayor ambición desde el punto de vista visual, mientras que Cicatriz resulta mucho más anodina. Pero si en aquella teníamos la escena de la tortilla como gran momento surrealista-ridículo de la serie, en ésta hay una escena en el episodio Veneno (T1E4), dirigido por Manuel Carballo, en el que Irina se envenena fortuitamente y sus espasmos parecen salidos de una mala coreografía de danza moderna, con una planificación a contraluz que parece un video de Hugo Stuven de los años ochenta. Desgraciadamente, las adaptaciones no son capaces de ir más allá y se quedan en una reproducción, en este caso sin demasiada fidelidad ni en cuanto a estructura ni en cuanto al escenario, que en la novela transcurre en Chicago. Lo que por otro lado demuestra que la costumbre de algunos escritores españoles como Juan Gómez-Jurado o Javier Castillo de situar sus historias en Estados Unidos es más una cuestión de imitación que de relevancia dentro de la trama. Pero resulta curioso la incapacidad de llevarlas a la pantalla con cierta eficacia, teniendo en cuenta que la nueva literatura negra española suele estar escrita como si fueran guiones cinematográficos en vez de literatura. Uno de los creadores, Fernando Sancristóbal, también ha apuntado a la necesidad de un final diferente a la novela por la posibilidad de que la serie tenga una continuación que se alejaría de la historia original (Fotogramas, 26/8/2024). Producida por Dopamina, que fue responsable de Reina Roja, esta serie cuenta con la aportación de Plano a Plano, productora fundada por César Benítez que recientemente estrenó el procedimental Una vida menos en Canarias (atresplayer, 2023)

Las series españolas de 2024: Parte 8

Cómo cazar a un monstruo

Miniserie | Documental, 3x45' | Prime Video | 

Escrita por Ramón Campos, Carles Tamayo

Dirigida por Carles Tamayo


En la sinopsis de esta serie documental se destaca la impunidad de un abusador que permanece en libertad después de haber sido condenado. En realidad, poco se explica del proceso judicial que se había desarrollado desde la sentencia de 2019 que condenaba a Lluís Gros a 23 años de cárcel, y que fue recurrida hasta que en 2021 el Tribunal Supremo la ratificó. Desde ese momento, pasaron siete meses hasta que se ejecutó, poniendo al culpable en busca y captura, los mismos meses en los que el director Carles Tamayo convirtió a Lluís Gros en el protagonista principal de su documental. Si la intención de la docuserie es, por tanto, denunciar la lentitud de la justicia española, llega un poco tarde porque hasta en el último informe publicado en 2023 por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) resulta bastante evidente. En este caso, la primera denuncia fue puesta en 2011, y hasta ocho años después no se juzgaron unos hechos que se produjeron entre 2007 y 2011, mientras el condenado era gerente de un cine del Masnou, y que acabaron con una condena por cargos de abusos sexuales, prostitución y corrupción de menores. El argumento principal de Carles Tamayo es que gracias a que estuvo grabando el documental, Lluís Gros no huyó a Marruecos, lo cual es mucho suponer porque, tal como aparece en la serie, cuando se decretó su busca y captura lo más lejos que llegó fue a Tarragona. Cómo cazar a un monstruo (Prime Video, 2024) adopta una narrativa tramposa y manipuladora, que en cierto modo utiliza la figura del protagonista, aprovechando su evidente déficit de empatía para construir la imagen del monstruo al que hace referencia el título. Pero aunque se esfuerza en la reivindicación de las víctimas, a quien hace protagonista es a su abusador, en la línea de los true crime que convierten en personajes principales a los culpables, no a los inocentes. Hay mucha distancia por tanto de otros documentales que profundizan de una manera mucho más trascendental en las consecuencias del trauma y la pérdida de identidad que provocan los abusos, como la extraordinaria película Sugarcane (Emily Kassie, Julian Brave NoiseCat, 2024). Después de grabar la detención de Lluís Gros en 2022 tras una llamada a los Mossos d'Esquadra del propio Carles Tamayo, el conocido youtuber publicó en sus redes sociales una petición pública para que alguna plataforma de streaming le comprara el documental. Y finalmente fue Ramón Campos, de la destacada productora Bambú Producciones que ha estrenado recientemente El caso Asunta (Netflix, 2024), quien se incorporó al proyecto. A pesar de la pretendida improvisación de algunas de las grabaciones, parece claro que los contactos de Ramón Campos con los ámbitos judiciales después de haber dirigido varios true crime han sido fundamentales para que Carles Tamayo tenga acceso a determinado material. Y el hecho de que el productor aparezca como co-guionista indica que Bambú Producciones ha tenido más protagonismo en la investigación de lo que se da a entender. Carles Tamayo interviene constantemente para convertirse en co-protagonista, dirigiendo a los espectadores hacia conclusiones que parecen no confiar en su capacidad de deducción a través de las imágenes. Es un defecto de los ídolos creados en las redes sociales, que suelen usar el medio para imponer sus opiniones en vez de permitir que sean sus seguidores quienes piensen por sí mismos. Quizás hubiera sido más interesante que la serie no dejara algunas lagunas sobre la vinculación personal de Carles Tamayo con el caso, limitándose a entrevistar a sus familiares, pero sin abordar su propia experiencia. Hay algunas casualidades que parecen demasiado casuales, como cuando una víctima de Lluís Gros aparece improvisadamente en un bar en el que están grabando, y también una intención de mostrar la preparación del documental, que quizás es la parte más aburrida, porque la planificación resulta algo amateur y la investigación periodística está al nivel de: "Espera, voy a llamar a mi hermana que es enfermera para preguntarle qué es la hidrocefalia". Esta enfermedad es precisamente la que utilizaron los abogados de Lluís Gros durante los siete meses para dilatar la ejecución de la sentencia, obligando a que se tuviera que esperar a las conclusiones de los exámenes médicos. El documental parece más interesado en constatar la ineficacia judicial y policial que en preguntarse las razones, no tiene demasiado interés en contrastar sus fuentes y adopta un formato sensacionalista, especialmente en el episodio Una gran evasión (T1E3). En este sentido, no se diferencia de un reportaje de Equipo de investigación (La Sexta, 2011-), de esos en los que los periodistas preguntan a sus interlocutores si les dan permiso para grabarles mientras les están grabando. Pero hay algunos momentos interesantes, como cuando se muestra en El monstruo quiere verme (T1E1) que el abusador no solo no reconoce su culpabilidad, que niega constantemente, sino que continúa manteniendo contacto con menores de edad. Desgraciadamente, estos resquicios de buen documental se desaprovechan porque Cómo cazar a un monstruo pierde el enfoque periodístico al revelarse demasiado interesado en ser, en sí mismo, el protagonista.  

Las series españolas de 2024: Parte 8

Respira

Temporada 1 | Ficción, 8x45' | Netflix | 

Escrita por Carlos Montero, Carlos Ruano, Guillermo Escribano, Pablo Paiz

Dirigida por David Pinillos, Marta Font


En los últimos años, los dramas médicos estrenados a nivel internacional han tratado de distanciarse de los lugares comunes de este tipo de género. En Dinamarca Dag & Nat (The shift) (TV 2, 2022) y en Alemania Push (ZDFNeo, 2024) se desarrollan en los departamentos de obstetricia, teniendo como protagonistas a las matronas y las pacientes embarazadas, mientras que el próximo estreno de Familia de medianoche (Apple tv+, 2024) es una interesante aproximación, que toma como referencia las ambulancias piratas en la ciudad de México. Nacido como género en los años cincuenta, se considera que el primer drama médico de la historia fue City Hospital (CBS, 1951-1953), al que le seguiría el muy influyente Medic (NBC, 1954-1956) y una serie de películas protagonizadas por Dr. Kildare (NBC, 1961-1966). Pero algunas de las características más comunes de los dramas médicos, como la estructura narrativa múltiple y la incursión en las vidas personales de los protagonistas, fueron incluidas a partir de series como E.R.: Urgencias (Max, 1994-2009) y Chicago Hope (CBS, 1994-2000). En España, Farmacia de guardia (Antena 3, 1991-1996) y Médico de familia (Telecinco, 1995-1999) se suelen considerar pioneras de este género, pero en realidad eran dramas familiares que no se desarrollaban en hospitales, hasta que se estrenó Hospital Central (Telecinco, 2000-2012) que ya asumía todas las características del medical drama, seguida de su spin-off M.I.R. (Médico Interno Residente) (Telecinco, 2007-2008). Después han llegado series como Pulseras rojas (TV3/Antena 3, 2011-2013), desde el punto de vista de los pacientes, la docuficción Centro médico (RTVE, 2015-2019), la irregular Hospital Valle Norte (RTVE, 2019) y la lacrimógena Madres. Amor y vida (Telecinco/Prime Video, 2020-2022), cuya última temporada solo se estrenó en streaming. La nueva serie de Carlos Montero (1972, Orense) adopta todos los elementos del género, aunque parece mirarse más en series como New Amsterdam (Prime Video, 2018-2022), por eso de la pretensión de un médico de cambiar las reglas en un hospital público. Los primeros episodios de Respira (Netflix, 2024-) parecen seguir, sin embargo, las características de otras series de Carlos Montero como Élite (Netflix, 2018-2024), interesándose más por la relaciones sentimentales de todos los personajes que por su labor como médicos, pero a partir del episodio Paramos (T1E3) se enfoca progresivamente en la representación de la crisis de la sanidad pública española a través de una convocatoria de huelga encabezada por el doctor Néstor Moa (Borja Luna), quien casualmente comienza a tratar de un cáncer a la presidenta de la Comunidad de Valencia, Patricia Segura (Najwa Nimri) que, por supuesto, es de ideología conservadora. Es curioso el tratamiento de las reivindicaciones de los sanitarios como una cuestión de confrontación entre ideologías de izquierdas y de derechas, cuando en realidad las protestas sobre el sistema sanitario en España suelen ser transversales. Sin ir más lejos, el pasado mes de mayo una marea blanca de 18.000 manifestantes protestaba por las políticas de la Comunidad de Madrid pero también por la falta de inversión del gobierno central, de ideologías opuestas. Sin embargo, el planteamiento de la serie es bastante claro: "Sois increíbles los políticos de derechas, que quereis privatizarlo todo. Los que miráis más por quedar bien y por cuadrar números que por la salud de la gente", dice Néstor a Patricia. Esto le quita parte de la eficacia que podría tener como una serie que aborda temas más profundos, demostrando que en realidad lo que le interesa a los guionistas es construir una relación personal que podría acabar siendo sentimental a pesar de las diferencias ideológicas. Alrededor de ellos, otros personajes también están definidos por su relaciones: la de Quique (Xoán Fórneas) y Oscar (Rafa Verdugo), el hijo de la exigente doctora Pilar Amaro (Aitana Sánchez-Gijón) o la de Jésica Donoso (Blanca Suárez) y el director del hospital Lluís Jornet (Alfonso Bassave). Mientras el protagonista, el residente Biel (Manu Ríos), es una especie de correveidile, alcahuete y trotaconventos que está en todas partes (a veces sin camiseta) pero que no tiene mucha personalidad. Respira no parece que pretenda cambiar el género de los dramas médicos, sino adoptar sus principales elementos para crear una dinámica de relaciones que al final la acerca más a un drama juvenil sobre amoríos que a una incursión seria en la crisis del sector público sanitario. Para eso ya están otros estrenos recientes como la estupenda Breathtaking (Filmin, 2024). De hecho, como representación del trabajo sanitario resulta poco creíble en muchas ocasiones, y ya ha sufrido las bromas y protestas en las redes sociales por parte de profesionales sanitarios reales. Es cierto que no se trata de un documental, pero ya que construyen un decorado que simula el interior de un hospital, se podría haber hecho un mayor esfuerzo en tratar de ser verosímiles. Lo peor de la serie es que nunca es posible tomársela demasiado en serio, incluso aunque caiga en el sensacionalismo cuando se trata de representar las  enfermedades o las heridas de los pacientes. Y porque aborda temas serios como las adicciones o la salud mental (el conocido como síndrome de burnout o desgaste laboral, demasiado común en la profesión médica) con una preocupante superficialidad, sin aprovechar un personaje como Néstor para mostrar realmente las carencias y las amenazas que sobrevuelan sobre la sanidad pública. La serie, que concluye su primera temporada con un final tan abierto que parece comprometida una segunda, está producida por El Desorden Crea, la productora fundada por Carlos Montero que solo trabaja para Netflix, a través de una filial llamada El Desorden Respira. Actualmente también está terminando Legado (Netflix, 2024), protagonizada por José Coronado y Belén Cuesta, producida por El Desorden Legado, y según el periódico Activos, ha constituido este verano otra filial llamada El Desorden Almagro, que podría ser un nuevo proyecto para Netflix (Activos, 27/7/2024).

Las series españolas de 2024: Parte 8

Ángela

Miniserie | Ficción, 6x50' | atresplayer | ★

Adaptada por Sara Cano, Paula Fabra

Dirigida por Norberto López Amado


Los responsables de Buendía Estudios han cogido el camino de los remakes de historias británicas de tono feminista y enfoque en los abusos que han abordado los guionistas Harry Williams y Jack Williams, responsables también de otros proyectos más sugerentes como El turista (Max, 2022-2024) y Boat story (SkyShowtime, 2023). Si Mentiras (atresplayer, 2020) adaptaba la serie dramática Liar (BBC, 2017-2020), que llegó a tener una segunda temporada, ahora se han encargado de trasladar a España la miniserie Angela Black (Max, 2021). Las producciones británicas tenían como elemento común el protagonismo de la actriz Joanne Froggatt, que durante un tiempo se especializó en personajes de esposa atrapada en dinámicas de abusos, y a la que ahora podemos ver en el drama médico Breathtaking (Filmin, 2024). Pero lo cierto es que en ambas producciones originales predominaba una mirada masculina que de alguna manera ofrecía una visión algo superficial del tema, acercándolo más al género del thriller que a una reflexión profunda sobre los orígenes y las consecuencias de estas relaciones de poder y violencia. De manera que el dibujo de los personajes, especialmente de los masculinos, resulta plano y estereotipado, lo que escrito por guionistas que también son hombres es una forma condescendiente de contraponer a las mujeres. Éstas solo pueden salir de ese círculo vicioso adoptando una actitud de venganza, que es una manera de asimilarse a la psicología masculina de la violencia. Lo que resulta curioso es que las adaptaciones españolas están escritas por creadoras femeninas, lo que es una buena decisión porque ambas historias tratan sobre mujeres atrapadas, pero significativamente, el punto de vista femenino no introduce cambios relevantes en la forma de abordar estas historias. Convertir una trama de maltrato en un thriller puede ser discutible, porque de alguna manera elimina los elementos sociales del problema para convertirlo en una simple herramienta utilitaria de entretenimiento. No se puede esperar por tanto de Ángela (atresplayer, 2024) un tratamiento realmente reflexivo, sino solo superficial. La historia sigue un poco el enfoque de Luz que agoniza (George Cukor, 1944), con Ángela (Verónica Sánchez) sufriendo los reproches de su marido Gonzalo (Daniel Grao) porque él considera que fue ella quien le denunció a la policía por maltrato. Cuando se reencuentra con un antiguo compañero del colegio, Eduardo (Jaime Zatarain), siente una cierta liberación de su vida familiar opresiva y continuamente amenazada por una imprevisible reacción violenta de Gonzalo, que sin embargo tiene una especial habilidad para disimular frente al resto de la familia. En realidad, nunca está claro por qué los personajes toman las decisiones que toman, especialmente el antagonista masculino, aunque la serie parece querer resaltar que la violencia doméstica se produce de manera transversal entre las clases sociales, y que una relación de dependencia emocional, y en parte económica, también la puede tener una mujer profesional que en cualquier momento podría volver a su trabajo. Pero la adaptación española que han realizado Sara Cano, guionista de Deudas (atresplayer, 2021) y Paula Fabra, que recientemente ha participado en la serie de Rodrigo Sorogoyen Los años nuevos (Movistar Plus+, 2024), no parece tener mucho interés en profundizar y prefiere quedarse en el desarrollo de un suspense un poco lánguido, demasiado sometido al desequilibrio psicológico que comienza a sufrir la protagonista. La diferencia principal respecto al original es que la historia adopta únicamente el punto de vista de Ángela, lo que refuerza el suspense y la sensación de sentirse atrapada en un bucle cada vez más perturbador. Pero al comienzo del Episodio 6 esta perspectiva se olvida para poder explicar cómo entra Eduardo en la historia, una escena tan inverosímil que no solo rompe el punto de vista, sino que provoca vergüenza ajena. A este respecto, cuando llegamos a la mitad de la serie, el tema de los abusos ya ha perdido importancia, porque era solo un elemento conveniente para construir el enfrentamiento hombres-mujeres en el que acaba convirtiéndose la historia, una vez que adquiere más importancia la presencia de Esther (Lucía Jiménez), amiga y abogada de Ángela, y la única que le ofrece su apoyo incondicional. Como thriller psicológico, la serie es demasiado simple, igual que lo era la versión original, y como tratamiento de temas relevantes resulta absolutamente prescindible e incluso bastante mezquina. 

Hay algo en el bosque se estrena en Dark el 15 de octubre.Twisted metal se estrena en AXN el 15 de octubre. Yo, adicto se estrena en Disney+ el 30 de octubre.Invisibles se estrena en Disney+ el 13 de diciembre.______________________________________Películas mencionadas:
As bestas y Tu hijo se pueden ver en Netflix.
La pequeña tienda de los horrores se puede ver en Classix, Cultpix, Filmin, Plex, Pluto tv y Rakuten.Posesión infernal y Luz que agoniza se pueden ver en Filmin. Re-Animator se puede ver en Acontra+ y Filmin. Las brujas de Zugarramurdi se puede ver en Disney+, FlixOlé y Netflix. Los Cazafantasmas se puede ver en Movistar Plus+ y Tivify. Asedio se puede ver en Prime Video. 

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