TERF (Trans-Exclusionary Radical Feminist) es un término que se empezó a utilizar en los años ochenta en el Reino Unido en relación con un sector del feminismo radical que excluía a las mujeres transexuales como parte de su movimiento. Hace unos meses se utilizó en las redes sociales cuando surgió la polémica protagonizada por la escritora J.K. Rowling cuando afirmaba que el activismo trans estaba "erosionando a la mujer". Lo peor de la polémica respecto al contenido evidentemente transfóbico del programa, sin embargo, no ha estado en Dave Chapelle sino en la respuesta que dio Ted Sarandos, co-director ejecutivo de Netflix, que en vez de tranquilizar, echó más leña al fuego, con protestas internas entre las trabajadoras trans de la compañía incluso antes de su lanzamiento, según afirma Bloomberg News. Esta revista también ofreció datos sobre el programa que tenía un coste de 24.1 millones de dólares frente al presupuesto de 21.4 millones que tuvo la serie de nueve episodios El juego de calamar (Netflix, 2021-), la más vista en la historia de la plataforma, lo que deja claro la relación privilegiada de Dave Chapelle con Netflix, pero también que es menos rentable de lo que se ha querido transmitir. Netflix asimismo ha sido objeto de críticas esta semana por el lanzamiento de Netflix Games, de momento solo para Android, que sin embargo ha comenzado con cinco juegos que ya existían.La otra controversia del mes la ha protagonizado la migración de HBO España a HBO Max, que ha sido un auténtico caos en el que faltan series, subtítulos, versiones, doblajes y contenido. Uno de los ejemplos es el de la serie Chapelwaite (HBO Max, 2021-), que se estrenó de forma inesperada con cuatro episodios, pero el siguiente que apareció en la plataforma fue el episodio 7. Las redes sociales arden en estos primeros días después del lanzamiento, y los gestores de las cuentas de HBO Max se disculpan, anuncian cambios y tratan de apagar las constantes protestas de los usuarios, que por el mismo precio que pagaban por HBO ahora tienen una plataforma más caótica y desorganizada. Lo sorprendente es que la migración en Estados Unidos que se produjo hace unos meses también fue un caos. Allí hubo ciertas prisas con el lanzamiento de la nueva aplicación, hasta el punto que no estaba disponible en los dos principales dispositivos de transmisión, Roku y Amazon Fire.Por tanto, se podría esperar que los responsables de HBO hubieran tratado de solucionar los problemas antes de que llegara la fecha de lanzamiento a Europa. Pero por el momento, navegar a través de HBO Max es como hacerlo en medio de una tormenta en el triángulo de las Bermudas. A continuación comentamos las series que nos han parecido más interesantes de las que se han estrenado y terminado durante el mes de octubre. Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
La asistenta ****Netflix, 1 de octubreCreada por Molly Smith MetzlerDirigida por John Wells, Nzingha Stewart, Lina Neugebauer, Helen Shaver, Quyen TranEsta es una de esas series que Netflix estrena sin que parezca tener demasiadas esperanzas de grandes audiencias, porque no las acompaña de apenas publicidad, pero que lentamente van creando un entorno favorable que la hacen ir evolucionando mejor de como comienzan. De hecho, cuando ya ha pasado casi un mes de su estreno, esta misma semana la podemos encontrar todavía en el Top 10 de Netflix, la cuarta en España y la sexta en Estados Unidos. Nacida como una miniserie, su repercusión sostenida en el boca-oído ya ha despertado la posibilidad de una segunda temporada a la que su creadora, Molly Smith Metzler, no se resiste. En una entrevista a Decider, ella afirmaba que si hubiera una segunda temporada, no retomaría los mismos personajes: "Creo que hay muchas asistentas, hay muchas trabajadoras del hogar que están experimentando historias tan malas, si no peores, como la de Stephanie Land. (...) Alguien de una geografía diferente con una experiencia de vida totalmente distinta".Lo que consigue La asistenta es crear una historia profundamente dramática sobre los intentos de una madre por alcanzar su propia independencia junto a su hija, en medio de un sistema que promete ayudar pero que en realidad supone un obstáculo. Inspirada en el libro Criada: Trabajo duro, sueldos bajos y la voluntad de supervivencia de una madre (2019, Ed. Capitán Swing), que escribió Stephanie Land basándose en sus propias experiencias, y que se incluyó en la lista de los diez mejores libros del año elaborada por el ex-presidente Barack Obama, además de conseguir críticas muy positivas en The New York Times, la historia se centra en Alex (Margaret Qualley) que decide abandonar a su marido Sean (Nic Robinson) harta de los constantes abusos psicológicos que recibe cuando él llega borracho a casa, y que trata de acogerse a un sistema de ayuda social que sin embargo tiene más fallas de las que podría parecer. Se podría decir que en cierta manera la asistencia social no parece preparada para según qué casos, y que el concepto de abuso psicológico es tan difuso y tan difícil de demostrar que, de nuevo, coloca a las mujeres que los sufren en un dilema sobre su capacidad para iniciar una vida que no dependa de su cónyuge.La asistentahace un retrato demoledor de un sistema social que fracasa estrepitosamente en su ofrecimiento asistencial, y que no es exclusivo de la sociedad norteamericana. Cuando la protagonista se da cuenta de que su perfil no encaja con el estereotipo de mujer maltratada, cuando las heridas no son físicas sino psicológicas, el sistema parece incapaz de ofrecer una ayuda que sea realmente efectiva, y como espectadores nos plantea el reto de reflexionar sobre nuestras propias actitudes frente a estos mismos conceptos. Pero la historia no cae en el melodrama fácil (hay pocos momentos, aunque son duros, en los que la protagonista se hunde emocionalmente), aunque hay una constante sensación de pesadumbre a lo largo de su proceso de liberación, que pasa también por enfrentarse a su propio pasado, por tratar de entender si un padre maltratador puede cambiar con el paso de los años, si la redención es posible para quienes son abusadores. El trabajo de Margaret Qualley es espléndido, emocionalmente contenido, y establece una química especial entre Alex y su madre Paula (Andie MacDowell, su madre en la vida real) que logra algunos de los mejores momentos de la serie.La asistentaes la historia de una superviviente que refleja la heroicidad de muchas supervivientes.
A pesar de los nombres que están relacionados con ella, Heels es una serie que ha ido construyendo su repercusión lentamente, y desde luego es una de las más recomendables de la temporada. Centrada en el mundo de la lucha libre, podríamos decir que es el reverso de GLOW (Netflix, 2017-2019), una mirada a los personajes que habitan en el ring abrazando el drama familiar directamente, pero sin caer en estereotipos. Creada por Michael Waldron, responsable de una serie completamente diferente como Loki (Disney+, 2021-), la historia se centra en los hermanos Space, enfrentados por sus diferentes personalidades y marcados por el trauma del suicidio de su padre, una estrella local de lucha libre. Jack (Stephen Amell, protagonista de Arrow (Netflix, 2012-2020)) es el que está más centrado aparentemente, el guionista y administrador de un negocio familiar que está siempre a punto de hacer aguas, mientras que el más joven Ace (Alexander Ludwig, el inolvidable Bjorn de Vikingos (History Channel, 2014-2020)), es el más pasional, el que se mueve por impulsos que a veces le llevan a cometer graves errores. La historia aborda la línea difusa entre los personajes creados para los espectáculos en el ring y las personalidades propias en la vida real. Esta división, que a veces resulta compleja y turbia, provoca enfrentamientos entre ambos hermanos, pero también crisis familiares y emocionales. Pero Heels no es un drama lacrimógeno, sino que va construyendo poco a poco una dinámica que se sostiene en personajes bien desarrollados, y en una narración que se va completando a fuego lento. De hecho, la serie gana en interés conforme se amplifica, demasiado aprisionada en los primeros episodios por el foco central en los hermanos, y mucho más compleja e interesante conforme se va convirtiendo en un drama coral, especialmente a partir de la incorporación de Wild Bill Hancock (Chris Bauer, al que siempre recordamos de aquella magnífica segunda temporada de The wire (HBO, 2002-2008)), una ex-estrella de la lucha libre retirada debido a los excesos con el alcohol, que intenta recuperar los años de triunfo, y que aporta una dimensión nueva a la historia, incorporando mayor profundidad en el propio retrato de los hermanos protagonistas. También destaca la incorporación de Charlie Gully, rival de Jack y propietario de la Florida Wrestling Dystopia (FWD), que utiliza mayores dosis de violencia, personaje interpretado por Mike O'Malley, conocido actor secundario que ejerce como showrunner de esta serie. Heels se esfuerza en incorporar a aquellos espectadores que no somos seguidores de la lucha libre, explicando a través de los diálogos términos como kayfabe, la introducción de elementos ficticios de las luchas en la realidad, como tratar de mantener una distancia real entre los luchadores que están enfrentados (en el episodio Kayfabe (T1E1), Jack no quiere que le vean en una fiesta junto a Ace porque sus personajes son rivales en el ring). En este sentido, es una propuesta que consigue eliminar los elementos que pudieran parecer demasiado específicos para contribuir a la construcción de un drama universal. El trabajo de dirección también es notable. Peter Segal dirige seis de los ocho episodios de la temporada y en general se deben a él las secuencias de luchas sobre el ring que están rodadas con claridad e impacto visual, mientras que Jessica Lowrey se encarga de los episodios Cheap heat (T1E3) y Cutting promos (T1E4), que tienen una mirada más intimista, pero también marcan un punto de inflexión importante en personajes como Ace, cuando adopta el rol de "heel" (rudo), el luchador antagonista que generalmente es odiado por el público. Es interesante también el tratamiento del universo femenino, a pesar de que teóricamente podría parecer una serie eminentemente masculina. Pero los personajes de Crystal (Keli Berglund), que trata de hacerse un hueco en ese mundo lleno de testosterona, de Staci (Alison Stuff), la esposa de Jack que no quiere ser la típica acompañante del luchador que depende de él en la vida real, y de Willie Day (Mary McCormack), la socia y productora de la DWL (Duffy Wrestling League), que adquiere una profundidad emocional absoluta en los últimos episodios, conforman visiones nada complacientes en medio de las luchas sudorosas y musculadas. Casi se podría hablar de una cierto metalenguaje en la representación de la lucha libre, cuando Jack imagina a sus personajes y las interacciones necesarias para que éstos sigan atrayendo a los espectadores cada fin de semana. En el caso de esta serie, el interés se ha conseguido con creces, creando una de las sorpresas tapadas de este año, cuyo desenlace tiene lugar sobre el ring, y está construido con pericia e inteligencia.
Klangor ****Filmin, 12 de octubreEscrita por Kacper WysokiDirigida por Łukasz KośmickiSi hace unos meses destacamos el estreno del thriller polaco En la ciénaga '97 (Filmin, 2020-), en esta ocasión confirmamos el buen momento de la producción audiovisual de Polonia, que no suele acertar en las historias policíacas. Pero Klangor (Canal+, 2021-) es algo más que una propuesta de thriller, de alguna manera se encuentra en la línea del nordic noir, introduciendo dramas personales alrededor de la propia investigación sobre la desaparición de una joven, cuyo novio ha sido encontrado muerto. Esta búsqueda se convertirá en el punto de quiebre de la vida familiar entre el padre Rafał Wejman (Arkadiusz Jakubik) y la madre Magda Wejman (Maja Ostaszewska). Él es psicólogo en la prisión de Świnoujście, un lugar en el que los propios policías trafican con drogas que venden a los presos, y en la que mantienen un pacto de silencio cuando una de las partidas de drogas está manipulada y provoca sobredosis en algunos prisioneros. Hay un entorno de corrupción y de oscuridad alrededor de la historia principal que alimenta el interés, una especie de reflejo, como también se puede ver en otras películas de origen polaco, de una sociedad que está podrida desde las propias instituciones. Los prisioneros no se reforman sino que se reivindican en su condición de delincuentes, y conviven en un ambiente malsano incluso aunque tengan problemas psiquiátricos, como el personaje de Emil Knapik (Konrad Eleryk). Se puede decir que lo que interesa no es tanto el desenlace del misterio en torno a la desaparición de la hija, sino los retorcidos entornos en los que se tiene que mover el protagonista, que también es un personaje con actitudes contradictorias e impulsivas, como cuando está interesado en cerrar el caso lo antes posible para evitar que las autoridades pongan su foco en su propia hija, para aclarar lo que ha sucedido. De hecho, parte de la resolución del caso la vemos como espectadores en el episodio 6, una narración en flashback que nos permite saber los detalles de lo que ocurrió dos capítulos antes del final. El guión del debutante Kacper Wysoki, que se desarrolló en el programa Canal+ Series Lab en 2016, consigue tramar una historia con diversas bifurcaciones que propone unas subtramas a veces más interesantes que la propia trama principal, como la que protagoniza el guardia de prisiones Krzysztof Ryszka (Piotr Witkowski). El trabajo de dirección de Łukasz Kośmicki también es notable, y en cierta manera tiene en la oscuridad y la presencia de la lluvia como elemento psicológico de los personajes un cierto parecido con el ambiente claustrofóbico de The killing (AMC, 2011-2014). El director es habitual en el género del thriller, con algún título destacable como El juego más frío (Łukasz Kośmicki, 2019) una trama política protagonizada por Bill Pullman. Otra de las características que conforman una ambientación especial es la espléndida música de Mikolaj Trzaska, que se apoya en sonoridades graves de saxofón y otros instrumentos de viento, un estilo que ya ha abordado en otras ocasiones como en la película Wołyń (Wojciech Smarzowski, 2016), y que en Klangor encaja perfectamente para subrayar ese aire de suspense oscuro y deprimente que propone una historia en la que no se puede discernir claramente quienes son los héroes y quiénes los villanos.
Evil (2ª Temp.) *****SyFy, 18 de octubreCreada por Michelle King, Robert KingDirigida por Nelson McCormick, John Dahl, Frederick E.O. Toye, Alethea Jones, Ron Underwood, Robert King, James Whitmore, Jr., Clark Johnson, Stacey K. Black, Kevin Rodney SullivanLa serie de terror del matrimonio King se ha convertido en una de las propuestas más apasionantes del panorama televisivo de los últimos años. Quizás por eso la llegada de la plataforma Paramount+ no ha supuesto ningún problema para traspasar la serie desde CBS hacia esta nueva tribuna, al contrario de lo que ha ocurrido con otras producciones que permanecen en el limbo. Aunque Michelle y Robert King han firmado recientemente un nuevo contrato para seguir trabajando en CBS, la tercera temporada ya confirmada se producirá directamente para Paramount+. Lo interesante de Evil (CBS, 2019-) es que se ha conseguido construir un procedimental que en realidad es una aguda reflexión sobre la naturaleza de la fe y, más aún en esta segunda temporada, elabora una serie de homenajes que hacen referencia a las representaciones culturales del terror. De hecho, el desarrollo de esta segunda entrega ha abierto muchas más posibilidades narrativas que las que tenía la primera parte, introduciendo diversos arcos dramáticos amplios que acompañan prácticamente a todos los personajes principales: la culpa en Kristen (Katja Herbers), la duda sobre la fe en David (Mike Colter) y la extrañeza de Ben (Aasif Mandvi) cuando experimenta sucesos que su escepticismo no puede explicar. Pero también en la extraña relación entre personajes como Leland (Michael Emerson) y Sheryl (Christine Lahti). La serie plantea tantos elementos narrativos que corre el riesgo de defraudar a sus seguidores en el sentido de que deja sin explicar muchos misterios, por lo que el enfoque de la tercera temporada debería ser más cuidadoso. Pero esto no tiene por qué ser un defecto, si se maneja con solvencia, especialmente en una propuesta que se ha convertido en una de las más bizarras que se encuentran actualmente en la televisión.
Lo interesante de la serie es su capacidad para construir dobles lecturas que envuelven las reflexiones sobre la fe católica y al mismo tiempo establecen conexiones con los temores más profundos del ser humano. Y eso permite que la historia, o las historias, tengan posibilidades infinitas para desarrollar aspectos que tienen que ver en general con las preocupaciones de nuestra sociedad. El mejor ejemplo de esto es el episodio más sutil y a la vez más loco de toda la temporada, S is for Silence (T2E7), el único que está dirigido por Robert King, en el que los protagonistas deben acudir a un monasterio de clausura con una regla de silencio estricta. Este episodio que hace referencia a El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986), está rodado sin diálogos casi todo el tiempo y tiene una secuencia espléndida durante una cena en la que las miradas y las sugerencias marcan un ritmo y un lenguaje "silencioso" mucho más expresivo que las palabras. Evil ha conseguido una segunda temporada espléndida, amplia en sus conceptos y rica en sus ideas, pero que deja muchos elementos sin cerrar que deberían ser abordados en la tercera temporada.
Solo asesinatos en el edificio ***Disney+, 31 de agosto-19 de octubreCreada por John Hoffman, Steve MartinDirigida por Jamie Babbit, Gillian Robespierre, Don Scardino, Cherien DabisLa comedia sorpresa de la temporada es una reivindicación de los resortes clásicos del género. No solo porque tenga como protagonistas a Steve Martin y Martin Short, sino porque en su conjunto está construida con un desarrollo y un sentido de la comicidad que recuerda a las clásicas películas de Blake Edwards y Frank Oz, dos de los directores que consiguieron sacar la mejor condición de payaso (en el sentido admirativo de la palabra) de Steve Martin en películas como Un par de seductores (Frank Oz, 1988) o La pantera rosa (Blake Edwards, 2006). Y precisamente el actor nos regala un maravilloso ejercicio de comedia física en el último episodio, Open and shut (T1E10). Pero lo más interesante de Solo asesinatos en el edificio es su capacidad para sorprender pareciendo ser una cosa para acabar abarcando otros temas. Al comienzo de la serie parece que vamos a encontrarnos con una parodia de los podcasts true crime que tanto éxito han tenido en los últimos años. De hecho, que los tres protagonistas sean capaces de conseguir cierta repercusión con su primer podcast indica ya una visión irónica de lo fácil que se ha convertido para cualquiera conectar un micrófono y lanzar teorías conspirativas. La aparición de un grupo de fans que son auténticos nerds y el hartazgo de la detective Williams (Da'Vine Joy Randolph) por las investigaciones "paralelas" de estos programas también ofrecen una mofa de la repercusión de esta nueva forma de comunicación al alcance de cualquiera. Pero la serie tiene otro planteamiento que está por encima de esta simple mirada irónica, y que tiene que ver precisamente con esa reivindicación clásica que mencionábamos antes. Solo asesinatos en el edificio, con sus dos cómicos generacionalmente distintos al actual panorama de la comedia, habla de las segundas oportunidades y de la brecha entre el presente y el pasado. Y ahí es donde encaja el personaje de Mabel (Selena Gómez) que funciona mejor como punto de apoyo para la comicidad de Steve Martin y Martin Short, como esa especie de payaso listo en los clásicos tríos cómicos. Y cuando parece que la serie se estanca algo en los tres personajes, amplía su horizonte para dejar paso a otros personajes que son igualmente irónicos, e igualmente representados por ese tipo de cómicos de otra época, como Nathan Lane, Amy Ryan, Tina Fey o Sting (a quien Mabel confunde con el cantante de U2). La narración funciona bien en el terreno de la investigación, creando una especie de Cluedo en el que se van diversificando los sospechosos y se van desvelando los secretos.
Esta reivindicación de lo clásico se hace completamente patente en el episodio The boy from 6B (T1E6), que adopta la disfunción auditiva de Theo Dimas (James Caverly) para construir, directamente, una película muda. Hay también elementos de metalenguaje en la serie que la hacen especialmente atractiva, desde los títulos de algunos episodios que hacen referencia a recursos narrativos como True crime (T1E1) o Twist (T1E5), y constantes guiños de los personajes al desarrollo de la historia en determinados momentos, como cuando Oliver (Martin Short) comenta que "tenemos un gran espectáculo para esta noche", refiriéndose al podcast pero también en paralelo a la propia narrativa de la serie. Este paralelismo entre la construcción de una historia dentro de la propia historia consigue que la serie encuentre un espacio que le permite también autoparodiarse a sí misma, incluso con un cliffhanger irónico que da paso a la ya confirmada segunda temporada.
Sospechosas inesperadas ***Filmin, 19 de octubreCreada por Jessica RedenbachDirigida por Natalie Bailey, Melvin J. MontalbánEl estreno más inesperado de Filmin este mes es esta comedia australiana que tiene algo de Mujeres desesperadas (ABC, 2004-2012), en torno a la relación de varios personajes femeninos de diversa procedencia social que se unen para cometer un atraco. A las principales protagonistas, Sara (Miranda Otto) y su asistenta Evie (Aina Dumao) las une la falta de recursos económicos, porque la primera se ha gastado todo el dinero de su herencia en una web de asesoramiento sobre bienestar que por el momento no ha dado beneficios. Pero mientras una tiene un entorno que le permite disimular, la otra necesita el dinero para mantener a su familia en Filipinas y tratar de traerse a Australia a su hija pequeña. La serie aborda los problemas de la inmigración filipina en el país, a través de la relación entre las asistentas y las familias para las que trabajan, pero entre las que se convierte en excepción Roxanne (Michelle Vergara Moore) una mujer filipina que está casada con Jordan (Toby Leonard Moore, al que hemos visto como fiscal en Billions (Showtime, 2016-)), y que tiene también una asistenta filipina. Este grupo heterodoxo de mujeres que de alguna manera están unidas por cierta representación de la prevalencia patriarcal, sobre todo cuando un flirteo de Sara con su exnovio Nick (Peter O'Brien, marido en la vida real de Miranda Otto) le puede costar un escándalo, lo que provoca la necesidad de encontrar una fuente de ingresos rápida, que se concreta en el robo de una joya. La propuesta comienza más centrada en el personaje de Sara, pero conforme va abriendo su enfoque hacia otros personajes acaba haciéndose más interesante. Pero ella es la que representa a las mujeres de la alta sociedad con vidas vacías rodeadas de lujos, pero con un sentido de la maternidad que es, cuanto menos, discutible. Y efectivamente puede parecer al comienzo una comedia algo desquiciada, pero poco a poco se centra en la trama principal y se estabiliza en un ritmo mucho más equilibrado. Estrenada el pasado mes de junio en la televisión pública australiana (SBS), la serie aborda también un enfoque abierto hacia la inmigración filipina. De hecho, se calcula que el 10% de los filipinos que emigran escogen como destino Australia, con una población mayoritariamente femenina, del 61% frente al 39% de los hombres. Es fácil entender por tanto que la mayor parte de ellas acaben trabajando en el servicio doméstico. Esta realidad se refleja con eficacia en una serie que traza un paralelismo entre las vidas de las empleadas y de las familias para las que trabajan, y en la forma en que un racismo latente pero no mostrado en la superficie impregna la relación entre estos diferentes estratos sociales. Precisamente, el director debutante Melvin J. Montalbán, que se encarga del segundo episodio, proviene de una familia de inmigrantes filipinos. Pero Sospechosas inesperadas disfraza esta realidad social con el envoltorio de un tono de comedia desenfadada que encuentra en una poderosa interpretación de Miranda Otto una de sus principales virtudes.
Lo que hacemos en las sombras (Temp. 3) *****HBO Max, 3 de septiembre-28 de octubreCreada por Jemaine ClementDirigida por Kyle Newacheck, Yana Gorskaya, Tig Fong
La serie basada en la película Lo que hacemos en las sombras (Jemaine Clement, Taika Waititi, 2014) ha conseguido un engranaje cómico que pocas producciones logran, gracias a unos guiones ágiles, a un trabajo de dirección que controla el ritmo con eficacia y a unos actores que tienen incorporados sus personajes de una forma modélica, personajes que incluso se han desarrollado aún más como Guillermo (Harvey Guillén), que ha asumido un protagonismo cada vez mayor. Lejos quedó aquella primera temporada en la que los mismos Jemaine Clement y Taika Waititi asumieron labores de dirección, para dar paso a partir de la segunda a la incorporación de los dos directores que se han alternado el trabajo en esta tercera entrega: Yana Gorskaya, editora de A la caza de los ñumanos (Taika Waititi, 2016) y de la serie Esta mierda me supera (Netflix, 2020), y Kyle Newacheck, director casi exclusivo de la serie Workaholics (Comedy Central, 2011-2017).
La tercera temporada comienza donde la segunda temporada se quedó, con Guillermo hecho prisionero por la pandilla de vampiros (aunque sin demasiado éxito), tras la masacre que llevó a cabo en Nouveau Théâtre des Vampires (T2E10). La dinámica de los personajes vuelve a su lugar habitual, y establece desde el principio el arco narrativo que formará parte de toda la temporada, como el de Nadja (Natasia Demetriou), que tiene una idea de empoderamiento, de asunción de su condición como lideresa aunque tenga que enfrentarse a Nandor (Kayvan Novak), que a su vez comienza a tener dudas existenciales sobre las desventajas de la eternidad. En cierto modo se puede decir que Lo que hacemos en las sombras es una "comedia de oficina", que se desarrolla en un espacio central con unos personajes que comparten sus responsabilidades con sus propios planteamientos existenciales. Sin embargo, quizás sea Laszlo (Matt Berry) el que menos se ha desarrollado esta temporada, aunque no por ello haya dejado de tener momentos brillantes, especialmente en su relación con Colin (Mark Proksch), un ajuste necesario teniendo en cuenta la nueva posición de su compañera Nadja.
La temporada ha ido creciendo progresivamente, con unos últimos episodios que están entre lo mejor de la serie, especialmente A farewell (T3E9), el único dirigido por Tig Fong, que trabaja como coordinador de acrobacias en la serie, así como en otras producciones como The boys (Amazon, 2019-), y que ha debutado como realizador. Y lo hace consiguiendo un ritmo impecable de vodevil en un episodio en el que aparece como actor invitado David Cross, uno de los protagonistas de Arrested development (Netflix, 2003-2019). Pero el episodio final, The portrait (T3E10) es un ejemplo de cómo deben terminar las temporadas de series: en un suspense colectivo en el que cada personaje se enfrenta a un futuro incierto. Es, posiblemente, uno de los capítulos más perfectos de la serie, un modelo de escritura (junto a A farewell (T3E9) es el único en el que participan los cuatro guionistas principales) que consigue cerrar los arcos narrativos de los protagonistas pero al mismo tiempo abrir nuevas posibilidades para dejar al espectador con dudas sobre sus respectivos destinos.
La producción de la décima temporada de la serie de terror creada por Ryan Murphy y Brad Falchuk sufrió los retrasos provocados por la pandemia del coronavirus y se encontró con el cambio de fecha de estreno desde 2020 hasta el verano de 2021, lo que provocó también una modificación del tema principal de la temporada que, según Ryan Murphy, requería ser rodado durante el verano. Finalmente se presentó la idea de ofrecer una "doble sesión" que incluiría dos historias diferentes a lo largo de los diez episodios de la temporada. Double Feature por tanto ofrece dos miniseries que en principio no tienen nada que ver aunque finalmente hay una cierta conexión. Y, como suele suceder en la serie, el resultado ha deparado una recepción diferente: para unos es la peor temporada, incluso por encima de AHS: Roanoke Aftershow (FX, 2016), mientras otros la consideran un regreso a los inicios.
En cierto modo, se puede decir que el comienzo de Red tide, historia que ocupa los seis primeros episodios, parece conectar con las primeras temporadas de la serie, abordando el tema del vampirismo cuando la familia Gardner llega a la ciudad de Provincetown, donde pronto comienzan a darse cuenta de que habitan seres extraños, y con una estética que homenajea, en la representación de una parte de los vampiros, a los clásicos del género como Nosferatu (F.W. Murnau, 1922). Pero, como suele suceder en la serie, el guión de Ryan Murphy, Brad Falchuk y sus colaboradores pronto se desarrolla hacia otros aspectos que hablan de algunos de los temas habituales del showrunner, en torno al proceso de creación y a la reacción de la crítica hacia el resultado de ese proceso creativo. El camino que sigue la historia resulta decepcionante en cuanto que abandona el planteamiento inicial pero ofrece una lectura irónica sobre lo que se considera talento y la idea de si éste surge del trabajo o simplemente se adquiere de forma "natural".
La segunda parte de la temporada, Death Valley, mejora respecto a la anterior centrándose en un tema que se ha tratado pocas veces en la serie, conectando con la segunda temporada, AHS: Asylum (FX, 2012). La apuesta por contar una clásica historia de invasión alienígena con fotografía en blanco y negro y un estilo que homenajea a los clásicos de la televisión, es sorprendente y compensa la decepción que provoca el final de la anterior. Se trata posiblemente de una de las mejores propuestas de la serie que, por supuesto, va derivando hacia terrenos diferentes, hacia una conexión con la actualidad y una inteligente y provocadora recopilación de las principales teorías de la conspiración que han marcado la historia reciente de los Estados Unidos como si se tratara de hechos promovidos por los extraterrestres. Básicamente, Death Valley se puede considerar como una comedia, una mirada llena de ironía en torno a las fake news que utiliza elementos históricos con buen sentido del humor (es sorprendente descubrir la identidad real de "garganta profunda", que contribuyó al caso Watergate) y que, en su desarrollo absolutamente desquiciado y loco nos ofrece una de las mejores historias de American Horror Story hasta el momento, aunque nos deja con la decepción de no poder presenciar un posible enfrentamiento alien vs. vampiros que hubiera sido impactante.
Chapelwaite ***HBO Max, 26 de octubreCreada por Jason Filardi, Peter FilardiDirigida por Burr Steers, Jeff Renfroe, Rachel Leiterman, David Frazee, Michael Nankin
Casi por sorpresa, la transformación de HBO España en HBO Max ha presentado algunos estrenos inesperados, como esta adaptación del relato Jerusalem's Lot de Stephen King, que estrenó Epix en Estados Unidos y que ha concluido sus emisiones semanales este mismo mes. Adaptado por los hermanos Jason y Peter Filardi, la dificultad principal de esta versión consiste en ampliar el universo creado por el escritor norteamericano, ya que Jerusalem's Lot, conocido en España como Los misterios del gusano, es un cuento corto de unas veinticinco páginas que está narrado a través de cartas que escribe su protagonista, incluido en la antología El umbral de la noche (1978, Ed. Debolsillo). Y esta ampliación que incluye nuevas líneas argumentales y personajes, que componen especialmente los primeros episodios de la serie, es lo más discutible, porque los guionistas convierten al protagonista, el capitán Charles Boone (Adrien Brody) en un viudo que tiene dos hijas y un hijo, circunstancia que se aprovecha para introducir la inclusión racial en el reparto y seguir el camino de lo políticamente correcto, aunque no tenga tanto sentido argumentalmente. Funciona mejor la incorporación de una confidente que acabará siendo fundamental para el desarrollo de la historia, la mujer librepensadora Rebecca Morgan, interpretado por Emily Hampshire, una de las protagonistas de Schitt's Creek (CBC, 2015.2020), que aquí realiza un trabajo notable, aunque a su personaje le falta desarrollo. La serie adopta con acierto el género del terror gótico que, como el propio cuento, tiene en Edgar Allan Poe y Henry James sus principales referentes, y también consigue encontrar un espacio propio lejos de la mansión que sufrirá los ataques de las fuerzas del mal en la segunda parte de la historia. En cierta manera, podemos decir que los primeros episodios trazan una mirada que se aleja de la historia original para adoptar una puesta en escena más cercana a los clásicos del terror, de ese pueblo que acoge con antipatía la llegada de un nuevo miembro de una familia que ha sembrado el caos y la destrucción. Charles Boone se convierte en un apestado aunque su pretensión sin embargo es la de invertir en el desarrollo de la comunidad. Y al mismo tiempo hay una cierta perplejidad en torno al personaje principal y su estado mental, en episodios como Legacy of madness (T1E3), en los que no está claro si sus problemas son reales o psicológicos. Pero esta primera parte podría haberse resumido más, quizás en dos o tres episodios, de forma que conectara como prólogo de los acontecimientos posteriores con mayor eficacia y menor dilación.La segunda parte tiene una tonalidad que la acerca más a las producciones de terror de la Hammer, a partir de la aparición de los seres de ultratumba que acaban siendo la amenaza principal de la familia Boone. Hay mucho más ritmo en episodios como De Vermis Mysteriis (Los misterios del gusano) (T1E7), que directamente entronca con el universo de vampiros y seres sobrenaturales de Terence Fisher o Roy Ward Baker, y que deriva hacia un capítulo en el que se defiende la mansión Chapelwaite en Hold the night (T1E8) que funciona perfectamente en su condición de historia clásica de terror con personajes encerrados haciendo frente a un ataque. Esta conexión con las producciones clásicas es lo que mejor consigue la serie, e incluso apuesta por una especie de conclusión anticlímax que enlaza directamente con el cuento narrado por Stephen King, y que deja abierta las posibilidades para una continuación, aunque en principio la producción está concebida como una miniserie limitada. Starstruck ****HBO Max, 26 de octubreCreada por Rose MatafeoDirigida por Karen MaineUno de los estrenos presentados por HBO Max en su lanzamiento en Europa es esta comedia de BBC Three creada y protagonizada por la comediante neozelandesa Rose Matafeo, a la que podemos ver como actriz en la película El bebé está listo (Curtis Vowell, 2020), una reflexión sobre la maternidad producida por Taika Waititi. Starstruck es una de las sorpresas de esta temporada, una comedia bien construida sobre Jessie (Rose Matafeo), una millenial que tiene un flirteo de una noche con Tom (Nikesh Patel), pero a la mañana siguiente comienza a darse cuenta de las consecuencias de acostarse con un actor famoso. Lo mejor que se puede decir de la historia es que utiliza todos los resortes de la comedia romántica en un híbrido entre Notting Hill (Roger Michell, 1999) y El diario de Bridget Jones (Sharon Maguire, 2001) para ir dándole la vuelta a los clichés con un estilo desenfadado y unos diálogos de comicidad brillante, coescritos entre Rose Matafeo y la también comediante Alice Snedden. Nos encontramos de nuevo con el retrato generacional de una mujer que ha alcanzado la treintena sin tener un futuro claro, como también hemos visto recientemente en series españolas como Todo lo otro (HBO Max, 2021-) o Vida perfecta (Movistar+, 2019-2021), pero que en Gran Bretaña tiene sus principales referentes en Fleabag (Amazon, 2016-2019) o Catastrophe (Movistar+, 2015-), con la que tiene en común al productor Richard Allen-Turner. Y, como en todas ellas, el elemento más destacado es un buen personaje principal que lleva todo el peso de la historia. En este caso Rose Matafeo construye una protagonista que ofrece una mirada irónica en torno a la situación que se presenta ante ella, un "quiero pero no puedo" respecto a la relación con el actor, repleta de dudas y conflictos internos. A la serie se le puede perdonar que no construya con la misma eficacia al personaje masculino, que aquí parece una especie de soporte del personaje principal, el catalizador de la titubeante personalidad de Jessie, pero que no aporta demasiado como individuo. Resulta interesante cómo la historia, sin embargo, huye del juego con las consecuencias de la fama y la relación de una persona que está fuera de ese ambiente, tratando de evitar los lugares comunes, por ejemplo en la forma como resuelve la escena del episodio NYE (T1E1) en la que Jessie sale de la casa de Tom y se encuentra con un grupo de paparazzis que, sin embargo, dejan de fotografiarla: "Es solo la mujer de la limpieza", grita uno de ellos. Lo cual la libra del acoso mediático pero por otro lado es un comentario insultante sobre su aspecto físico. De ahí surge también la pregunta que planea a lo largo de sus encuentros y desencuentros con Tom, sobre por qué ella ha despertado la atención de un actor popular que podría tener a cualquier mujer a su alcance. La directora Karen Maine, que consiguió excelentes críticas con su comedia Sí, Dios mío, sí (Karen Maine, 2019), sobre una adolescente a la que descubren masturbándose en el colegio católico en el que estudia, es también uno de los elementos destacados de una serie que tiene el ritmo preciso, que maneja con talento los resortes de la comedia y deja espacio para el lucimiento de Rose Matafeo, como en el episodio Spring (T1E2), cuando Jessie, que huye del compromiso, confirma que no va a volver a ver al tipo con el que ha pasado la noche, lo que se convierte en un divertido baile por las calles de Londres. El final de la historia queda abierto para una segunda temporada que ya tiene confirmada.
Pero lo más interesante de la propuesta es que consigue construir un nordic noir que sin embargo se interesa más por el drama humano, la desesperación de unas vidas incompletas. Las tres mujeres tienen una relación diferente con el bebé: Jenni como su madre, Maria como su pediatra y Alice como la agente de policía que investiga su desaparición. Pero las tres tienen en común una cierta frustración vital que las lleva a seguir cometiendo errores. A las que hay que unir también la niña Nicole (Nikole Baronas), la otra hija de Jenni y hermana mayor de Lucas, un personaje bien construido entre la desatención de sus padres y los celos que le provoca el nuevo miembro de la familia. Mette Heeno crea una estructura que pasa del presente al pasado, lo que le permite presentar la trama principal y elaborar diferentes subtramas que conducen inexorablemente al momento de la desaparición. Y es arriesgada en su presentación de la maternidad como un proceso difícil, que incluso a veces puede provocar inestabilidad (uno de los personajes secundarios es una madre de la que se sospecha que no quiere alimentar a su bebé). Oscura y muy dura en ocasiones, es una serie que nos remueve las entrañas y que provoca escalofríos en su descripción pesimista del ser humano.
Colin en blanco y negro ****Netflix, 29 de octubreCreada por Ava DuVernay, Colin KaepernickDirigida por Ava DuVernay, Sheldon Candis, Robert Townsend, Angel Kristi Williams, Kenny Leon
Este mes se han estrenado tres interesantes biografías de deportistas destacados: Swagger (Apple tv+, 2021-), sobre la etapa como jugador de baloncesto estudiantil de Kevin Durant, Maradona: Sueño bendito (Amazon, 2021-), sobre el jugador de fútbol argentino, y la serie que comentamos ahora. A las otras dos dedicaremos el espacio que merecen cuando concluyan sus temporadas. Pero hay que decir que Colin en blanco y negro es la biografía que utiliza un formato menos tradicional, porque se trata de un híbrido en forma de docudrama que, por un lado, se centra en la juventud del jugador de fútbol americano Colin Kaepernick, pero por otro lado incorpora al propio protagonista en una serie de reflexiones en torno al racismo en los Estados Unidos. Colin Kaepernick fue objeto de controversia cuando al comienzo de un partido en 2016 permaneció de rodillas mientras sonaba el himno nacional, y recibió numerosas críticas e insultos por este gesto considerado irrespetuoso. La actitud de Kaepernick surgió como protesta por la brutalidad policial, y a partir de 2017, después de que el presidente Donald Trump pidiera públicamente que fuera despedido, no ha conseguido ningún contrato como jugador de la NFL, lo que se atribuye a represalias políticas.
De alguna forma, Colin en blanco y negro sirve al jugador, en colaboración con Ava DuVernay, para establecer su punto de vista dentro del activismo racial. Y consigue que la propuesta sea una mezcla original entre su propio discurso social y la narración de su juventud, cuando se debatía entre ser jugador de béisbol, como todos querían, o convertirse en jugador de fútbol americano. En cierto modo, se puede decir que su planteamiento es el de nadar siempre a contracorriente, enfrentarse al sistema que impone las carreras y las vidas de las personas en base a su posición social o su raza. Y ciertamente algunos de sus discursos pueden ser discutibles, por ejemplo cuando en Cornrows (T1E1) establece un paralelismo entre la selección de jugadores en la NFL y la selección de los africanos en la Norteamérica esclavista. Pero es interesante el planteamiento de que es el sistema el que está viciado, un sistema controlado eminentemente por la supremacía blanca en el mundo del deporte.
En su parte de ficción, la serie construye unos personajes complejos, como el propio Colin (un magnífico Jaden Michael), que está en constante contradicción, empezando por el hecho de que es el hijo negro de un matrimonio de raza blanca que lo adoptó cuando su madre no pudo hacerse cargo de él. El momento en el que comienza a darse cuenta de la constante proliferación de microracismo que le rodea en medio de una sociedad principalmente blanca en la que se mueve, en el espléndido episodio Road trip (T1E3), es también el momento en que sus propios padres, Rick (Nick Offerman) y Teresa (Mary-Louise Parker) son retratados de una forma poco amable, en su actitud bienhechora pero completamente ciega ante las agresiones racistas que sufre su hijo. Ava DuVernay establece en el primer episodio, que es el único que dirige, una perfecta cohesión entre la ficción narrativa y la participación como maestro de ceremonias del propio Colin Kaepernick, que el resto de directores mantiene a un mismo nivel.
Es cierto que algún episodio como Crystal (T1E5), centrado en la indecisión de Colin sobre la relación con una chica blanca o una joven negra, pueden ser discutibles. En él se reflexiona sobre el concepto de belleza y la representación de la imagen de la raza negra como negativa respecto a la raza blanca. Pero el ejemplo del quaterback en torno a que esta percepción ha cambiado en los últimos años, es el hecho de que en 2019 la mayor parte de las misses en los premios de belleza eran de raza negra, lo que se puede considerar, cuanto menos, un punto de vista machista. Si el objetivo del empoderamiento de las mujeres de raza negra es que participen y ganen en concursos misóginos y retrógrados, la lucha por los derechos raciales debería replantearse. Sin embargo, en otros momentos como el episodio Dear Colin (T1E6), que habla de la superación personal, de revelarse contra las ideas preconcebidas y del esfuerzo para conseguir los objetivos, consigue ser emocionante, especialmente cuando Colin Kaepernick atraviesa su propia cuarta pared y se introduce en el escenario de la ficción. Colin en blanco y negro es una serie que no rehuye la controversia, es más, la alimenta, pero sobre todo consigue ser una de las biografías deportivas más originales y entretenidas que se han realizado últimamente.
El tiempo que te doy ****Netflix, 29 de octubreCreada por Nadia de Santiago, Inés Pintor Sierra, Pablo SantidriánDirigida por Inés Pintor Sierra, Pablo Santidrián
Una de las sorpresas de este mes es esta serie de episodios cortos que describe la ruptura de una relación sentimental. Creada por la propia actriz protagonista, Nadia de Santiago, junto al tándem que forman Inés Pintor y Pablo Santidrián, directores de cortometrajes como Postales (2016), A quien dices amar (2019) o Lo de aquella noche (2020), resulta especialmente atractivo el planteamiento formal. La serie está compuesta por diez episodios de unos 13 minutos cada uno en los que la protagonista Lina (Nadia de Santiago) trata de enfocarse cada vez más en su presente en solitario, frente a su reciente pasado junto a Nico (Álvaro Cervantes). De forma que su historia se va oscureciendo lentamente, desde la alegría del comienzo de la relación en 1 minuto de presente y 10 minutos de recuerdo (T1E1) hasta cierta melancolía en el episodio final 10 minutos de presente y 1 minuto de recuerdo (T1E10).
El formato puede suponer determinadas restricciones para la narración de la historia, pero en general está resuelto con eficacia. La serie reproduce, a través de esta concepción temporal, el proceso de transformación de la vida en pareja de una forma poco convencional, lo cual es especialmente disfrutable, porque se plantean como breves cortometrajes que mantienen la trama horizontal pero que también funcionan de forma independiente, una especie de descripción de esos pequeños pasos que la pareja va dando hasta la separación. En cierta manera se puede considerar como una historia que refleja los síntomas de una enfermedad (la infelicidad) y el tratamiento posterior para sanar las heridas sentimentales, aunque la enfermedad no desaparezca del todo, excepto en ese momento casi de fantasía que tiene lugar en Marruecos durante el episodio 9 minutos de presente y 2 minutos de recuerdo (T1E9).
Formalmente original y bien narrada, la serie se sostiene también en la construcción que hacen los actores a través de sus personajes, aunque el punto de vista principal es el de ella. Nadia de Santiago y Álvaro Cervantes consiguen que Lina y Nico sean al mismo tiempo queridos y odiados, es decir, ofrecen una visión humanizada que les refleja con sus defectos y sus virtudes. A lo largo de la historia vamos descubriendo qué ha ido funcionando mal en la pareja, pero de una forma que presenta a los amantes como inculpables de la ruptura, o como culpables a medias, dejando que el espectador encuentre su propia respuesta. Por eso el final de la serie plantea un twist que no resulta convincente, que parece más un intento de originalidad que un recurso narrativo certero. Y eso que a lo largo de toda la historia hemos asistido a un espléndido ejercicio de formato que nos recuerda a otras series que tratan de contar las historias de una forma distinta, como esa narración inversa de la serie Delete me (Viaplay, 2021-). Al final, El tiempo que te doy se ha revelado como una de las producciones españolas más interesantes de esta temporada.
Monsterland: Newark, New Jersey ****
AXN Now, 29 de octubre
Creada por Mary Laws
Dirigida por Babak AnvariEntre las series antológicas que se han estrenado en los últimos meses, posiblemente ésta sea la más infravalorada, a pesar de que su concepción del terror tiene un trasfondo metafórico más elaborado que otras. Monsterland es una especie de mapa de los terrores humanos, que titula cada episodio como una ciudad de los Estados Unidos, un recorrido por los miedos de la sociedad norteamericana, que nació cuando la extrema derecha llegó a la Casa Blanca y se estrenó en la plataforma Hulu en medio de una pandemia, un año antes de que finalmente haya llegado a España. Lo interesante de la propuesta, que está basada en el libro de relatos cortos de Nathan Ballingrud North American Lake Monsters (2013) es que utiliza el miedo y la transformación como un acercamiento metafórico que ofrece la posibilidad de construir personajes multidimensionales. La showrunner de la serie es Mary Laws, que trabajó como consultora de producción en la segunda temporada de Succession (HBO Max, 2018-) después de escribir el guión de la película The Neon Demon (Nicolas Winding Refn, 2016). La serie, sin embargo, no adapta exclusivamente los cuentos del autor. De los ochos episodios, cuatro son adaptaciones directas mientras que otros cuatro son historias originales, e incluso se utiliza a algún personaje recurrente, como la camarera Toni (Kaitlyn Dever), que es protagonista del primer episodio, Port Fourchon, Louisiana (T1E1) y aparece como secundaria en otros dos: New Orleans, Louisiana (T1E3) y Newark, New Jersey (T1E8). Este último está basado en el cuento "The monsters of Heaven", por el que Nathan Ballingrud recibió el prestigioso premio Shirley Jackson, y es el que destacamos de esta serie antológica como una excelente aproximación al duelo por la pérdida. Protagonizado por Mike Colter, al que hemos visto en Jessica Jones (Netflix, 2015-2019), Luke Cage (Netflix, 2016-2018) y Evil (Paramount+, 2019-), y Adepero Oduye, que intervino en la serie Así nos ven (Netflix, 2019) como un matrimonio que ha perdido a su hija tras la caída de seres humanoides a la Tierra, es el mejor episodio de toda la serie, junto a Plainfield, Illinois (T1E5), porque introducen con más eficacia que en el resto la premisa principal de que los monstruos en realidad son reflejos de nuestros propios miedos. Así se asume en los efectos de la sangre de los ángeles caídos transformada en droga callejera: "Me abrió los ojos a la verdad... ¿sabes lo que me mostró? Que soy un monstruo". El episodio está dirigido por el joven cineasta iraní Babak Anvari, que destacó a nivel internacional con su incursión en el terror que reflejaba la opresión del régimen iraní en Bajo la sombra (Babak Anvari, 2016) y después dio el salto a Hollywood con la menos lograda Wounds (Babak Anvari, 2019), que curiosamente también adaptaba un relato de Nathan Ballingrud. La construcción de esta historia es espléndida, creando una degradación progresiva en la relación entre los dos miembros del matrimonio, que asumen de diferente forma la pérdida de su hija, Brian (Mike Colter) incapaz de asumir esta desaparición, mientras que Amy (Adepero Oduye) intenta seguir adelante con una vida que parece estancada. El acercamiento de la editora de guión Emily Kaczmarek modifica la historia original haciendo que la personalidad de Amy esté igual de definida que la de Brian, y que el encuentro con uno de los extraterrestres que es acogido como si fuera una representación de su propia hija, termine en un desenlace surrealista que se convierte en una forma de asumir la pérdida como un hecho inalterable. Dentro del desequilibrio de la serie, hay una evidente intención de Mary Laws por desarrollar historias en las que el terror funcione como reflejo de la humanidad, lo que en episodios como éste se logra con gran eficacia. Ghosts (Temp. 3) ****Movistar+, 31 de octubreCreada por Mathew Baynton, Simon Farnaby, Martha Howe-Douglas, Jim Howick, Laurence Rickard, Ben WillbondDirigida por Nick CollettLa tercera temporada de la serie británica Ghosts (BBC One, 2019-) llega el mismo año que se estrena su versión norteamericana. Ghosts (CBS, 2021-) está desarrollada por Joe Port y Joe Wiseman, productores de numerosas series para la televisión abierta como La extraordinaria playlist de Zoey (NBC, 2020-2021) y su doble episodio de debut consiguió atraer a una audiencia de 5,6 millones de espectadores, que la coloca como la serie de comedia con más éxito estrenada en los últimos meses. Aunque introduce algunos fantasmas nuevos que conectan con la cultura norteamericana, la adaptación sigue fielmente los guiones de la versión inglesa, y en cierta manera necesita encontrar una forma de tener una voz propia, que la completen como una producción más genuina. Mientras tanto, la comedia original alcanza una tercera temporada en buen estado de forma, gracias a la eficacia de sus guiones y esa mezcla acertada de humor tonto que al mismo tiempo aborda temáticas complejas. Surgida tras el final de serie Horrible stories (BBC One, 2009-2020), otra parodia histórica escrita e interpretada por los mismos actores/guionistas, Ghosts asume su mirada al pasado a través de unos fantasmas que resumen parte de la evolución humana en Inglaterra, desde la era antigua hasta la nobleza o los escándalos políticos. Y el hecho de que los propios creadores sean también los intérpretes de estas almas en pena que habitan la mansión que hereda Alison (Charlotte Ritchie) supone una ventaja para construir personajes ricos y entrañables sobre los que en cada temporada descubrimos aspectos sobre su pasado. Nominada este mismo año al Premio BAFTA al Mejor Guión de Comedia, la eficacia de la serie no pasa por adoptar un humor sutil, sino más bien lleno de gags algo tontos que sin embargo componen una de las historias más encantadoras del panorama actual. De alguna forma podría parecer que la premisa de estos fantasmas condenados a vagar por la mansión en la que murieron en diferentes épocas se puede agotar rápidamente. Pero la capacidad para hacer fluir ideas que conectan en cada episodio con los personajes, tanto los muertos como los vivos, consigue que la serie continúe después de tres temporadas en su mismo nivel de efectividad. También hay una manera inteligente de mezclar tramas centradas en los personajes vivos, Alison y Mike (Kiel Smith-Bynoe) con las que se relacionan con los fantasmas, de forma que se establecen dos capas diferentes que al mismo tiempo se ven afectadas mutuamente. En el episodio The Bone plot (T3E1), un equipo de televisión visita la mansión para grabar un documental sobre su pasado, y está a punto de incorporarse un nuevo miembro a la familia de fantasmas; en Something to share? (T3E5), adoptamos el punto de vista de Mike, frente a su imposibilidad de ver a los fantasmas, lo que siempre ha provocado su aislamiento de las interacciones de Alison y de la "vida social" de Button House. Dotada de un excelente ritmo, quizás el mejor de las tres temporadas, que seguramente ha sido aportado por el director Nick Collett, que sustituye a Tom Kingsley, responsable de las dos temporadas anteriores, hay algunos elementos que parecen algo tibios como la trama horizontal en torno a un familiar de Alison, que funciona como la historia central que se desarrolla durante esta temporada. Y posiblemente haría falta alguna nueva incorporación a este particular grupo para evitar que las interacciones entre el grupo principal de personajes acaben agotándose.
El juego más frío, Bajo la sombra y Wounds se pueden ver en Netflix.El nombre de la rosa se puede ver en Filmin y Prime Video. Un par de seductores y Nosferatu se pueden ver en Filmin.Mujeres desesperadas se puede ver en Disney+.Schitt's Creek, El bebé está listo, El diario de Bridget Jones y Sí, Dios mío, sí se pueden ver en Movistar+.Notting Hill se puede ver en Netflix y Prime Video.The neon demon se puede ver en Filmin y HBO Max.