En el terreno internacional, se dieron a conocer las nominaciones de los Premios Platino del Cine y la Televisión Iberoamericanos, que se entregarán en Madrid el 27 de abril. En las categorías de cine, la española La infiltrada (Arantxa Echevarría, 2024) ha conseguido el mayor número de nominaciones, once en total, seguida de la producción argentina El jockey (Luis Ortega, 2024), con nueve nominaciones. La presencia española es menos contundente en las seis categorías de televisión, donde solo están nominados como intérpretes Alberto San Juan por Cristóbal Balenciaga (Disney+, 2024), Candela Peña por El caso Asunta (Netflix, 2024) y Carmen Maura por Tierra de mujeres (Apple tv+, 2024). Resulta curioso que algunas series premiadas como Querer (Movistar Plus+, 2024) y Los años nuevos (Movistar Plus+, 2024), que pasaron el corte de la shortlist, no hayan sido reconocidas, pero las nominaciones de los Platino han destacado el esfuerzo de las grandes producciones latinoamericanas del año pasado, aunque con resultados bastante irregulares: la colombiana Cien años de soledad (Netflix, 2024) con ocho nominaciones; el biopic brasileño Senna (Netflix, 2024), con cuatro nominaciones; y la mexicana Como agua para chocolate (Max, 2024) y la brasileña Ciudad de Dios (Max, 2024) con tres nominaciones cada una. Entre estas producciones se han repartido muchas categorías, dejando espacio para la comedia argentina Envidiosa (Netflix, 2024-), por la que está nominado el actor Benjamín Vicuña, y la producción mexicana El secreto del río (Netflix, 2024), con dos nominaciones, una de ellas para la joven actriz de 13 años Frida Sofía Cruz Salinas, que interpreta el personaje de Manuel cuando era niño. Esta semana presentamos dos repasos a series internacionales, antes de comenzar nuestras crónicas del Festival Séries Mania, destacando algunos de los estrenos recientes en países como Francia, Alemania, Reino Unido, Irlanda y Australia. Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
Nismet
Miniserie | Arte France | Francia 2024 | 4x45' ★★★★☆
Creada por Nismet Hrehorchuk, Philippe Faucon
Dirigida por Philippe Faucon
Festival de La Rochelle '24: Mejor Serie
El realizador Philippe Faucon (1958, Francia) es uno de esos directores respetados en el cine y la televisión franceses, con una perspectiva realista en la que se mezclan la adolescencia, la mirada de la mujer y la inmigración, en títulos como L'amour (1990), Samia (2000) o Fátima (2015), ganadora del César a la Mejor Película. En sus incursiones en el formato de series, trabajando sobre todo para el canal Arte, ha dirigido D'amour des révoltes (Arte, 2008), un retrato de la juventud desde finales de los sesenta hasta los años ochenta, marcado por las consecuencias de Mayo del 68, y Fiertés (Orgullo) (Arte, 2018), sobre la criminalización de la homosexualidad y la epidemia del SIDA. En cierto modo, los tres temas que comentamos antes se unen en Nismet (Arte, 2024), ganadora de uno de los premios principales del Festival de la Rochelle, en este caso Mejor Serie de 52 minutos, aunque en realidad los episodios están entre 36 y 42 minutos. Las otras dos ganadoras fueron Iris (Canal+, 2024) y Des gens bien ordinaires (Canal+, 2022-), de las que ya hemos hablado. La historia está basada en la experiencia real de Nismet Hrehorchuk, el relato de una adolescencia marcada por los abusos, pero también una historia de emancipación y de fuerza. La joven Nismet (Emma Boulanouar) tiene 16 años y vive en un apartamento situado en un suburbio de la ciudad de Lille, con su madre Najoua (Loubna Abidar), constantemente en estado depresivo y dependiente de las pastillas, y su nueva pareja Denis (Théo Costa-Marini). La relación entre la joven y el novio de su madre es muy tensa, sobre todo porque él aprovecha las ausencias de Najoua, que trabaja como prostituta, para iniciar acercamientos sexuales hacia Nismet. El director retrata el interior del apartamento como un espacio opresivo y pequeño en el que la protagonista se encuentra aprisionada y sin posibilidad de aislarse de los abusos de Denis, en contraste con la apertura de unas calles de avenidas anchas que representan la liberación de Nismet. Incapaz de soportar los abusos, ella decide huir de su casa hasta que la policía la detiene y es enviada a un centro de acogida. Aunque decide no denunciar a Denis para evitar las consecuencias que podría tener en su madre, expresa su intención de no querer regresar al apartamento, y una audiencia ante una jueza de menores decide, quizás de manera algo sorprendente, mantenerla alejada, como medida de protección, de una familia que parece no proporcionarle la seguridad que necesita.
Con dos primeros episodios espléndidos que retratan el proceso de liberación de la protagonista sin caer en sensacionalismos (no necesita mostrar los abusos directamente sino que los sugiere), Nismet transmite la experiencia de una adolescencia que se ve perturbada por la violencia, y la fortaleza de una joven que decide tomar las riendas de su propia vida. Hay un estilo sobrio, de mirada realista que puede recordar a historias como La vida de Manon (Jean-Xavier de Lestrade, 2014), a través de la rebeldía de una joven. La co-guionista y protagonista de la historia real, Nismet Hrehorchuk, había interpretado un pequeño papel en la película Amin (Philippe Faucon, 2018), y decidió confiarle su historia al director, iniciando el proceso de desarrollo de esta miniserie. Aunque se pensó que ella misma interpretara a su madre, la idea se descartó después de la incorporación de la actriz Loubna Abidar, nominada al César por Much loved (Nabil Ayouch, 2016), que refleja de una manera precisa la vulnerabilidad de Najoua y posteriormente su conciencia de los abusos que Denis ha ejercido sobre su hija. Nismet Hrehorchuk aparece en la serie, pero en un papel secundario como Brigitte, la trabajadora de los servicios sociales que se convirtió en una segunda madre para ella, y le permitió acogerse a la emancipación jurídica, proporcionándole un apartamento hasta que cumpliera dieciocho años. Los dos episodios restantes reflejan la consolidación de esa independencia, a través de la cual madura como mujer mientras trata de conseguir dinero para ayudar a su madre, manteniendo dos trabajos paralelos: uno en la superficie, como asistente en una residencia de ancianos, y otro en el submundo, como bailarina de pole dance y striptease en un club nocturno. El primero le permite la visibilidad social y la posibilidad de disponer de un sueldo legal, mientras que el segundo le proporciona mayores ingresos, pero dentro de la economía sumergida. Hay un retrato demasiado buenista como para ser creíble en los entornos en los que se mueve la protagonista, sin conflictos en los centros de menores en los que ha estado e incluso respetada por el dueño del club en el que trabaja cuando se niega a cruzar el límite de la prostitución. En todo caso, Nismet refleja la negación del determinismo social, esa corriente de pensamiento que establece la imposibilidad de la libertad humana porque estamos sometidos a las presiones económicas y sociales que determinan nuestro destino. Interpretada con una especial sensibilidad por la actriz Emma Boulanouar, que transmite la fortaleza de una joven que construye su propio camino a través de la expresión de su perseverancia, ni ella ni la serie caen en el drama a pesar de experimentar una vida complicada. La serie crea el desenlace de la historia a través de la reconexión con su identidad, cuando regresa a Marruecos, el hogar de su madre, para descubrir a una familia con la que no había tenido conexión. Hay un mensaje de tenacidad en Nismet que acaba resultando esperanzador.
A cruel love. The Ruth Ellis story
Miniserie | ITV | Reino Unido 2025 | 6x45' ★★★★☆
Creada por Kelly Jones
Dirigida por Lee Haven Jones
Se han estrenado recientemente en Gran Bretaña algunas historias, con mayor o menor fortuna, en las que predomina el impulso de mujeres que tratan de sobrevivir en entornos principalmente masculinizados, como la caótica y poco acertada Reinas del Soho (Movistar Plus+, 2025), que no sabe exactamente qué tipo de historia quiere ser. Todo lo contrario a lo que ocurre con la miniserie A cruel love. The Ruth Ellis story (ITV, 2025), porque se enfoca principalmente en Ruth Ellis, quien a los 28 años se convirtió en la última mujer ahorcada en Reino Unido, aunque posteriormente hubo otras tres condenas a muerte hasta que se introdujo una suspensión de la pena de muerte en 1965, dejando fuera a Irlanda del Norte, que no la abolió hasta 1973. Su historia ha sido contada en espléndidas películas como Bailar con un extraño (Mike Newell, 1985), protagonizada por Miranda Richardson, aunque el enfoque de esta miniserie creada por Kelly Jones, que ha trabajado en otras series como Inspector Venn (Britbox, 2021), también dirigida por Lee Haven Jones, prefiere centrarse más en el doble juicio al que fue sometida la condenada: el criminal y el moral, en una sociedad en la que los abusos cometidos por la víctima del asesinato y la posible implicación de otros cómplices no fueron tenidas en cuenta. La historia comienza en la mañana del día en el que Ruth Ellis (Lucy Boynton) fue ahorcada y retrocede a unos meses antes cuando ella dispara en plena calle a su amante David Blakely (Laurie Davidson), un crimen que no solo tuvo testigos sino que fue confesado por la propia autora, sin solicitar ningún tipo de defensa. El retrato de Ruth Ellis en el momento en que hace su aparición el abogado John Bickford (Toby Jones) es el de una mujer que asume su culpa y acepta el castigo, pero que tiene alguna posibilidad de reclamar el asesinato como un acto provocado, presentado como homicidio involuntario, aunque todo está en contra de ella, como le advierte John Bickford en el Episodio 1 (T1E1): "Usted representa todo lo que ellos temen: una mujer ambiciosa que no respeta la jerarquía de clases ni los límites sexuales. Para ellos, es una madre que ha abandonado a sus hijos. Ha usado todo para intentar progresar a costa de aquello que ellos más valoran, y no se lo perdonarán". Al adoptar este punto de vista, tomado del libro A Fine Day for a Hanging: The Ruth Ellis Story (2012), de la autora Carol Ann Lee, en el que se inspira, la historia proporciona una mirada mucho más compleja, sin evitar las contradicciones del personaje principal, cuyo relato sigue siendo controvertido en la actualidad, en torno a las circunstancias que rodearon la muerte de David Blakely, un hombre de clase alta sobre el que casi nadie realizó ningún tipo de cuestionamiento. Como le dice el periodista Jayveer Sethia (Advait Kottary) a Jacqueline Dyer (Audrey Brisson), una amiga de Ruth que puede tener alguna información importante: "Esto va más allá de ella. Se refiere a si el Estado debería enviar a la horca alegremente a personas, solo para descubrir más tarde que quizás no eran culpables. El gobierno está nervioso. Prometen ley y orden, pero los abolicionistas están llamando a sus puertas. ¿Contra quiénes irán después, contra los homosexuales, los abortistas?".Una de las circunstancias más controvertidas es la posible implicación en el asesinato de Desmond Cussen (Mark Stanley), quien hasta su muerte en 1993 negó todo tipo de participación en el mismo. Expiloto de la RAF durante la 2ª Guerra Mundial, fue socio de Ruth Ellis en la gestión de un club nocturno, uno de los puntos en común con Reinas del Soho, al igual que el desarrollo de una historia que transcurre, en distintas épocas, justo después del final de una guerra mundial. Desmond se convierte en su segundo amante, prometiendo ser el salvador de la relación abusiva que mantiene con David Blakely, pero de alguna forma ejerce el mismo tipo de control sobre una mujer que acaba atrapada entre el abuso físico y la manipulación psicológica. En una representación muy clara de la doble moral de la justicia, no hubo ningún tipo de investigación en torno a Desmond Cussen, porque sería poco apropiado escudriñar la vida de un ex-piloto de bombarderos. Las escenas de flashback en las que Ruth Ellis tiene algunos momentos de alegría están bien filmadas, aunque hay cierta tendencia a usar primeros planos para mostrar la lucha interior de los personajes, subrayando demasiado el plano psicológico en los rostros de los actores. A pesar de que Lucy Boynton, que interpreta un personaje con tanta fortaleza como fragilidad, y Toby Jones, que se ha especializado en símbolos de la moralidad como el protagonista de Mr. Bates contra Correos (Movistar Plus+, 2024), saben aguantar bien esos planos. Hay un cierto aire trágico en la figura del abogado John Bickford, quien luchó en contra de su propia defendida por encontrar un resquicio para evitar la pena de muerte y que, se nos dice en los créditos finales, pasó el resto de su vida angustiado por su fracaso, hasta que murió alcoholizado en 1977. El Episodio 4 (T1E4) describe algunas posibles estrategias para liberar a Ruth Ellis de la muerte, no para crear suspense, puesto que conocemos el desenlace desde el primer minuto, sino para reflejar cómo el sistema judicial y político se negaron a permitir que hubiera una oportunidad de indulto para la condenada. "Estas últimas semanas han sido las mejores de mi vida", le dice Ruth Ellis a su carcelera Joy Okoro (Gloria Obianyo): "Sin gritos, sin peleas, sin hombres llamando a mi puerta en mitad de la noche. Me podría acostumbrar a esto". Compleja y clarificadora, A cruel love ofrece una perspectiva significativa de una historia llevada a la pantalla en numerosas ocasiones, y oculta una curiosidad relevante: el veterano actor Nigel Havers, protagonista de numerosos episodios de Coronation Street (ITV, 1960-) y al que hemos visto en películas como Carros de fuego (Hugh Hudson, 1981), interpreta a su propio abuelo, el juez que presidió el juicio contra Ruth Ellis.
Crá (Torment)
Miniserie | TG4/BBC Northern Ireland | Irlanda, Reino Unido 2024 | 6x45' ★★★★☆
Creada por Doireann Ní Chorragáin, Richie Conroy
Dirigida por Philip Doherty
IFTA Award '25: Nominada Mejor Serie
Por razones diferentes, la incorporación de las lenguas tradicionales se está consolidando en las nuevas producciones que surgen desde sus propios lugares de origen, y posiblemente han conseguido más por la difusión del irlandés las irreverentes letras del grupo de hip-hop Kneecap y su incorporación a la industria cinematográfica en la película Kneecap (Rich Peppiatt, 2024) que muchas de las políticas de protección de la lengua que han realizado las administraciones públicas. Lo que es una buena lección para todos aquellos gobiernos regionales que no saben utilizar las herramientas adecuadas para que las lenguas originales no se pierdan: quizás no se trata tanto de imponerlas como de incorporarlas a la cultura popular. Es interesante que algunas series recientes como An t-Eilean (The island) (BBC Alba, 2025), que alcanza sin embargo resultados bastante mediocres en el desarrollo de su trama policíaca, o la más afortunada Crá (Torment) (TG4, 2024) estén abriendo un camino a la introducción del gaélico irlandés en la televisión pública británica. Esta última fue la primera serie programada en horario de prime time en la BBC a finales del año pasado, aunque se trata de una producción de TG4, un canal público irlandés que no solo transmite a nivel local, sino que está disponible a través de su plataforma de streaming para todo el mundo sin geobloqueo. No deja de ser significativo que, frente a una cierta convencionalidad oscura de los dramas criminales que suele producir RTÉ, la televisión pública de la República de Irlanda, la mejor serie de género negro que se ha estrenado recientemente provenga de este otro canal. Cuentan sus guionistas Doireann Ní Chorragáin y Richie Conroy que, frente a la tradicional incursión en un subgénero que tiene puntos de conexión con la tradición irlandesa como el es el nordic noir, ellos han querido crear una versión a la que denominan gaelic noir, que también se acerca a las historias personales que rodean a las tramas criminales, pero aportan un cierto sentido del humor negro muy característico de la zona. La historia se desarrolla en un pueblo ficticio situado en el condado de Donegal, formado por esos paisajes de acantilados rodeados de mar embravecido que parece responder a la amenaza de lluvia procedente de un cielo grisáceo y nublado, que podría ser la imagen característica que tenemos de Irlanda. Es un entorno que transmite de entrada esa melancolía que también tiene el protagonista Conall Ó Súilleabháin (Dónall Ó Héalai), un oficial de la Garda que es apartado de la investigación sobre un cadáver encontrado en medio de un pantano, porque podría ser su madre, desaparecida hace quince años.
Por supuesto, Conall no permanecerá esperando el resultado de la investigación oficial y comenzará a realizar averiguaciones por su cuenta, una tarea nada fácil puesto que uno de los primeros sospechosos de la muerte violenta de su madre es su propio padre, Art (Barry McGovern), que alguna vez fue una figura relevante en el ficticio pueblo de Carrickanaul. Aunque no puede trabajar oficialmente en el caso, comienza a colaborar con una entrometida periodista amateur que pretende grabar un pódcast con su propia investigación paralela, Ciara-Kate (Hannah Brady), uno de esos clichés que la serie no consigue evitar. Ella tiene acceso a información privilegiada gracias a su relación sentimental con Barry (Alex Murphy), el agente de policía que ha tomado el relevo de Conall como enlace con los investigadores del caso. Por la información que facilita TG4, Crá se puede traducir como "tormento" o "angustia", de manera que el título establece ya un cierto tono de oscuridad que está reforzado por los imponentes paisajes grisáceos de Donegal, lo que presenta un trasfondo especialmente envolvente a una historia que tiene los giros de guión que toda trama policíaca actual debe tener, pero que no se sienten nunca demasiado forzados. Y consigue que incluso los falsos culpables tengan algún tipo de responsabilidad igualmente relevante, de forma que la línea divisoria entre víctimas y culpables está delimitada de una forma menos acentuada. La podcaster Ciara-Kate está descrita como una joven ambiciosa que utiliza algunas estrategias poco ortodoxas, lo que le permite conseguir información por delante de la que logra la policía. Incluso Conall, que atesora la carga del trauma por la desaparición de su madre y el descubrimiento quince años después de que fue asesinada, no es exactamente uno de esos personajes atormentados tan habituales últimamente, sino que utiliza un sentido del humor negro que alivia el peso dramático de la historia. El austero y accidentado paisaje de la Gaeltacht de Donegal tiene relevancia en la atmósfera de la serie, pero sobre todo juega un papel importante la música creada por el compositor bretón Christopher Le Menn, más conocido por su sobrenombre Krismenn. Utilizando instrumentaciones tradicionales como la gaita irlandesa de Xavier Boderiou o el violín de Thomas Felder, mezcladas con sonoridades electrónicas, crea una atmósfera etérea y al mismo tiempo misteriosa que se refuerza con la voz solista de Maela Le Badezet, consiguiendo una banda sonora que proporciona textura y a veces tiene resonancias de los thrillers de los años setenta ("Lazhet vi ganin"). Crá consigue distinguirse de muchos dramas policiales irlandeses, no solo por el predominio del gaélico en sus diálogos, que de hecho ni siquiera es la primera lengua para muchos de los actores que participan, sino porque logra establecer una historia familiar interesante alrededor de una trama criminal solvente.
Brian and Maggie
Miniserie | Channel 4 | Reino Unido 2025 | 2x45' ★★★★☆
Escrita por James Graham
Dirigida por Stephen Frears
La figura de Margaret Thatcher fue tan polarizante que cuando murió en 2013 la canción "Ding-Dong! The witch is dead" (1939) de la película El mago de Oz (Victor Fleming, King Vidor, 1939) volvió a las listas de éxitos consiguiendo el puesto número 2, muy por encima de su respuesta musical, el tema "I'm in love with Margaret Thatcher" (1979), del grupo Notsensibles, cuyos seguidores solo pudieron lograr que llegara al puesto número 35. Sus relaciones personales en vida también fueron complejas y a veces contradictorias, hasta el punto que solo unas preguntas incómodas durante una entrevista en directo del periodista Brian Walden acabó con muchos años de buenas relaciones y cierta amistad entre ambos. Esta entrevista está considerada como uno de los grandes momentos históricos de la televisión británica, y sirve como tema principal de Brian and Maggie (Channel 4, 2025), que por su duración total podría ser un largometraje, pero a la que el guionista James Graham (1982, Inglaterra) le ha dado una estructura de dos episodios que tienen sentido como dos partes bien diferenciadas: la primera para presentar los antecedentes y la segunda para centrarse en la entrevista y sus consecuencias. Pero la miniserie dirigida por Stephen Frears (1941, Inglaterra) quiere dejar claro desde el principio que no pretende solo ser una crónica sobre la ruptura de una relación provocada por el compromiso con el periodismo, sino plantear una reflexión más profunda sobre cómo ha cambiado la comunicación entre políticos y periodistas desde aquel 1989. Las primeras imágenes de archivo recuerdan que en 1958 se produjo la primera entrevista política en la televisión británica, considerada como un paso adelante en la democracia. Que en los últimos años la profundidad y el enfoque de este tipo de entrevistas haya derivado hacia espacios en los que los políticos se encuentran cómodos, en medios de comunicación afines ideológicamente, lo deja claro el personaje Brian Walden (Steve Coogan) en el Episodio 2: "Nadie hace entrevistas largas ahora. Todo son tonterías de programas matutinos. Charlas agradables en el sofá, de cinco minutos de duración. Preguntas sin responder. Políticos escupiendo sus propias agendas". Palabras que pronuncia precisamente en 1989, cuando le proponen hacer una entrevista a Margaret Thatcher, a la que había entrevistado muchas veces. Los tiempos han cambiado tanto que en 2019 el entonces candidato Boris Johnson se negó a ser entrevistado en la BBC, como han hecho los líderes políticos tradicionalmente en Gran Bretaña, iniciando una nueva estrategia de comunicación: la incomparecencia.
El guión de James Graham, responsable de series como Sherwood (Filmin, 2022-) y The way (Filmin, 2024), y de películas como Brexit (Toby Haynes, 2019), profundiza de nuevo en las consecuencias de la política económica de Margaret Thatcher que todavía se sienten en la sociedad inglesa, sobre todo en un primer episodio en el que establece los vínculos que unían a la primera ministra y al entrevistador, principalmente su educación en escuelas privadas y su privilegiada clase social. En uno de los primeros encuentros entre Brian Walden (Steve Coogan) y Margaret Thatcher (Harriet Walter), ella defiende la meritocracia como una característica común entre ambos, ascender profesionalmente a través de los logros personales, aunque sin tener en cuenta que posiblemente no todos tengan las mismas oportunidades de demostrar sus capacidades, mostrando claramente que una de las consecuencias de las políticas de la primera ministra conservadora fue la reafirmación de la diferencia de clases, un tema recurrente en las aproximaciones políticas de James Graham. También se apunta como origen de la buena relación entre ambos el hecho de que Brian Walden no era realmente periodista, sino que fue diputado del Parlamento en las filas del Partido Laborista durante unos años hasta que renunció a su acta para comenzar a trabajar en televisión, realizando ese tipo de entrevistas largas que ya no se hacen. Basándose en el libro Why is this Lying Bastard Lying to Me? (2023), de Rob Burley (1969, Inglaterra), que ha sido productor de televisión de programas políticos para BBC, la serie aborda la relación entre los dos protagonistas de una forma precisa y reflejando la decepción de Brian Walden por la influencia de la extrema izquierda en los laboristas, lo que le llevó a considerar su paso al partido conservador (llegó a escribir discursos para Margaret Thatcher). Steve Coogan se ha habituado en los últimos años a personajes reales complejos, como el abusador sexual Jimmy Savile en The reckoning (BBC, 2023), quien de hecho también tuvo un relación cercana con Margaret Thatcher. Y tiene esa capacidad para transformarse en el personaje sin dejar de parecer él mismo. Mientras que la elección de Harriet Walter como Margaret Thatcher puede parecer llamativa, porque no se parecen demasiado, pero la actriz a la que hemos visto en Succession (Max, 2018-2023) y Silo (Apple tv+, 2023-) logra hacer reconocible al personaje sin necesidad de impostaciones como otras actrices que la han interpretado. El segundo episodio transmite la progresiva soledad del poder, algo que también une a los dos protagonistas, con Brian Walden ya retirado de la televisión en 1986, decepcionado con la falta de interés por las entrevistas con profundidad, y la primera ministra cada vez más aislada dentro de su propio partido. "A la gente como nosotros no nos dejarían estar sin fuéramos débiles", dice Brian Walden cuando se le pregunta por qué Margaret Thatcher no reconoce sus errores. Durante la entrevista en el programa Weekend World, de ITV, al que regresó el entrevistador para un encuentro especial con la primera ministra. La renuncia del ministro de Hacienda Nigel Lawson (Ivan Kaye) por discrepancias con la líder del gobierno la dejó en una posición vulnerable y la entrevista debía ser un espacio cómodo en el que ella explicara su política pasando por encima de las desavenencias internas del partido, pero Brian Walden lo convirtió en el tema central de la entrevista, presionándola y mostrando una debilidad en Margaret Thatcher que ella consideró una traición. La veteranía de Stephen Frears consigue extraer la tensión del momento, las dudas de una dama de hierro incapaz de explicar sus decisiones. Brian and Maggie puede sentirse demasiado corta para su enfoque de temas generales más relevantes, quizás porque la entrevista entre Brian Walden y Margaret Thatcher es menos conocida que la que mantuvieron David Frost y Richard Nixon, mostrada en la película El desafío. Frost contra Nixon (Ron Howard, 2008) Pero plantea una interesante reflexión sobre el periodismo y su relación con la política, comparándola con los años en los que una entrevista no era una herramienta de promoción de un partido.
Invisible boys
Miniserie | Stan | Australia 2025 | 10x30' ★★★★☆
Creada por Nicholas Verso
Escrita por Allan Clarke, Declan Greene, Enoch Mailangi, Holden Sheppard, Nicholas Verso
Dirigida por Nicholas Verso
Adentrándose en la exploración del deseo sexual de cuatro jóvenes homosexuales en un pueblo remoto del desierto australiano, Geraldton, la novela Invisible boys (2019), del escritor Holden Sheppard (1988, Australia) ofrecía una representación de las dificultades de estos adolescentes para vivir su deseo y su sexualidad de una forma liberadora, sometidos a la homofobia de una comunidad pequeña y a la presión de sus familias para adoptar una masculinidad heteronormativa, obligados a mantenerse invisibles. La adaptación en formato de miniserie, que ha sido desarrollada por Nicholas Verso, director de la película Boys in the trees (2016), traslada la acción a 2017, el año en que se celebró el plebiscito para la aprobación del matrimonio igualitario en Australia, apoyado por el 62% de los ciudadanos que participaron en la consulta, y posteriormente convertido en ley en el parlamento. Pero al situar la historia en este contexto, la serie plantea una reflexión sobre hasta qué punto la aceptación de la diversidad sexual en las grandes ciudades es un espejismo que oculta la realidad de las pequeñas poblaciones en las que permanecen las dificultades para la aceptación de una sexualidad libre. Nicholas Verso se rodeó de una mesa de guionistas formada por autores que en algunos casos no habían participado en ninguna producción audiovisual, pero son reconocidos en diferentes facetas profesionales, como el dramaturgo Declan Greene o el escritor de novelas Allan Clarke. Y han realizado una adaptación que se toma numerosas licencias en relación con el relato original, pero manteniendo el núcleo y los protagonistas de la historia. Si algo consigue Invisible boys (Stan, 2025) es mostrar diferentes aproximaciones a la sexualidad representadas en estos cuatro personajes: Charlie Roth (Joseph Zada) es un joven rebelde que lidera la banda de música Cemetery Drive junto a sus amigos Bec (Jade Baynes) y Rocky, y pasa las tardes haciendo cruising en unos baños públicos, mientras en el instituto el Padre Mulroney (David Lyons), que es retratado de una manera menos antagonista que en la novela, le exige que se limpie el delineador de ojos. Pero cuando es descubierto en el armario de un hombre casado, su tendencia sexual se hace rápidamente demasiado pública. Hasta que en una noche particularmente complicada, se encuentra en un aparcamiento con Matt Jones (Joe Klocek), un joven granjero con el que comienza una relación sentimental que ya no se basa solo en el sexo. Por su parte, Zeke Calogero (Aydan Calafiore) es un buen estudiante que intenta ocultar el historial de su ordenador en el que busca las redes sociales de Hammer (Zach Blampied), un destacado jugador del equipo local, para masturbarse viendo sus fotografías. Aunque Hammer le acosa en la escuela, siente una atracción especial por él, sin saber que en realidad también oculta su homosexualidad.
El retrato de las familias que realiza la serie es desolador, lo que refuerza en cierto modo el tono de melodrama del relato. El padre de Charlie falleció en un accidente cuando era niño y él mantiene una relación distante con su madre Nadine (Hayley McElhinney); Zeke se enfrenta a una familia religiosa formada por sus padres de origen italiano, Anna (Pia Miranda) y Sam (Vito De Francesco), para los que la homosexualidad es un pecado. Y Hammer está permanentemente controlado por su madre dominante Karla (Shareena Clanton), que parece obsesionada con su carrera deportiva, aunque encuentra cierto consuelo en su tia Doris (Elaine Crombie), quien solo necesita cierta observación para darse cuenta de que su sobrino tiene deseos sexuales muy alejados de los que quisiera su madre. Matt, por su parte, trata de salvar la granja familiar, enfrentándose al progresivo deterioro mental de su padre Luke (Warwick Jones), en constante estado de depresión. Con este panorama, Invisible boys podría parecer solamente una historia que incide en la representación melodramática de la homosexualidad que tanto se desarrolló hace unas décadas, pero el retrato de los personajes no se enfoca solo en la infelicidad de mantenerse invisibles en su entorno, sino que describe los momentos de satisfacción que provocan sus relaciones personales y determinadas actitudes de rebeldía, como la de Zeke en la boda de su hermano en Cake (T1E8). La historia habla también sobre la identidad, dedicando un prólogo en cada episodio a abordar los orígenes de los protagonistas, marcados en casi todos los casos por el predominio de la masculinidad: en la familia Calogero, solo los hombres tienen permitido recoger la cosecha de tomates cada año, mientras en el entorno de Hammer, de identidad indígena, él ha sido siempre considerado el macho alfa de la familia, el deportista que triunfará más allá del equipo local. El episodio The coming out ball (T1E6), se traslada a 1727 para contar uno de los relatos que forman parte de la Historia Queer de Australia cuando, antes incluso de la colonización británica, dos marineros adolescentes fueron declarados culpables de sodomía en el barco holandés Zeewijk, que había naufragado en lo que hoy se conoce como Isla Gun, frente a Geraldton. Ambos fueron condenados a muerte y exiliados a islas más pequeñas, sin comida ni agua. El historiador Edward Duyker describe su muerte como "probablemente lenta y dolorosa" en el libro The Dutch in Australia (Los holandeses en Australia) (1987).
Marcada por algunos tropos de la representación homosexual, Invisible boys muestra con acierto los diferentes caminos de aceptación o negación, que experimentan cuatro personajes muy diferentes, en una historia juvenil que consigue transmitir indignación, pero también emoción y ternura a través de estas vidas adolescentes que se cruzan y de alguna forma encuentran seguridad formando una comunidad propia, como al final del episodio The coming out ball (T1E6), la única ocasión en la que vemos a los cuatro protagonistas juntos, después de una fiesta un tanto accidentada, el único momento en el que pueden ser ellos mismos. También es una historia que ofrece una visión de la homosexualidad desde un punto de vista muy masculina, en la que no hay espacio para otras comunidades, posiblemente por la propia experiencia personal del escritor Holden Sheppard. Tomando como principal influencia la película De cabeza (Ana Kokkinos, 2000), que está considerada como uno de los iconos del cine queer australiano, e introduciendo música de artistas LGTBIQA+, como la banda australiana Effigy, y grupos como Pansy Division, The B-52’s, Perfume Genius o Sigur Ros, Invisible boys es un relato juvenil de relaciones adolescentes, emocionante y profundo, sobre la necesidad de escapar de los entornos hostiles para aceptarse uno mismo.
Schwarze früchte (Black fruit)
Temporada 1 | ARD | Alemania | 8x35' ★★★★☆
Escrita por Lamin Leroy Gibba, Sophia Ayissi, Naomi Kelechi Odhiambo, Lisa Tracy Michalik
Dirigida por Elisha Smith-Leverock, David Ụzọchukwu
Festival de Tribeca '24: Sección Now
BFI Flare - Festival LGBTQIA+ de Londres '25: Sección Minds
Estrenada en el Festival de Tribeca de Nueva York y seleccionada para el festival BFI Flare que se celebra en Londres a partir de esta semana, esta crónica de dos amigos queer en Hamburgo ofrece una perspectiva singular del proceso de madurez de unos personajes que aparentemente han encontrado cierta estabilidad, pero cuyas circunstancias demuestran que es una realidad falsa. Lalo (Lamin Leroy Gibba) tiene una relación desde hace dos años con su novio Tobias (Nick Romeo Reimann), pero él nunca le ha presentado a su familia. Durante una cena en el primer episodio queda claro que el entorno familiar de su pareja es claramente racista, y la conversación cae en todos los tópicos y las preguntas posibles en torno a su raza. Esta mirada que asume realidades que tienen un marcado tono condescendiente está presente a lo largo de toda la serie, como cuando en el Episodio 3 (T1E3) Lalo tiene la oportunidad de presentar una instalación artística en una exposición colectiva de artistas negros, donde la coordinadora le dice: "Me interesa tu perspectiva africana", a lo que Lalo responde: "Bueno, en realidad nací y crecí en Alemania". Los orígenes de su familia en Gambia presuponen que debe tener determinadas inquietudes, como aprender la lengua original del país africano, aunque de hecho el idioma oficial es el inglés. Por su parte, Karla (Melodie Simina) es la mejor amiga de Lalo y tiene un buen trabajo en una empresa de inversión en la que ha recibido un ascenso, pero los comentarios entre sus compañeros adjudican esta promoción a un sistema de cuotas por el hecho de ser una mujer negra, y además su jefe está teniendo acercamientos poco apropiados. También se enfrenta a desafíos en su propio familia, cuando su hermana adolescente Lotta (Vanessa Yeboah) se ha quedado embarazada de su novio, Kojo (Thapelo Mashiane), al que prácticamente acaba de conocer. Creada por su protagonista, Lamin Leroy Gibba (1994, Alemania), Black fruit (ARD, 2024) sabe utilizar con habilidad los malentendidos para crear situaciones embarazosas que le proporcionan un toque irónico, y son el elemento de comedia peculiar que predomina en la serie. En el Episodio 5 (T1E5), Lalo y Karla reciben una invitación de su amiga de juventud Yvonne (Paula Kober), quien se marchó de Hamburgo y ahora vive en Rügen, debido a unos rumores que se propagaron en el instituto. No han hablado desde hace diez años y la intención de Yvonne es que se disculpen por lo que ocurrió, porque el responsable de los rumores no es exactamente quien ellos creían, creándose una de esas situaciones incómodas que provocan vergüenza ajena.
En Alemania no es muy habitual encontrar series protagonizadas por personajes que abordan su raza y su sexualidad desde una perspectiva irónica, y en este sentido, más que las habituales referencias que se puedan encontrar respecto a dramedias más o menos clásicas, Black fruit se sitúa en la línea de series como Más o menos (Movistar Plus+, 2021-2024) o Soñando en negro (Filmin, 2023), con la que comparte esa representación de la negritud como orgullo, pero también como objeto de prejuicios. También puede recordar a la producción sueca Tore (Netflix, 2024), no solo por la mirada queer, sino por ese proceso de duelo mal asumido que lleva al protagonista a perder cierta perspectiva e incluso enfrentarse a sus amigos, después de la muerte de su padre. Aunque la historia solo aborda el tema racial de una manera esporádica, centrándose sobre todo en las meteduras de pata de un personaje principal que es bastante narcisista, pero también muy inseguro. En el Episodio 6 (T1E6) se habla de las relaciones abiertas después de que Lalo descubriera que el novio de su mejor amigo Bijan (Benjamin Radjaipour) está activo en las aplicaciones de citas, pero se desarrolla en una noche en la que él mismo comienza a sentir celos porque su nueva pareja Joshua (Daniel Hernández) es demasiado cariñoso con su ex-novia. Que los dos directores de la serie, Elisha Smith-Leverock y David Ụzọchukwu (1998, Austria) provengan del mundo de la publicidad y la fotografía proporciona una estética cuidada y un uso de los espacios y el color que le da a la historia un aspecto visual especialmente atractivo. Pero la perspectiva también es relevante al contar con un equipo principalmente racializado y queer, especialmente en la sala de guionistas que escribió los episodios junto a Lamin Leroy Gibba, que hasta el momento no había abordado este formato. En el dossier de prensa de la serie, él habla de la autenticidad como un elemento esencial: "Creo que cuando cuentas historias muy específicas, con personajes contradictorios y complejos que tienen un cierto vocabulario y estilo, conectado con las realidades de vidas específicas, las historias tienen un gran potencial para ser auténticas". Black fruit se estrenó en Alemania el pasado otoño, coincidiendo con el estreno de Made in Germany (ARD, 2024), una serie antológica protagonizada por seis jóvenes de segunda generación de inmigrantes que aborda la identidad alemana desde la perspectiva de una juventud que tiene raíces en otros orígenes. Estas propuestas aportan una mirada distintiva a las historias que tradicionalmente se cuentan en las series y películas alemanas, lo que las hace especialmente relevantes, precisamente en una época de retroceso de valores humanos y auge de los nacionalismos.
El jockey se estrena en salas de cine el 30 de mayo.______________________________________Películas mencionadas:
Fatima y Kneecap se pueden ver en Filmin.Bailar con un extraño se puede ver en Acontra+, Filmin y Movistar Plus+. Carros de fuego se puede ver en Disney+, Filmin y Tivify.El mago de Oz se puede ver en Max.Brexit: Una guerra incivil y El desafío: Frost contra Nixon se pueden ver en Movistar Plus+. De cabeza se puede ver en Filmin y Prime Video.