Cuando la huelga organizada por el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA) llega a su segundo mes, el gremio de directores representados por la DGA acaba de llegar a un acuerdo con las productoras y esta semana comienzan las negociaciones con el sindicato de intérpretes SAG-AFTRA. Parece claro, sin embargo, que la batalla por la comunicación está siendo ganada por los guionistas. Frente al silencio de la Asociación de Productores de Cine y Televisión (AMTP), representantes del sindicato han tomado el control de la narrativa con numerosas apariciones en medios de comunicación. Pero esta visibilidad también puede perjudicarles. Cuando los responsables del podcast Strike Talk (Deadline, 2023), dedicado a repasar cada semana las novedades de la huelga, invitaron al ex-productor y jefe de ventas de grandes estudios Bill Mechanic, nominado al Oscar por Hasta el último hombre (Mel Gibson, 2016), los presentadores Billy Ray y Todd Garner defendieron que en la huelga de 2007-2008 la WGA ya comenzó a plantear los problemas que podía suponer la llegada del streaming, pero el ex-directivo les corrigió afirmando que habían perdido la oportunidad de anticipar esta situación: "No lo conseguisteis. No lo hicisteis nada bien", les dijo. O al menos deberían haber aprovechado la incorporación de grandes compañías como Apple y Amazon para renegociar los residuales y otros conceptos que ahora bloquean las negociaciones. En todo caso, la huelga continúa sin que parezca haber un acuerdo cercano, pero las productoras y streamers comienzan a sentir que las consecuencias son más profundas de lo que esperaban y las cancelaciones de rodajes se han venido sucediendo a lo largo del mes, obligando a reorganizar los cuadrantes y retrasando algunos estrenos ya preparados en previsión de que la huelga se extienda varios meses más. El silencio de la AMTP, sin embargo, parece una decisión consciente de evitar un debate público, sobre todo cuando están en negociaciones con otros sindicatos que, si llegan a acuerdos, pueden reforzar su posición frente a los guionistas. En el principio de acuerdo con los directores se han aumentado en un 76% los derechos residuales del streaming global, pero independiente del éxito o fracaso de una producción. Las reivindicaciones de la WGA pretenden sin embargo que se paguen más derechos en base al éxito de las producciones, lo que supondría que los datos de audiencia deberían ser más transparentes que ahora, algo a lo que los streamers no están dispuestos a ceder, porque entonces ellos dejarían de controlar la narrativa sobre lo que es un éxito o no en sus plataformas. Los directores también han conseguido un aumento progresivo de sus salarios y un reconocimiento de que la Inteligencia Artificial no es una persona y que no puede reemplazar funciones de los autores, algo que en realidad no significa nada. La estrategia de la AMTP parece que es tratar de llegar a acuerdos con directores y actores, menos beligerantes que los guionistas, para debilitar el poder de negociación de éstos. Y sobre todo el objetivo principal era evitar una huelga de tres sindicatos, aunque también es cierto que la DGA solo ha ido a la huelga en una ocasión en toda su historia. En estas cinco semanas, hay algunos nombres que han surgido como los principales villanos de la patronal, encabezados por David Zaslav, CEO de Warner Bros. Discovery que se ha convertido en lo que la serie Succession llamaría un "pain sponge" (esponja de dolor), recibiendo abucheos en sus comparecencias públicas; en segundo lugar Ted Sarandos, como representante de Netflix, que ha marcado la estrategia de las plataformas de streaming en la última década; y en tercer lugar Bob Iger, CEO de Walt Disney, que igual que los anteriores ha iniciado una campaña de despidos y reducción de contenido mientras repartía beneficios entre sus accionistas. Apple y Amazon parecen mantener una posición más discreta, pero la huelga se encuentra en un mes importante: si los actores llegan a un acuerdo también, la WGA tendría que ceder inevitablemente, mientras que si se convoca una huelga de intérpretes, la industria de Hollywood se paralizaría completamente. A continuación repasamos las series más destacadas estrenadas a lo largo de las últimas semanas en un mes que está marcado por el final definitivo de algunas de las producciones más relevantes de los últimos años.
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.Algunas de las temporadas referidas son finales definitivos de las series, por lo que, aunque se evitan spoilers importantes, pueden referirse a temas relevantes de temporadas anteriores.
Succession (Temp. 4 y Final) *****HBO Max, 27 de marzo-29 de mayoCreada por Jesse ArmstrongDirigida por Mark Mylod, Becky Martin, Lorene Scafaria, Andrij Pakeh, Shari Springer Berman, Robert Pulcini
Posiblemente la escena que mejor demuestra el abismo que existe en la familia Roy es aquella en la que los cuatro hijos miran un video de su padre disfrutando de una cena con sus colaboradores en el episodio final With open eyes (T4E10). Es un Logan (Brian Cox) divertido recitando los nombres de presidentes "perdedores", travieso cuando Gerrie (J. Smith Cameron) recita un poema picante y hasta emotivo cuando sigue a Karl (David Rusche) cantando Green grow the rushes, O, una canción tradicional de Navidad escocesa que, significativamente, también se conoce como Los doce apóstoles. Para los hijos, esa persona a la que ven divertirse y sonreír a través de la pantalla del televisor es casi un desconocido. Y es una escena que tiene conexión con el momento de la noticia más impactante de la temporada, que se recibe a través de un teléfono con problemas de cobertura, una comunicación entrecortada que nunca llega a ser del todo clara. Jesse Armstrong (1970, Reino Unido) elabora en el episodio final una representación resumida del arco principal de toda la serie, que tiene el habitual juego de prestidigitación narrativa que ha marcado Succession (HBO Max, 2018-2023), pero al mismo tiempo construye de una forma satisfactoria el final más coherente para los hermanos Kendall (Jeremy Strong), Shiv (Sarah Snook) y Roman (Kieran Culkin). En la última entrega del podcast oficial HBO's Succession Podcast (HBO, 2023), el actor Jeremy Strong revelaba que en la secuencia final improvisó una reacción más explícita de su personaje, pero que finalmente se decidió que la percepción más ambigua. Kendall y su relación con el agua a lo largo de la serie, en la piscina de Chiantishire (T3E8) que conecta con el final de Living+ (T4E6), pero también en este último episodio, tiene origen en un poema del libro de T.S. Eliot La tierra baldía (1922, Ed. Cátedra).El mérito del creador de esta serie que sin duda ha marcado la narrativa de ficción reciente, es trasladar los temas de las tragedias shakesperianas en un reflejo de la sociedad actual, de sus reinos de barro y de sus flaqueza. En Succession Logan Roy es un Rey Lear que quiere salvar su reino antes de que sus sucesores lo destrocen, mientras Kendall Roy solo ha podido llegar a ser un líder debilitado como Ricardo II. Tom Wambsgans (Matthew MacFadyen) y Greg Hirsch (Nicholas Brown) son los Rosencrantz y Guildenstern de Shakespeare, pero con un giro imprevisto al final. Quizás el aspecto que menos se destaca de esta serie producida por el director Adam McKay y el actor Will Ferrell, es su cuidada gramática visual, un trabajo de cámara que parece natural, semejante a un documental, que convierte la mirada del espectador en la de un personaje invisible. El primer episodio de la serie, dirigido por Adam McKay, se titulaba Celebration (T1E1) en referencia a la película danesa Celebración (Thomas Vinterberg, 1998), que inauguró el movimiento Dogma '95 creado por Thomas Vinterberg y Lars Von Trier, y de la que Succession adopta su estilo de una forma más marcada en la primera temporada. La cámara está presente como un testigo mudo, intenta adivinar las reacciones de los personajes con zooms rápidos, es interrumpida por sombras que pasan delante de ella... Pero conforme la serie se ha desarrollado este estilo más crudo se ha ido suavizando, lo que se percibe más en la última temporada, mayoritariamente dirigida por Mark Mylod, uno de los directores principales de la serie. La evolución de esta gramática ha ido derivando hacia encuadres más expresivos, como el uso de los reflejos en la escena entre Tom y Shiv en Living+ (T4E6), dirigido por Lorene Scafaria, responsable del largometraje Estafadoras de Wall Street (2019). En una serie que habla sobre el poder y las estrategias para conseguirlo, pero también de las derrotas y el sufrimiento, hay episodios muy significativos que reflejan la manera en que el control se ejerce de una forma despectiva, como el dedicado a las elecciones presidenciales en America decides (T4E8), un título más que irónico, o en las negociaciones en Noruega en Kill list (T4E5). Succession ha estado siempre llena de localizaciones exóticas y lugares paradisíacos de los que sin embargo los protagonistas, como el millonario sueco Lukas Matsson (Alexander Skarsgård), no saben disfrutar realmente. El mundo de privilegios en el que viven estos personajes puede ser envidiable pero también descubrimos que se sostiene sobre raíces podridas. Y sobre todo, como se apunta a lo largo de toda la serie pero especialmente en la conversación entre Lukas y Tom en With open eyes (T4E10), también es profundamente misógino. En este sentido, quizás el personaje más trágico es el de Shiv, que también se podría decir que tiene el final más desesperanzador. Es un reflejo de casos reales de sucesiones en familias millonarias repletas de engaños y traiciones como la batalla por el legado de la familia Radstone, dueña de Paramount, o de Rupert Murdoch, sobre quien Jesse Armstrong escribió el guión de la película Murdoch (2010), una especie de biopic que acabó formando parte de la denominada Black List, una lista que se elabora cada año desde 2005 de proyectos sin producir por diferentes tipos de presiones. Cuando al comienzo de la temporada, en Rehearsal (T4E2), Logan Roy le dice a sus hijos "Os amo, pero no sois personas serias", que ha pasado a engrosar inmediatamente el número de frases más crueles que Logan les ha dicho, juntos o por separado, no podíamos imaginar hasta qué punto esas palabras acabarían teniendo una resonancia fundamental para el desenlace de la serie. HBO Max hizo coincidir el final de dos de sus producciones más emblemáticas de los últimos años, Succession (2018-2023) y Barry (2018-2023), con el lanzamiento de la nueva plataforma Max, que a Europa llegará en 2024, lo que acaba siendo el reflejo de cómo algunos de los finales de series que se han producido este mes también suponen la conclusión de una etapa en la creación de ficción que no estaba sometida completamente al caos que distintos tipos de Logan han provocado en la gestión del streaming. Historias sobre las que sus creadores han logrado mantener el control suficiente como para terminarlas de una forma adecuada.
El poder ****Prime Video, 31 de marzo-12 de mayoCreada por Naomi AldermanDirigida por Logan Kibens, Lisa Gunning, Ugla Hauksdóttir, Shannon Murphy, Neasa Hardiman Adaptada por la propia Naomi Alderman (1974, Reino Unido), autora de la novela El poder (2016, Ed. Rocabolsillo), la serie tiene la virtud de ser bastante fiel al planteamiento original, una propuesta de tono feminista que reflexiona sobre qué ocurriría si las mujeres pudieran controlar un poder especial del que los hombres carecen. Como cualquier especie que evoluciona para hacer frente a los peligros que le rodean, la parte más frágil de la especie humana, las mujeres, generan de forma natural un órgano nuevo dentro de su cuerpo que les permite controlar la electricidad, lo que puede utilizarse como un instrumento de sororidad pero al mismo tiempo como un arma para defenderse. De hecho, mientras los hombres se sienten amenazados por esta nueva capacidad de la comunidad femenina, la defensa que hace la alcaldesa Margot Cleary-López (Toni Collette) de este poder es que ha reducido la violencia contra las mujeres en un 75%, porque ellas tienen ahora la capacidad de poder hacer frente a los ataques. Si recogemos los datos reales, esta lectura es uno de los elementos más actuales que propone la historia: según la organización ONU Mujeres, que pertenece a las Naciones Unidas, en el mundo se estima que "a nivel global una de cada tres mujeres ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja" (ONU Mujeres, Febrero 2022). Por tanto, la reflexión que propone El poder (Prime Video, 2023) no solo es interesante sino también necesaria. Pero lo que distingue a la novela de otras narrativas feministas es que no elude las problemáticas que disponer de un don especial puede acarrear. El control de la violencia como instrumento de equilibrio dentro de la especie humana se puede convertir en una forma de acabar con regímenes misóginos o tráfico sexual, pero también puede generar el abuso de poder por parte de las mujeres de la misma forma, que los hombres lo han ejercido durante décadas. La adaptación realiza algunos cambios significativos con respecto a algunos personajes, como Tatiana Moskalev (Zrinka Zvitecic), que ha pasado de ser una gimnasta a convertirse en la amante de un plutócrata de un país de Europa del Este. Pero son modificaciones que amplían la perspectiva de una historia que en los primeros episodios parece tener problemas para situar a sus personajes, pero va equilibrando las diferentes tramas conforme avanzan en posteriores episodios. Además de la alcaldesa de Seattle y de la concubina de un dictador, también son protagonistas Roxy Monke (Rya Zmitrowicz), la hija ilegítima del mafioso Bernie Monke (Eddie Marsan); Allie (Hall Bush) una joven de Carolina del Sur que huye de su familia y acaba en una comunidad religiosa formada por jóvenes que han desarrollado su mismo poder; y Tunde Ojo (Toheeb Yimoh, uno de los futbolistas de Ted Lasso (Apple tv+, 2020-2023)), un periodista nigeriano que investiga a los grupos de mujeres que se han unido para hacer frente a las amenazas de los gobiernos. A lo largo de esta trama poliédrica, que se asienta en su desarrollo, la serie plantea cuestiones que retan al espectador para reflexionar sobre las posibilidades de una sociedad en la que la igualdad de oportunidades se produzca a través de la desigualdad de poderes, y sobre las consecuencias que podría tener. Aunque los personajes masculinos están menos definidos e incluso algunos como Rob López (John Leguizamo) el marido de la alcaldesa, parecen personajes útiles para el desarrollo de la trama más que disponer de una identidad propia, El poder consigue mantener el interés en una historia que mezcla algunas dosis de acción y violencia a veces muy explícita con una propuesta que provoca al espectador.
Que la mentora de Naomi Alderman haya sido Margaret Atwood, quien también desarrolló una fantasía distópica sobre las desigualdades que comenzó con El cuento de la criada (1985, Ed Salamandra), explica el tono oscuro que adquiere la historia y que se refleja con contundencia en la imágenes de la serie, muy bellamente filmada por un grupo de directoras, entre las que se encuentran la finlandesa Ugla Hauksdóttir, que debutó dirigiendo episodios de Atrapados (Netflix, 2015-), la británica Neasa Hardiman, que ganó un BAFTA TV por Happy Valley (Movistar+, 2014-2023), y la australiana Shannon Murphy, directora de la película El glorioso caos de la vida (Babyteeth) (2019). Y la fotografía en diferentes lugares del planeta, desde Nigeria hasta Moldavia, pasando por Estados Unidos y Gran Bretaña, refleja localizaciones espléndidas a las que no se les coloca un filtro característico para distinguirlas, porque son perfectamente distinguibles gracias a una cuidada puesta en escena (de esto deberían aprender los hermanos Russo). Hay planteamientos muy interesantes, como la historia de Allie, que consigue controlar su don especial hasta que incluso es capaz de revivir animales aplicando pequeñas descargas eléctricas en sus cerebros, y que se convierte en una especie de profeta conforme su capacidad de control se vuelve cada vez más peligrosa. O la subtrama de un influencer masculino de las redes sociales que oculta su rostro para contagiar a quienes le quieran escuchar de un lenguaje de odio contra las mujeres. Hay tantos elementos por explorar a partir del planteamiento original que la serie merecería nuevas temporadas.
Jury duty ****Amazon Freevee, 7-21 de abrilCreada por Lee Eisenberg, Gene StupnitskyDirigida por Jake SzymanskiInédita en España
La tendencia progresiva de las grandes empresas de streaming es la de contar con un canal FAST alternativo, un servicio de transmisión gratuito con publicidad que les permita mantener un amplio catálogo y rentabilizar mejor las suscripciones de los usuarios de la plataforma principal. En el caso de Amazon, tras la adquisición de la base de datos IMDb, lanzó el canal IMDb TV que posteriormente ha renombrado como Amazon Freevee, que solo disponible en Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda, pero que desde 2022 también se ha lanzado en Reino Unido, Alemania y Austria. Al mismo tiempo, estos canales no parecen estar destinados a ser solo receptores de contenidos cuya vida comercial ya está cubierta, sino que también han comenzado a realizar producciones propias. Algunas de las últimas que ha estrenado Amazon Freevee han conseguido buenas críticas y realmente son producciones que merecían estar presentes en las plataformas principales, como esta singular comedia de situación que es al mismo tiempo un mockumentary y un show de telerrealidad. Jury duty (Amazon Freevee, 2023-) se centra en la composición de un jurado popular para el juicio por una demanda civil. En tono de comedia, recrea el proceso de selección de los miembros que formarán parte del jurado, el juicio posterior y las deliberaciones y convivencia entre los componentes del jurado, que teóricamente están siendo grabadas para un documental. Pero la particularidad principal es que todos los participantes son actores, excepto el protagonista Ronald Gladden, quien piensa que está en una situación real. Básicamente, es una especie de Inocente, inocente (Telecinco, 1992-1998) pero con un engaño que dura ocho episodios de 30 minutos.
Por supuesto, la mayor parte de los personajes son bastante extravagantes: Todd (David Brown) está obsesionado con todo tipo de aparatos tecnológicos, a cual más inútil; Barbara (Susan Berger) se suele quedar dormida en el transcurso de los juicios, y para solventar el problema solo se le ocurre tomarse unas galletas de marihuana; Noah (Mekki Leeper) es un joven inseguro que tiene dudas sobre si su novia le está engañando después de haber visto unas fotografías sospechosas en su cuenta de Instagram; el juez Alan Rosen (Alan Barinholtz) se enfrenta al último juicio de su carrera, el abogado Lonnie Coleman (Ishmel Sahid) es posiblemente el peor abogado del mundo, e incluso el actor James Marsden se interpreta a sí mismo pero en una versión especialmente gilipollas de una estrella de Hollywood. A este tipo de personajes se le unen situaciones tan absurdas que muchas veces es difícil de creer que el engañado no sospeche nada. Pero la técnica de la acumulación de situaciones extrañas para impedir que el protagonista pueda asimilarlas completamente está hábilmente utilizada, e incluso en algunos momentos en los que parece que todo resulta demasiado absurdo, el equipo de guionistas e intérpretes, en contacto mediante audífonos, tienen la capacidad de ralentizar el ritmo acumulativo. El episodio The Verdict (T1E8), que es una explicación del rodaje, desvela que ha habido otras muchas situaciones creadas alrededor de Ronald Gladden que se han eliminado del montaje final.
El principal mérito de los creadores Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, que provienen del equipo de guionistas de The office (SkyShowtime, 2005-2013) es haber conseguido un protagonista especialmente receptivo y sobre todo con una personalidad colaborativa y amable con sus compañeros, de forma que muchas de las situaciones más extravagantes son recibidas con solidaridad. Pero la virtud esencial de la serie es la forma en que, conforme se desarrolla la temporada, consigue dejar de centrarse en las reacciones de Ronald como elemento principal de la comicidad para convertirlo en un protagonista más de lo que acaba siendo una muy divertida comedia de situación. De hecho, Jury duty fue concebida en principio como una tradicional sitcom en formato falso documental, pero con un guión cerrado y para los premios Emmy se ha presentado en la categoría de Comedia con Guión. Lo que comienza como una especie de inocentada logra que la mirada del espectador se enfoque en las situaciones en vez de en el protagonista, hasta el punto de que a veces surgen dudas sobre si Ronald Gladden no es también un actor que interpreta a un supuesto personaje real. Pero sobre todo consigue ser una de las comedias más divertidas de este año.
La maravillosa Sra. Maisel (Temp. 5 y Final) ****Prime Video, 14 de abril-26 de mayoCreada por Amy Sherman-Palladino, Daniel PalladinoDirigida por Amy Sherman-Palladino, Daniel Palladino, Daisy von Scherler Mayer, Scott EllisEn este mes de finales de series que han marcado la segunda Época Dorada de la televisión, también llamada prestige tv, esta comedia elegante es otro de los referentes que consolidó Prime Video como una plataforma de streaming destacada tras el éxito de Transparent (Prime Video, 2014-2019), la primera producción de Amazon Studios que logró un Globo de Oro. La maravillosa Sra. Maisel (Prime Video, 2017-2023) surgió de un sistema de producción que ya no es habitual en el que Amazon presentaba a lo largo del año una serie de programas piloto de posibles futuras series que recibían los comentarios de los espectadores. En cierta manera, la serie tomó el relevo de la puesta en escena de los años cincuenta que había dejado vacío el final de Mad men (MGM+, 2007-2015), pero trasladándola a un mundo femenino en el que las mujeres comenzaban a destacar en la escena cómica. El personaje de Mrs. Maisel está inspirado sobre todo en la carrera de Joan Rivers, pero también coincide en algunos aspectos con Mary Tyler Moore, sobre quien se acaba de estrenar el interesante documental Being Mary Tyler Moore (James Adolphus, 2023). Y construye una especie de realidad paralela en la que hay referencias directas a personajes y programas de televisión que existieron, como la trayectoria del comediante Lenny Bruce (Luke Kirby), cuyo final trágico está apuntado en el prólogo del episodio Cuatro minutos (T5E9), y sobre el que también recomendamos la película Lenny (Bob Fosse, 1974), que le valió a Dustin Hoffman una nominación al Oscar. El Show de Gordon Brown que ocupa la parte central de esta última temporada está basado en el programa The Tonight Show (NBC, 1962-1992) presentado por Johnny Carson, y en el que Carol Burnett se reveló como estrella de la comedia gracias a una actuación que presentaba el musical Once upon a mattress (1958), un número que se recrea también en la serie. De forma que La maravillosa Sra. Maisel ha venido ofreciendo a lo largo de sus cinco temporadas un reflejo de la evolución de la comedia en los años cincuenta y sesenta.
Se ha discutido la decisión de introducir flashforwards que nos muestran dónde se encuentran los personajes años después, pero se trata de una forma inteligente de dar un desenlace a cada uno de los muchos e interesantes secundarios que han acompañado la trayectoria y la amistad entre Midge Maisel (Rachel Brosnahan) y Susie Myerson (Alex Borstein), cuyo personaje también está inspirado en la representante de artistas Sue Mengers. Es un final coherente y positivo, pero que también muestra las consecuencias de las decisiones tomadas. No se trata tanto de un final agridulce del personaje, sino de la constatación de que enfocarse en una carrera puede conducir a determinados sacrificios, especialmente en una sociedad en la que las mujeres debían renunciar a su desarrollo profesional para tener una familia, o a su vida personal para desarrollar una carrera, pero en ningún caso contaban con la posibilidad de compaginar ambas. De ahí que sea importante que se muestre la relación de Midge con sus hijos cuando ha alcanzado su sueño. La última temporada de La maravillosa Mrs. Maisel puede haber tenido algunos altibajos, y posiblemente no se puede considerar la mejor, pero el episodio final sí es uno de los mejores. Recupera el espíritu de la historia, nos devuelve una relación cercana entre las dos protagonistas, y ofrece incluso una mirada a la intimidad de Susie, que habitualmente ha sido cerrada en la expresión de su sexualidad y sus relaciones. Lo hace además en una secuencia en la que se pone de manifiesto otra de las grandes virtudes de la serie: la espléndida puesta en escena, que en este caso recrea a la perfección uno de los restaurantes de autoservicio que se pusieron de moda en Nueva York en los años sesenta y a los que Mel Brooks dedicó un homenaje (y una canción) en el documental The Automat (Lisa Hurwitz, 2021).
Los creadores de la serie, el matrimonio formado por Amy-Sherman Palladino (1968, Los Angeles) y Daniel Palladino (1960, Los Angeles), quienes se reparten también la dirección en la mayor parte de los episodios, han podido cerrar adecuadamente esta historia, al contrario que en su anterior éxito Las chicas Gilmore (Netflix, 2000-2007), de la que salieron antes de la última temporada tras no llegar a un acuerdo con The CW, el nuevo canal que surgió de la fusión entre Warner Bros. (The WB) y UPN. Pero en este caso han afirmado en diferentes entrevistas que La maravillosa Mrs. Maisel tiene el desenlace que habían previsto desde el principio, con Midge y Susie exactamente en el momento en el que se encuentran. Y aunque Mary Tyler Moore, uno de los referentes de la serie, acabó protagonizando Rhoda (CBS, 1974-1978), un spin-off de su serie La chica de la tele (CBS, 1970-1977), de la que también surgió otro spin-off, Lou Grant (CBS, 1977, 1982), todas ellas creadas por el imprescindible James L. Brooks, no parece que haya intención de continuar la historia de Midge Maisel o algún otro personaje. Pero la actriz Alex Borstein, que acaba de estrenar su especial de monólogos Alex Borstein: Corsés y trajes de payaso (Prime Video, 2023) apuntaba en una entrevista en el podcast Variety Awards Circuit (Variety, 2021-) que no le importaría participar en una versión musical de Broadway. La última temporada deja atrás los escenarios para centrarse en los primeros late shows de la televisión norteamericana surgidos en los años sesenta, con un monólogo de Midge que es más reivindicativo pero menos brillante que otras actuaciones que hemos visto a lo largo de la serie, como la del Apollo Theatre en el final de la tercera temporada, Una chica judía entra en el Apollo... (T3E8), o la que recreaba la legendaria actuación de Lenny Bruce en el Carnegie Hall, en Cómo llegar al Carnegie Hall (T4E8). Pero es un certero resumen de la trayectoria que ha llevado a Midge Maisel a transformarse desde la esposa de un aspirante a comediante hasta una estrella de la comedia. Y con eso es más que suficiente.
Barry (Temp. 4 y Final) *****HBO Max, 17 de abril-29 de mayoCreada por Alec Berg, Bill HaderDirigida por Bill HaderEstrenadas con solo meses de diferencia, resulta significativo que las dos series más prestigiosas de HBO Max concluyan definitivamente el mismo día, ambas tras cuatro temporadas y por decisión de sus creadores. Pero, aunque generan un nivel de conversación alto, especialmente en la burbuja de los aficionados seriéfilos, ninguna de ellas se puede considerar un éxito masivo, consiguiendo la última temporada de Succession (HBO Max, 2018-2023) un promedio de 8,4 millones de espectadores, mientras que Barry (HBO Max, 2018-2023) ha tenido un promedio de 3,1 millones, según cifras de Warner Bros. Discovery. Han sido aumentos significativos de audiencia, cuadruplicando las que tenía esta última serie, pero a gran distancia del promedio de 29 millones de espectadores de La casa del dragón (HBO Max, 2022-) o los 32 millones por episodio de The last of us (HBO Max, 2023-). Sin embargo, la sensación generalizada es que Barry siempre ha estado ensombrecida por Succession, motivada principalmente porque se trata de una historia más radical. Ambas son de alguna manera comedias con tonalidades grisáceas, pero la serie creada por Alec Berg y Bill Hader se ha ido haciendo progresivamente más oscura, especialmente en las temporadas tres y cuatro, y en esta última dando un giro dramático más acentuado. Resulta curioso que Succession se presenta a los premios Emmy como serie dramática cuando en realidad tiene mucho de comedia, mientras que Barry se propone en las categorías de comedia cuando ha acabado siendo un drama. Con la decisión acertada de que Bill Hader, guionista y actor principal, sea el único director de todos los episodios que forman la temporada final, se ha conseguido una tonalidad mucho más compacta, aunque la serie ha tenido grandes directores como Hiro Murai en las dos primeras temporadas, que es posiblemente uno de los nombres más relevantes de la televisión actual, marcando el tono de producciones como Atlanta (Disney+, 2016-2022), Estación Once (HBO Max, 2021) o The bear (Disney+, 2022-). En realidad, la serie tenía en la tercera temporada un desenlace adecuado para haber sido el final definitivo pero, aunque el personaje central tenía su conclusión cerrada, daba la impresión de que el resto de personajes necesitaba también un cierre más definitivo, y el desarrollo de ésta ha ido dando a cada uno su conclusión. La versión tergiversada de Hollywood de la historia de Barry Berkman (Bill Hader) y su relación con el profesor de interpretación Gene Coisenau (Henry Winkler) es un reflejo de la forma en que la serie ha manejado el mundo del teatro y el cine como una manera de mostrar que todos interpretamos un papel dentro de nuestra sociedad, pero también le ha servido para hacer algunos comentarios sobre cómo funciona la industria, que no faltan en esta temporada, con algunos cameos notables como el de Guillermo del Toro o el de Sian Heder, la directora de la película ganadora del Oscar CODA (2021), que aparece en it takes a psycho (T4E4) dirigiendo una tonta producción de superheroínas, en clara alusión a cuando Chloé Zhao, ganadora del Oscar a Mejor Dirección por Nomadland (2020) acabó dirigiendo Eternals (2021) para Marvel. Su frase es punzante: "En CODA trabajé con actores comprometidos para contar una historia personal y ahora en Mega Girls trabajo con modelos disfrazados de Halloween con una pantalla azul brillante". Estos comentarios sobre el mundo del cine y la televisión están presentes sobre todo a través del personaje de Sally Reed (Sarah Goldberg), uno de los que más ha crecido a lo largo de la serie, destinada a tener relaciones con hombres violentos, pero que convirtió su historia en un éxito de televisión. En cierto modo, Barry también habla de cómo la realidad es abducida por la ficción para construir una nueva realidad, y de qué manera la industria creativa consiste en reconstruir las narrativas a gusto del consumidor. En el otro lado está el arco principal de Barry, calificado erróneamente como un asesino en serie, cuando en realidad es un sicario. que no mata por un deseo irrefrenable sino por encargo de Monroe Fuches (Stephen Root), otro de los personajes que ha ido haciéndose más complejo en su representación del lado oscuro de Barry, junto al traficante NoHo Hank (Anthony Carrigan), que en esta temporada alcanza el límite de la violencia. De hecho, la serie ha sido en esta última temporada mucho más expresiva respecto a la violencia, con hombres enterrados en arena, decapitaciones y torturas, incluso con una secuencia de terror en the wizard (T4E6), entre real e imaginada, que parece sacada de los mejores momentos de American Horror Story (Disney+, 2011-). Lo que hace grande a las series más relevantes de la historia son esas secuencias que se quedan en la memoria, y Barry tiene algunas de las más sorprendentes de los últimos años, como la persecución del episodio 710N (T3E6) en la tercera temporada o la pelea de ronny/lilly (T2E5) en la segunda, que quizás sea uno de los episodios recientes más extravagantes y geniales, ambos dirigidos por Bill Hader. El giro más dramático que ha dado la serie, quizás habría que decir más oscuro, no ha convencido a muchos, pero resulta lógico para el transcurso de una historia en la que los finales felices no parecen estar al alcance de ninguno de sus personajes. Barry Berkman ha terminado ocupando una posición privilegiada en la lista de antihéroes más fascinantes del universo de las series, junto a Walter White, Tony Soprano, Don Draper o Dexter Morgan, que abrazan progresivamente la oscuridad hasta que ya no les queda ninguna salida excepto seguir adentrándose en ella. Y es cuando el concepto de redención o de perdón acaba adquiriendo una tonalidad más trágica, la de ser alguien que en realidad no quieren ser.
La nueva temporada de la serie francesa Paris Police 1900 (Cosmo, 2021-) adopta incluso un tono más oscuro sobre la sociedad parisina de principios del siglo XX. Seis años después de los acontecimientos de la primera entrega, las subtramas protagonizadas por el policía Antoine Jouin (Jérémie Laheurte), el prefecto Louis Lepine (Marc Barbé) y el expolicía Joseph Fiersi (Thibaud Evrard) caminan de forma paralela para acabar uniéndose a lo largo de la temporada. La historia en esta ocasión comienza con el descubrimiento del cuerpo de un hombre que aparentemente se ha suicidado, y que frecuentaba las zonas de encuentros homosexuales en el Bois de Boulogne de París, un parque que hoy en día sigue siendo una zona donde se ejerce la prostitución y se practica el cruising. Al mismo tiempo, la relación entre Marguerite Steinheil (Evelyne Brochu) y su marido Adolphe Steinheil (François Raison) se deteriora debido a la aparición de la sífilis, que es uno de los principales temas tratados en esta temporada. La sífilis se convirtió en uno de los problemas prioritarios de la medicina a finales del siglo XIX, y en 1906 se realizó el primer análisis de sangre, pero la detección de la enfermedad se convirtió en un estigma, especialmente para las mujeres que ejercían la prostitución. De esta forma, la serie aborda algunos aspectos destacados en la sociedad parisina de principios del siglo XX, aunque también ha conocido alguna controversia después de que Canal+ evitara que se hiciera referencia a la Ley francesa de separación de la Iglesia y Estado, que se promulgó precisamente en 1905,
acabando con la financiación de las instituciones eclesiásticas por parte de la administración pública, y cuya ausencia queda extraña en una serie que suele tratar temas políticos. Posteriormente, presidentes como Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy han tratado de introducir enmiendas que permitan modificaciones de la ley a favor de la Iglesia católica, convirtiéndola en una de las leyes más discutidas de la política francesa. La serie creada por el novelista gráfico Fabien Nury (1978, Francia) vuelve a ofrecer una versión oscura de la Belle Époque, un París de callejuelas y fuerzas de seguridad corruptas que persiguen a las prostitutas y a los homosexuales a los que denominan "invertidos", ya que la práctica de la homosexualidad era ilegal y a menudo se confundía con la pederastia. La segunda temporada mejora en cuanto a un mayor enfoque en los tres personajes principales, menos envuelta en una cierta densidad de subtramas políticas que a veces confundía la historia central en la primera temporada. Hay una sordidez en el reflejo de esta sociedad de principios del siglo XX que se intenta contrarrestar con algunos momentos de humor que resultan algo chocantes, y en algunas ocasiones corren el peligro de impulsar a los personajes hacia la caricatura. La relación del matrimonio Steinheil se vuelve más enrevesada, con continuas amenazas e intenciones ocultas, marcada por los secretos y la perversión, pero también subrayada por un tono de humor negro, como cuando Adolphe se muestra molesto con su enfermedad, para la que entonces no existía cura: "Ella se acuesta con todos los hombres y soy yo el que con una sola relación se contagia de sífilis". Bajo la dirección de Julien Despaux y de Frédéric Balekdjian, que también se repartieron la primera temporada, en esta ocasión los ocho episodios se reducen a seis, lo que impide desarrollar mejor algunas de las tramas. Destaca notablemente el aspecto visual de la que es la serie más cara producida por Canal+, gracias a una fotografía de claroscuros, así como la excelente música del compositor español Javier Navarrete (1956, Teruel) que últimamente ha estado involucrado en thrillers y películas de terror internacionales en las que no brillaba especialmente su talento. Atenta siempre a los acontecimientos relevantes de la época, al final de la temporada se nos recuerda que hasta 1982 existió en las prefecturas de la policía francesa los llamados "registre des pédérastes", que en realidad eran listados con los nombres y apellidos de personas homosexuales en todos los ámbitos de la sociedad. Somebody somewhere ****HBO Max, 24 de abril-29 de mayoCreada por Hannah Bos, Paul ThureenDirigida por Robert Cohen, Lennon Parham,Jay Duplass Oculta entre los grandes finales de series representativas de HBO, esta producción de Jay Duplass y Mark Duplass concluyó su segunda temporada el mismo día que terminaban definitivamente Succession (HBO Max, 2018-2023) y Barry (HBO Max, 2018-2023), pero se benefició del tirón de espectadores que atrajo ambos finales y consiguió sus mejores datos de audiencia, dentro de su carácter minoritario. Pocos días después el canal anunciaba que se había renovado para una tercera temporada, lo cual es una satisfacción teniendo en cuenta que es una de esas series que aparentemente no contienen tramas demasiado complejas, pero con cuyos personajes desearías quedarte más tiempo. Esta segunda temporada se centra más en la relación entre Sam (Bridget Everett) y su amigo Joel (Jeff Hiller), especialmente en unos primeros episodios que son todo lo encantadores que se podría esperar de dos colegas divertidos que se sienten cómodos estando juntos, aunque eviten la expresión del cariño. Cuando en la primera temporada Sam regresó al entorno rural de Manhattan, un pequeño pueblo de Kansas, a raíz del fallecimiento de su hermana mayor, encontró en Joel una especie de alma gemela que ahora se ha convertido en su compañero de running, en su colega de borracheras y en un apoyo inseparable para los momentos de bajón emocional. Somebody somewhere (HBO Max, 2022-) fue una de las sorpresas del año pasado y ahora afronta con éxito la consolidación de un drama en el que los protagonistas utilizan el humor como una vía de escape. Afrontando además la ausencia de uno de los personajes importantes, Ed Miller, el padre de Sam, debido al fallecimiento el año pasado del actor Mike Hagerty.Así que el padre de Sam y Tricia (Mary Catherine Garrison), a quien está dedicado el episodio To Ed (TeE7) se fue de la granja familiar, lo que también contribuye a que la relación entre las dos hermanas, habitualmente compleja y llena de reproches, se haga más estrecha. Esta temporada plantea la consolidación de las relaciones de Sam con su entorno, la estabilidad de ese amor platónico que mantiene con Joel y la recuperación de la relación con su hermana Tricia. Pero en el episodio NMB NMP (T2E5), dirigido por la recién incorporada Lennon Parham, la estabilidad se desmorona, Sam se siente traicionada tanto en su entorno familiar como en la amistad con Joel, y la recuperación de una relación estrecha parece complicada. Somebody somewhere es una serie que se asienta sobre la construcción de personajes sólidos y reales, mucho más cercanos que las caricaturas de Ted Lasso (Apple tv+, 2020-2023). Aquí no hacen falta momentos de sensiblería cursi ni una check list de problemáticas sociales para captar la atención de los espectadores, sino que utiliza situaciones con las que resulta fácil identificarse simplemente porque son tan realistas como la vida real. La traición que se plantea proviene de la sensación que tiene Sam de que los que la rodean tratan de ocultarle cosas porque piensan que ella no sería capaz de afrontarlas. Esa idea equivocada de protección por parte de otras personas es un tropo común en las relaciones personales, y de ahí surge la gran virtud de esta serie.
Habitualmente dirigida por el veterano Rob Cohen, que también ha dirigido recientemente algunos episodios de Los Muppets: Los Mayhem dan la nota (Apple tv+, 2023), y Jay Duplass, al que vimos como actor en la serie La directora (Netflix, 2021), Somebody somewhere mantiene sus diálogos ágiles y ese tono "feel good" que sin embargo suele estar teñido de cierta tristeza por los acontecimientos que han rodeado a la familia de Sam, y por la dificultad que ella encuentra para regresar a su vida normal fuera de la burbuja de amistad que mantiene con Joel. Cuando trata de retomar las clases de canto con su antigua profesora Darlene Edwards (Barbara E. Robertson) algo termina rompiéndose desde el punto de vista emocional. Y son esos detalles de fragilidad que la actriz cómica Bridget Everett interpreta con naturalidad, los que definen las virtudes de una serie hermosa. Mrs. Davis ****HBO Max, 25 de abril-23 de mayoCreada por Tara Hernández, Damon LindelofDirigida por Owen Harris, Alethea Jones, Frederick E.O. ToyeLa decisión de la plataforma Peacock de modificar en el último minuto la categoría de los premios Emmy en la que se presenta Mrs. Davis (HBO Max, 2023) desde Serie Dramática hasta Serie Limitada o Antológica, que se produjo el mismo día que se cumplía el plazo de candidaturas, el pasado 9 de mayo, ha provocado especulaciones sobre su posible cancelación, pero también podría indicar que en el caso de ser renovada el planteamiento de sus creadores podría enfocarse hacia una antología, con historias y personajes diferentes. También es cierto que tiene menos competencia en esta categoría, aunque si fuera nominada se enfrentaría a competidoras fuertes como Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer (Netflix, 2022), Bronca (Netflix, 2023-), cuya renovación parece clara tras su éxito mientras el creador Lee Sung Jin ha afirmado en entrevistas que está pensada para tres temporadas, la sorpresa del año Todos quieren a Daisy Jones (Prime Video, 2023) o la aclamada por la crítica Una pequeña luz. Protegiendo a Ana Frank (Disney+, 2023). En todo caso, la serie creada principalmente por Tara Hernández, guionista de The Big Bang Theory (HBO Max, 2007-2019) con la colaboración de Damon Lindelof, tiene una estructura de miniserie que concluye con un desenlace sólido. Y al mismo tiempo conecta con la actualidad de la huelga de guionistas al plantear una historia de aventuras y búsqueda que está relacionada con una fuente de Inteligencia Artificial como principal antagonista, aunque progresivamente vamos descubriendo que el problema no es tanto el ordenador central que toma el nombre de Mrs. Davis, sino la dependencia aceptada por los seres humanos en torno a su uso. Por tanto, a pesar de que los primeros episodios parecen un relato envuelto en cierto caos, cambiando de géneros constantemente entre la comedia, el cine de acción, la ciencia-ficción, las historias medievales y el western, conforme se desarrolla va revelándose como una respuesta hábil e inteligente a la tiranía del algoritmo, ese mismo que toma la decisión de que el principal objetivo de la protagonista Simone (una extraordinaria Betty Gilpin) sea la de encontrar y destruir el Santo Grial. En medio de una trama compleja que sin embargo nunca es confusa, la serie revela a partir del encuentro con Jay (Andy McQueen) en su local de falafel en el episodio Zwei Sie Piel mit Seitung Sie Wirtschaftung (T1E2), que en realidad de lo que quiere hablar es de cómo la devoción por la inteligencia artificial funciona como una representación de la fe, como un sustituto de la divinidad en cuanto a la entrega absoluta de los usuarios/acólitos. Los títulos de cada episodio han surgido precisamente de una IA a la que se le asignó la tarea de resumir la historia de cada uno de ellos en una frase corta, surgiendo propuestas curiosas como Cosas hermosas que vienen con la locura (T1E4), enrevesadas como Un gran lugar para beber para obtener el control de su bebida (T1E5) o directamente locas como Great Gatsby 2001: Una odisea del espacio (T1E7). Mrs. Davis es una serie entretenida que nunca se pierde en elementos innecesarios, construyendo una férrea columna vertebral en la que caben referencias literarias, cinematográficas y artísticas. Y desde luego es una historia que posiblemente no podría crearse con herramientas como el ChatGPT, porque tiene la capacidad de inventiva, ironía y disposición al juego que reivindica la creatividad como intrínsecamente humana.
A pesar de ser estrenada en Peacock en Estados Unidos, Mrs. Davis es una producción de Warner Bros. Television que se ha distribuido internacionalmente a través de HBO Max, aunque con escasa promoción. Rodada en parte en escenarios naturales de Mataró, Castelldefels y Figueres, así como en Barcelona y Gerona, la serie encuentra sus mejores momentos cuando hace referencia a la propia naturaleza del consumo audiovisual, como en la escena en la que Simone y Wiley (Jake McDorman) interrumpen constantemente al náufrago doctor Schrodinger (Ben Chaplin) cuando éste intenta contarles la historia de las Hermanas de la Moneda, haciendo comentarios sobre el relato, un poco a la manera en que las redes sociales se llenan de teorías y consejos sobre cómo las tramas de series populares deberían contarse. Pero lo que sabe construir esta propuesta anárquica de ideas que se multiplican constantemente, es una iconografía que resulta no solo atractiva sino muy sólida, desde la figura de Simone vestida de monja sobre una motocicleta, hasta la espada gigante del Excalibattle, mientras se construyen subtramas consistentes como la del episodio Zwei Sie Piel mit Seitung Sie Wirtschaftung (T1E2) en la que un hombre busca el piano que tocaba su esposa fallecida, petición a la que Mrs. Davis responde con una solución tan lógica como excesiva (y plásticamente muy hermosa), lo que al mismo tiempo comienza a indicar el peligro de que todo lo deseado acabe siendo concedido. La sólida dirección de Owen Harris, realizador de algunos episodios de Black mirror (Netflix, 2011-), quien se encarga de la mitad de los episodios, y Alethea Jones, directora de Made for love (HBO Max, 2021-2022), con la que también tiene algunos elementos en común, encuentra el equilibrio adecuado entre géneros. A veces la serie puede tener dificultades para unificar con éxito todas las ideas que plantea, pero es un concepto tan singular, reflexivo y actual que incluso merece la pena que algunas preguntas no sean respondidas para que nosotros mismos podamos elegir si preferimos la compañía de Siri, de Alexa, de Dios o de ninguno de los tres.
Citadel ****Prime Video, 28 de abril-29 de mayoCreada por Josh Appelbaum, Bryan Oh, David WellDirigida por Newton Thomas Sigel, Jessica YuUna de las principales apuestas por una producción de ámbito internacional es la creación de un multiverso en torno a la organización Citadel, una agencia mundial de espionaje a la que conocemos en el momento en el que sufre un ataque que acaba con la mayor parte de sus espías, planeado por el sindicato criminal Manticore. Mason Kane (Richard Madden) es uno de los pocos que ha sobrevivido, pero cuya memoria ha sido borrada por cuestiones de seguridad. Como si se tratara de Jason Bourne, ocho años después es rescatado por Bernard Orlick (Stanley Tucci) para regresar a la maltrecha Citadel debido a una nueva amenaza de Manticore, liderada por la embajadora Dahlia Archer (Lesley Manville) y que tiene que ver, claro está, con un posible ataque nuclear. Para tratar de impedirlo, debe unirse a su antigua compañera de aventuras y ocasional amante, Nadia Sinh (Priyanka Chopra Jones), que lleva una vida discreta en Valencia. Pero la amnesia de Mason Kane le descubre progresivamente que la principal causa por la que Citadel fue destruida es la colaboración de un topo de Manticore en la organización, lo que traerá consecuencias en su relación con Nadia. Citadel (Prime Video, 2023-) es una producción de Anthony Russo y Joseph Russo que ha surgido del millonario contrato de exclusividad firmado con Amazon, pero el desarrollo ha sufrido numerosos contratiempos que alargó el rodaje hasta un año y aumentó el presupuesto hasta más de 200 millones de dólares, siendo la segunda serie más cara de la historia por detrás de El Señor de los anillos: Los anillos de poder (Prime Video, 2022.-), lo que ha convertido a Amazon Studios en la productora que más dinero ha derrochado en los últimos años. Los problemas comenzaron cuando más de la mitad del equipo original, entre ellos el creador de la serie Josh Appelbaum y el director Brian Kirk, abandonaron la producción por "diferencias creativas". Los hermanos Russo contrataron a David Weil, creador de la serie Hunters (Prime Video, 2020-2023), y le asignaron 75$ millones, que se sumaron a los 160$ millones originales, para rodar nuevas escenas y darle cohesión a la trama. Ciertamente, Citadel es una historia que podría haber surgido de una sesión de Chat GPT, en la que se le hubieran introducido datos sobre Jason Bourne, John Wick, James Bond e Indiana Jones entre otros. Una mezcla de todo tipo de producciones de acción que no aporta grandes novedades, pero que acaba siendo lo suficientemente entretenida como mantenerse de forma constante a lo largo de sus seis episodios. La duración estándar entre 40 y 47 minutos también beneficia a la serie, sobre todo frente a incomprensibles duraciones de casi una hora en otras series de acción irrelevantes como FUBAR (Netflix, 2023), que se extiende de forma innecesaria hasta los ocho episodios. Quizás lo más sorprendente de Citadel es que su alto presupuesto no se refleja exactamente en espectaculares secuencias de acción. La introducción, por ejemplo, es una pelea que se desarrolla en el interior de un cuarto de baño de un tren que circula por los Alpes, pero que no es demasiado destacable, mientras que el resto de las escenas de acción no ofrecen tampoco momentos especialmente notables. En lo que sí se refleja el presupuesto es el empeño de los hermanos Russo por rodar en cada uno de los países en los que se desarrolla la historia, desde Estados Unidos hasta España, pasando por Marruecos, Francia y Gran Bretaña. En nuestro país, localizaciones como Cáceres y sobre todo Valencia forman parte de la historia, y lo cierto es que no se entiende para qué se construyó la Ciudad de la Luz en Alicante si al final el principal escenario donde se han rodado las grandes producciones internacionales es la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, desde Tomorrowland: El mundo del mañana (Brad Bird, 2015), hasta Westworld (HBO, 2016-2022) o Doctor Who (BBC, 2005-). Las localizaciones lucen vistosas, pero se echa en falta algo más de acción. Citadel sin embargo utiliza bien sus recursos en el planteamiento de una historia que ofrece diferentes giros algo previsibles, mientras reconstruye el pasado a partir de flashbacks para ir revelando aspectos de la relación entre Mason y Nadia, introduciendo una trama romántica de la que tampoco se abusa demasiado, pero que se convertirá en uno de los ejes principales. También brilla especialmente una banda sonora del compositor Alex Belcher, producida por Henry Jackman, que se inspira en la música de las películas clásicas de espionaje introduciendo algunos temas principales sobresalientes. Pero lo que beneficia a la serie es su permanente consciencia de que está construida sobre arquetipos y referencias, incluso con frases que hacen mención a éstas, como cuando la esposa de Mason le dice: "Ni siquiera eres capaz de bajar la tapadera del váter, ¿y ahora eres Jason Bourne?". Quizás le hubiera sentado bien más detalles de humor como éste, pero la extraña interpretación de Richard Madden, obligado incomprensiblemente a usar un acento norteamericano, impide estos momentos de relajación. Pero incluso algunas de estas referencias a veces provocan frustración, como la escena de acción en la nieve que recuerda inevitablemente a las clásicas persecuciones de esquí en hasta siete películas de James Bond, que por cierto fueron recopiladas por un aficionado en un video de YouTube titulado James Bond 007: Every ski chase. De hecho, ésta iba a ser la secuencia de introducción de la serie según el plan original de Josh Appelbaum, que pensaba comenzar con una espectacular secuencia de acción de esquí y alta delta, mucho más atractiva que una pelea en el baño de un tren. Pero tras su marcha, la escena se trasladó al episodio 3 quedando totalmente desaprovechada. Como una entretenida historia de espías que bebe de los clásicos, Citadel funciona lo suficientemente bien, pero le falta el empuje de una gran propuesta de acción. Mientras al final de esta temporada ya se anuncia el estreno en 2024 de Citadel: Diana (Prime Video, 2024), un spin-off que se desarrolla en Italia, y también se está rodando otro spin off en la India, el multiverso de Citadel necesita cierta estabilidad para perpetuarse en el tiempo. Una pequeña luz. Protegiendo a Ana Frank ****National Geographic/Disney+, 2-23 de mayoCreada por Tony Phelan, Joan RaterDirigida por Susanna Fogel, Leslie Hope, Tony Phelan
Una de las apuestas que ha ido cobrando más fuerza de cara a las nominaciones de los Emmy en la categoría de Serie Limitada o Antológica es esta producción de ABC Signature para National Geographic que aborda la historia de Ana Frank enfocándose en un personaje habitualmente secundario, el de una de las empleadas del negocio de Otto Frank que mantuvo escondida a la familia entre los años 1942 y 1944. Aunque era de origen austríaco, Miep Gies se negó a formar parte de la asociación de mujeres nazis, y fue la que recogió el diario de Ana Frank cuando fueron descubiertos, entregándoselo a su padre Otto cuando éste regresó del campo de concentración de Auschwitz. Aunque siempre mantuvo que otras personas habían colaborado mucho más que ella, escribió su experiencia en el libro Anne Frank remembered (1987), que fue reeditado en una versión revisada en 2009, con motivo de la celebración del 100 cumpleaños de Miep Gies, quien falleció en 2010. Ella fue también quien recogió el Oscar que ganó la película documental Recordando a Ana Frank (Jon Blair, 1995). A través de la crónica de su colaboración con familias judías, los creadores Tony Phelan y Joan Rater, productores ejecutivos de algunas temporadas de Anatomía de Grey (Disney, 2005-) y responsables del drama Fire Country (CBS, 2022-), sobre un grupo de exconvictos que reducen sus sentencias trabajando como bomberos, consiguen abordar esta historia desde una perspectiva diferente, mostrando también la experiencia de quienes no eran perseguidos por los nazis pero mostraban su solidaridad activa con las víctimas del holocausto.
En los primeros episodios dirigidos por Susanna Fogel, la protagonista Miep Gies (Bel Powley) es una joven alegre que asiste a la represión de los nazis en Amsterdam como una injusticia pero sin ser consciente del peligro real que supone. La actriz inglesa, conocida en Estados Unidos por la película The diary of a teenage girl (Marielle Heller, 2015), que también participa en la serie The Morning Show (Apple tv+, 2019-), hace un trabajo extraordinario en la evolución de su personaje desde la ingenuidad y el idealismo hasta el compromiso, colaborando junto a su marido Jan Gies (Joe Cole) con la resistencia mientras ayuda a la familia de su jefe. Puede ser discutible cierto tono desenvuelto en estos episodios, que muestran la adolescencia de Miep y el comienzo de su relación con Jan de una forma demasiado desenfadada en relación con el drama de la represión nazi, un tono que también impregnaba buena parte de la fallida miniserie Transatlántico (Netflix, 2023). Pero en el caso de Una pequeña luz (National Geographic/Disney+, 2023) funciona como un elemento de contraste con la gradual amenaza que se cierne sobre los personajes principales, y ofrece un punto de vista poco habitual sobre la pasividad de quienes no estaban marcados por la insignia judía. Esta gradación del compromiso y el reconocimiento del horror está bien desarrollada, y tiene su momento más logrado cuando en el episodio La mariposa (T1E4), Miep asiste a una fiesta organizada por su antigua amiga inseparable Tess (Eleanor Tomlinson), un personaje inventado para la serie, donde se da cuenta de que la mayoría de los invitados son oficiales nazis, revelando su papel como colaboracionista, y marcando la decisión de Miep de anteponer su moral frente a una mayor estabilidad. A lo largo de la serie hay algunas decisiones que son controvertidas, especialmente en cuanto a un punto de vista demasiado actual, como la creación de otro personaje ficticio, el hermano homosexual de Miep Gies, Casmir (Laurie Kynaston), que sirve para mostrar el temor de otras comunidades frente a la persecución, pero sobre todo para elaborar una mirada, quizás no del todo necesaria, a la cultura underground de Amsterdam, especialmente a través de sus encuentros en el Café 't Mandje, que fue inaugurado en 1927 por Bet van Beeren, una mujer lesbiana. Se considera a este local como el primero de los Países Bajos abierto a personas homosexuales, pero en realidad ya existían otros locales en la ciudad, aunque sí es el único que hoy en día permanece abierto. Otras subtramas son más interesantes para ampliar el enfoque y la repercusión de la opresión, como la que protagonizan los niños Leddie y Alfred, dos hermanos que son enviados con una familia de acogida en el episodio La patria (T1E3). Rodada en parte en Amsterdam, una ciudad que no fue bombardeada durante la guerra y mantiene algunos espacios similares a los años cuarenta, sin embargo la mayoría de las localizaciones exteriores se rodaron en Praga. Hay un diseño de producción muy notable, aunque los campos de amapolas en el episodio Campo de mierda (T1E5) son tan falsos que parecen un homenaje involuntario a los cuadros de Vincent Van Gogh, y una excelente banda sonora de Ariel Marx que usa instrumentos como el clarinete para definir a la comunidad judía y los instrumentos de cuerda para reflejar la amenaza nazi. La fotografía saca partido de la escasez de luz en las escenas interiores, utilizándose como metáfora del título, especialmente por parte de Stuart Howell, que ya tenía experiencia aportando este tono apagado en la fotografía del primer episodio de Entrevista con el vampiro (AMC+, 2022-). La miniserie Una pequeña luz crece conforme la sombra del nazismo resulta más asfixiante, y alcanza momentos de tensión en los dos últimos episodios, dirigidos por Tony Phelan, aunque el destino de la familia Frank ya es conocido. Pero consigue construir una relación especialmente emocionante entre Otto Frank (un conmovedor Liev Schreiber) y Miep Gies, dejando a Ana Frank como un personaje secundario que sin embargo envuelve el espíritu de resistencia de toda la historia. The Great (Temp. 3) *****MGM+, 13 de mayo-15 de julioCreada por Tony McNamaraDirigida por Matthew Moore, Sheree Folkson, Jaffar Mahmood, Tricia BrockDesde el principio, esta serie adaptada por el dramaturgo Tony McNamara (1967, Australia) de su propia obra teatral ha demostrado ser una de las incursiones más hábiles en la recreación histórica con una mirada actualizada, probando que se pueden hacer este tipo de interpretaciones del pasado de una forma mucho más inteligente que Los Bridgerton (Netflix, 2020-) o La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton (Netflix, 2023). No se trata tanto de introducir elementos modernos o un punto de vista inclusivo forzado, sino de construir una mirada satírica que convierte a los personajes en representaciones modernas, pero dentro de un contexto histórico. De hecho, es significativo que The Great (MGM+, 2020-) no ha sufrido comentarios negativos sobre la introducción de personajes racializados en el Palacio de la Rusia de Catalina la Grande, lo que es un reflejo muy claro de la manera en que es posible ser inclusivo sin por ello resultar artificial. Está claro que al dramaturgo australiano le interesa poco el rigor histórico, porque si fuera así el consorte de la reina Peter (Nicholas Hoult) hubiera fallecido al final de la primera temporada, sino que prefiere hacer una lectura sobre la manera en que una reina como Catherine (Elle Fanning) pudo mantenerse como Emperatriz de Rusia durante 34 años, desde 1762 hasta su muerte en 1792. A lo largo de la serie, y especialmente en esta tercera temporada, hay referencias a algunas de las reformas introducidas, que prácticamente eran solo disfrutadas por la nobleza, como un decreto que permitía a las mujeres separarse de los hombres que generalmente las maltrataban, lo que se convierte en un caos absoluto en el divertido episodio Pedro y el lobo (T3E8).
El tono de humor sarcástico se mantiene en esta tercera temporada que es posiblemente la mejor de todas, especialmente en la construcción de las lealtades y traiciones de los miembros del palacio real, mientras Catherine intenta imponer una visión moderna a un país que está marcado por la violencia y la brutalidad, lo que se refleja de manera excepcional en el episodio You the people (T3E3) en el que trata de prohibir los duelos como forma de resolver los conflictos, algo que no parece sencillo de lograr. Tony McNamara escribe todos los guiones junto a Ava Pickett y Constance Cheng, reforzando la historia de amor compleja y contradictoria entre Catherine, una revolucionaria que se enfrenta a sus propias dudas, y Peter, un hedonista simpático, envueltas en un entorno palaciego en constante conflicto y sometido a luchas internas entre los miembros de la nobleza. Pero la traición que se desarrolló a lo largo de la segunda temporada, también ha modificado las relaciones y el posicionamiento de los personajes, que componen una pieza burlesca en la que tan pronto se traicionan como se reconcilian. La propia Catherine, después de haber intentado asesinar a Peter, le sugiere que dejen atrás el pasado, pero en esta temporada brillan especialmente personajes como el general Velementov (Douglas Hodge), que ve acercarse sus últimas días de gloria sin haber conseguido una gran victoria, o el matrimonio formado por Marial (Phoebe Fox) y el joven Maxime (Henry Meredith), que tiene algunos momentos brillantes. Los primeros episodios de la temporada discurren con ritmo para restituir a los personajes dentro del entorno palaciego, y construir una especie de teatro del absurdo en el que nada es previsible. Pero a mitad de temporada se toma una decisión arriesgada que a muchos seguidores no ha gustado, pero que convierten a Hielo (T3E6) en uno de las más conmovedoras representaciones de la relación entre Catherine y Peter, dirigido con gran sensibilidad por Jafar Mahmood. En su dinámica de personajes egoístas e interesados, destaca también la presencia de Georgina Dymov (Charity Wakefield) que tiene algunos de los mejores diálogos de la temporada, a veces tremendamente zafios, otras absolutamente divertidos y algunos especialmente lúcidos, como en el episodio Érase una vez (T3E10), cuando le da uno de sus consejos sobre la vida a Catherine: "Porque el mundo quema a una persona muchas veces, y entonces te sacudes las cenizas, y caminas hasta el siguiente incendio, sabiendo que el fuego nunca llega a lo más profundo de tu ser". Nicholas Hoult vuelve a brillar en su interpretación de Peter y de su doble Pugachev, mientras que Elle Fanning debe hacer frente a un personaje que pasa por estados emocionales muy complejos, pero que tiene un momento de liberación extraordinario bailando a ritmo de "You shook me all night long" de AC/DC que es una de las mejores escenas de la serie. El final de temporada es un perfecto desenlace definitivo, pero la trayectoria de Catalina la Grande es tan extensa que permite continuar, sobre todo porque The Great está en su mejor momento, y Tony McNamara no está cerrado a una cuarta temporada que, en todo caso, y debido a los acontecimientos producidos, tendría que ser un replanteamiento. Steeltown murders ****BBC One, 15 de mayo-5 de junioEscrita por Ed WhitmoreDirigida por Marc EvansInédita en EspañaEntre las últimas producciones estrenadas por la BBC, a través de su canal lineal en episodios semanales y completa a través de su plataforma BBC iPlayer, esta producción escrita por Ed Whitmore y dirigida por Marc Evans, ambos nominados a los BAFTA TV por la miniserie Manhunt (Filmin, 2019), es una de las más destacables de este año. Como aquélla, se basa en hechos reales para reconstruir un caso sin resolver que se retoma varias décadas después. Cuando en el año 2000 los avances en técnicas de ADN permiten encontrar una muestra del posible asesino de dos jóvenes asesinadas en 1973, el inspector Paul Bethell (Philip Glenister) tiene la oportunidad de recuperar un caso que quedó sin resolver, entre otras cosas por el empeño en enfocarse en un sospechoso que impidió que se investigara a otros. La historia mezcla el nuevo enfoque del caso con la investigación que se desarrolló en los años setenta, en la que participó un joven Paul Bethell (Scott Arthur), quien estableció una conexión especial con una de las familias de las jóvenes encontradas en un bosque. Él también defendió la posibilidad de que estas muertes estuvieran relacionadas con la de otra joven que fue asesinada en una localidad cercana, pero los mandos policiales descartaron desde el principio que se pudiera tratar de un asesino en serie. También se incorpora un elemento de injusticia social, porque la joven víctima aislada tenía una vida social liberal, y mantenía una aventura con un hombre casado, mientras que las otras dos adolescentes, Geraldine (Calista Davies) y Pauline (Jade Croot), eran hijas de familias con cierta estabilidad.
Las pruebas de ADN no solo pueden resolver la investigación treinta años después, sino también establecer si efectivamente la muerte de Sandra, Geraldine y Pauline fue obra de la misma persona. Para ello, el inspector Bethell cuenta con la colaboración de su antiguo compañero Phil Rees (Steffan Rhodri), porque el principal objetivo es el de conseguir muestras de ADN de todas aquellas personas que fueron investigadas en los años setenta en relación con cualquiera de los dos casos. Lo interesante de esta propuesta de Ed Whitmore, que también es autor de la espléndida miniserie El estrangulador de Rillington Place (BBC, 2016) es su atención a las víctimas, en vez de enfocarse como suele ser habitual en los investigadores o el asesino. Cuando la jefa de policía anuncia en una rueda de prensa que han reabierto el caso de 1973, uno de los periodistas le pregunta por qué despilfarran recursos en un caso antiguo cuando el índice de criminalidad está aumentando. Este es precisamente uno de los temas principales de la serie, la forma en que se olvida a las víctimas de actos criminales frente a la necesidad de sus familiares de conseguir que de alguna manera se cierren las heridas, aunque sea tarde. El empeño de Paul Bethell tiene más relación con la deuda que siente hacia estos familiares por darles una respuesta que han estado esperando treinta años que por el hecho de confirmar las sospechas que él tuvo sobre algún sospechoso. Mientras que en otras series las historias paralelas entre el pasado y el presente se sienten a veces demasiado forzadas y poco interesantes, en este caso se revelan como necesarias para entender qué pudo fallar en la primera investigación y de qué manera se pueden resolver en el presente los errores cometidos.
Lo más relevante de Steeltown murders (BBC, 2023) es cómo establece que las consecuencias de una pérdida acaban dejando una huella emocional que resulta casi imposible de borrar. Y lo hace con algunos momentos especialmente sobrecogedores, cuando el inspector Berthell se sorprende de que uno de los familiares, al conocer el resultado de la investigación, se derrumbe emocionalmente: "Pensé que se alegrarían, que estarían agradecidos de que nuestros esfuerzos hubieran dado sus frutos", le dice a Phil Rees. "Creí que me darían la mano, incluso un abrazo. Y que estarían aliviados de que todo hubiera terminado". Lo que revela la escritura precisa del guión es que el impacto de un acto violento provoca heridas emocionales que nunca cicatrizan.
Primo ****Amazon Freevee, 19 de mayoCreada por Shea SerranoDirigida por Kabir Akhtar, Cortney Carrillo, Melissa Fumero, Rebecca AsherInédita en España
Otras de las producciones recientes estrenadas por Freevee se ha convertido en una de las comedias de situación más interesantes de este año. En realidad, Primo (Freevee, 2023) no tiene nada de especial... excepto que es absolutamente encantadora. La historia fue creada por Shea Serrano (1981, Texas), un reconocido periodista deportivo que traslada parte de su experiencia en una familia de origen mexicano. Para desarrollarla, contó con la colaboración de Michael Schur (1975, Michigan), creador de comedias clásicas como Park and recreations (Prime Video, 2009-2015). El protagonista es Rafa (Ignacio Díaz-Silverio), un adolescente que vive con su madre soltera Drea (Christina Vidal), y sobre todo con cinco tíos que representan diferentes conceptos de masculinidad, sustituyendo de alguna manera a la figura paternal a partir de puntos de vista a veces contradictorios. La descripción de cada uno de ellos es una parodia de esa idea del macho latino que el protagonista tiene como único reflejo en un momento en el que necesita recibir consejos para acercarse a una nueva compañera de instituto, Mya (Stakiah Lynn Washington), por la que se siente atraído. Pero al contrario que muchas otras comedias de adolescentes, la inocencia de Rafa convierte su acercamiento en una idea limpia del amor, una especie de idealización que se rompe constantemente por los consejos de sus tíos. Jay (Jonathan Medina) tiene su propia empresa y es el único que está casado de todos los hermanos; Mondo (Efraín Villa) es un hippie espiritual sin trabajo que se dedica a esculpir penes de madera; Rollie (Johnny Rey Díaz) se mete constantemente en problemas debido a pequeñas escaramuzas fuera de la ley; Mike (Henri Esteve) está siempre haciendo referencia a su experiencia como ex-soldado; y Ryan (Carlos Santos) trabaja en un banco, convencido de que escalará posiciones aunque lleva años en el mismo puesto. Este universo algo absurdo que conforman los cinco tíos es la mejor baza que tiene una serie que a veces se estanca con el protagonista, porque realmente tiene un objetivo demasiado simple: enamorar a la chica que le gusta. Pero Primo acierta en la composición de los personajes secundarios, y crece en las interacciones entre ellos, como cuando Rollie y Mike se lanzan a la búsqueda de uno de sus hermanos aparentemente perdidos en el bosque en The ride home (T1E3), o cuando Mike devuelve a Jay una broma que le hizo cuando eran jóvenes, dejándolo atrapado en el tejado de la casa justo el día más caluroso, en una sorprendentemente planificada venganza, en The game champ (T1E4). Hay algunos momentos en los que Primo tiene vibraciones de Reservation dogs (Disney+, 2021-) en su descripción paródica de una comunidad que está representada por sus propios componentes. Aunque evidentemente no tiene la complejidad de aquélla, en este caso se evitan los lugares comunes y los tópicos latinos que predominan en otras series como Acapulco (Apple tv+, 2021-). El guión está lo suficientemente bien escrito como para que, a partir del segundo episodio ya tengamos suficientes elementos para diferenciar las personalidades de cada uno de los tíos, mientras que el personaje de Christina Vidal sirve como un perfecto contrafuego femenino que protege a su hijo Rafa de las tonterías masculinas. Entre los directores, Kabir Akhtar (1975, Virginia), que ha dirigido varios episodios de El joven Sheldon (Movistar+, 2017-) hace un buen trabajo aportando ritmo en la introducción de la historia, mientras que la actriz Melissa Fumero, conocida sobre todo por su participación en Brooklyn Nine-Nine (Netflix, 2013.2021), continúa desarrollando una interesante segunda carrera como guionista y directora. Primo es una comedia de situación efectiva y encantadora que consigue crear personajes lo suficientemente atractivos como para consolidarse en próximas temporadas, convirtiéndose en otro éxito discreto de una plataforma como Amazon Freevee. Somewhere boy *****Filmin, 23 de mayoCreada por Pete JacksonDirigida por Alex Winckler, Alexandra BrodskiSéries Mania '22: Premio del PúblicoBAFTA TV '23: Mejor Talento Emergente (Pete Jackson)Que a un escritor de 43 años le concedan el premio BAFTA TV al Mejor Talento Emergente en vez de al Mejor Guión de Drama, que finalmente se llevó Adam Kay por Esto te va a doler (Movistar+, 2022), no deja de tener su punto de ironía. Pero lo cierto es que el creador de esta serie, Pete Jackson lleva relativamente poco tiempo en el audiovisual. Él se define como un alcohólico en rehabilitación, y su primer trabajo destacado fue la serie radiofónica Love in Recovery (BBC Radio, 2015-2019), basada en su experiencia asistiendo a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Posiblemente el guión de Somewhere boy (Filmin, 2022) es uno de los mejor estructurados entre los estrenos de este año, por su capacidad para introducir numerosos temas a lo largo de una historia aparentemente oscura pero que encuentra momentos de cierta liberación. De la historia es mejor no contar demasiado, porque aunque no pretende elaborar una trama de descubrimientos sorprendentes, se disfruta más acompañando al protagonista Danny (un excelente Lewis Gribben) en este viaje de descubrimiento de un mundo nuevo después de haber estado encerrado en una casa durante toda su infancia, a partir del momento en que su padre Steve (Rory Keenan) decidió protegerlo de los "monstruos" que habitaban el exterior de la casa, a raíz de la muerte de su esposa. Estos seres a los que se refiere Steve son al mismo tiempo representaciones físicas que provienen de la imaginación, pero también monstruosidades alegóricas de trastornos mentales.Cuando Danny finalmente es llevado al hogar de su tía Sue (Lisa McGrills), conociendo a su primo Aaron (Samuel Bottomley, que fue nominado al BAFTA TV), esa educación construida a partir de un mundo de fantasía marcado por las películas del Hollywood clásico y por canciones de jazz y de country de los años cincuenta que conforman una excelente banda sonora a lo largo de toda la serie, el impacto es evidente. En los primeros episodios Danny es como un recién nacido de 18 años que tiene delante de sí todo un mundo por descubrir, pero que no encaja del todo en ese entorno, con sus extrañas decisiones como pedir un martini en un pub donde todos están tomando cerveza mientras ven un partido de fútbol en la televisión. Hay un tono de humor en la historia que sin embargo no provoca la sonrisa, una capacidad para crear un drama a partir de elementos de confrontación. Pero también una forma inteligente de elaborar un desarrollo de la historia en el que los demás de alguna manera van cediendo a la visión del mundo que tiene Danny en vez de ser él quien solamente se adapte. La serie ganó el Premio del Público en el Festival Séries Mania '22, donde se presentó con el título provisional de The birth of Daniel F. Harris, pero parece mucho más adecuado y ambiguo el título definitivo de Somewhere boy, que define mejor la confusión del protagonista. Mientras al comienzo se compone una historia de descubrimiento, se van revelando a través de flashbacks detalles sobre la infancia de Danny enclaustrado en la casa sin tener conciencia de haber sido realmente secuestrado: "Yo era libre de irme", comenta en una ocasión. Pero este drama sobre una infancia arrebatada está elaborada con una tonalidad de suspense que va desvelando aspectos importantes no solo de la situación de Danny sino también de la de otros personajes como su tía Sue, haciendo referencia a temas como el abuso de poder y las enfermedades mentales como la depresión, pero también sobre los sentimientos de culpabilidad y de venganza. Y construye no solo a un protagonista sólido que nunca se siente como demasiado infantilizado, sino también a personajes que tienen profundidad como la mencionada tía Sue o su primo Aaron, un chico que tampoco encaja del todo en el grupo de los que quiere que sean sus amigos. De forma que la historia tiene tiempo para ir asentándose mientras Danny descubre aspectos que le fueron ocultados como la sexualidad, la amistad o el sentimiento de comunidad. Somewhere boy es una excelente propuesta en formato de serie que tiene en su carácter singular y excepcional ciertas coincidencias con The end of the f***ing world (Netflix, 2017), también producida por Petra Fried y Emily Harrison. L'Ora ****Disney+, 26 de mayoEscrita por Ezio Abbate, Riccardo Degni, Claudio FavaDirigida por Ciro D'Emilio, Stefano Lorenzi, Piero MessinaEntre las series que Disney+ viene estrenando para cubrir la cuota obligatoria del 30% de contenido europeo destaca la presencia de la ficción italiana, con miniseries como Las buenas madres (Disney+, 2023), que es la primera que ha producido en Italia, y L'Ora - Inchiostro contro piombo (Disney+, 2023), una producción de Mediaset que se estrenó el pasado verano en lineal a través del Canal 5 y en la plataforma de streaming Mediaset Play. La audiencia en Italia, teniendo en cuenta que se trata de una época no especialmente propicia para este tipo de ficciones, comenzó con buenos datos pero fue perdiendo espectadores progresivamente. Lo cual es significativo, porque con ella Mediaset trataba de recuperar el prestigio de otras épocas en la producción de series con cierta reputación, y se puede decir que L'Ora consigue buena parte de sus objetivos como una propuesta ambiciosa realizada con cierta elegancia, aunque a veces con demasiada tendencia a la grandilocuencia en la concepción visual. La historia está inspirada en el libro Nostra Signora della Necessitá (2006), de Giuseppe Sottile, que a su vez se basaba en la historia real del periódico siciliano L'Ora, que durante la dirección de Vittorio Nisticò entre 1954 y 1975 se convirtió en el azote de la mafia, publicando numerosos reportajes de investigación que denunciaban las relaciones con la política, la policía y la iglesia católica. A partir de estos relatos, los diez episodios reconstruyen la transformación de un periódico en crisis que ofrecía información más o menos intrascendente, a un rotativo en el que los periodistas asumían el riesgo de acusar directamente a los mafiosos y señalarlos con nombres y apellidos. L'Ora nos recuerda a la interesante serie española El Caso: Crónica de sucesos (RTVE Play, 2016), en cuanto a la construcción de un grupo de personajes en un periódico de investigación y la estructura de serie procedimental que se basa en un reportaje diferente en cada episodio, pero todos relacionados con la trama horizontal. En la ciudad de Palermo, el joven Domenico Sciamma (Giovanni Alfieri) acaba de comenzar a trabajar en el periódico L'Ora al mismo tiempo que se incorpora el nuevo director, Antonio Nicastro (Claudio Santamaria), quien tiene ideas muy diferentes sobre cuál debe ser el enfoque periodístico. Su intención es la de desenmascarar a los componentes de la mafia en Palermo, sobre todo después de que tiene lugar un ataque a un prostíbulo de la zona como parte del enfrentamiento entre Luciano Liggio (Lino Musella, a quien hemos visto en Gomorra (HBO Max, 2014-2021)) y Michele Navarra (Fabrizio Ferracane). La intromisión del periódico en los negocios de contrabando, destapando una reunión que lleva a Palermo a una delegación de la mafia neoyorquina, le convierte en el objetivo de los criminales, un enfrentamiento subrayado en el subtítulo de la serie: "tinta contra plomo". L'Ora se convierte en una forma de denuncia pública que sustituye a la incapacidad de la policía para encarcelar a los jefes de la mafia, como dice Antonio Nicastro en el episodio final: "Si ellos no pueden meterle en la cárcel, nosotros podemos ponerle en la portada". Se trata de una producción que cuenta con una recreación del Palermo de los años cincuenta muy cuidada, que abunda en la dramatización de unos hechos reales con un concepto casi operístico, destacando la ambiciosa banda sonora de Bruno Falanga que a veces sin embargo está demasiado presente. L'Ora se beneficia de un plantel de actores estupendos, como Claudio Santamaria, que también protagonizó la comedia Christian (AMC+ España, 2022), y Francesco Colella, al que hemos visto en Las buenas madres (Disney+, 2023) y la muy interesante ZeroZeroZero (Prime Video, 2019). Los dos últimos episodios, tras un acontecimiento trágico, resultan quizás demasiado dramáticos, con cierto abuso de la cámara lenta, pero hay momentos a lo largo de la serie particularmente acertados como el atentado contra uno de los jefes de la mafia, en un trabajo de dirección encabezado por Piero Messina, director de segunda unidad de Paolo Sorrentino, y realizador de algunos episodios de Suburra. La serie (Netflix, 2017-2020). Aunque pueda pasar desapercibida dentro del catálogo de Disney+, L'Ora es una serie a la que merece la pena dedicar atención, porque se trata de una de las mejores que ha producido Mediaset en los últimos años. No se ha confirmado una segunda temporada, que está en el aire por los decepcionantes resultados de audiencia, pero el final de la primera invita a una continuación. ______________________________________Películas mencionadas: Hasta el último hombre se puede ver en Filmin y Movistar+.Estafadoras de Wall Street se puede ver en Prime Video. El glorioso caos de la vida y Lenny se pueden ver en Filmin. Being Mary Tyler Moore se puede ver en HBO Max.Coda se puede ver en Apple tv+. Nomadland se puede ver en Disney+ y Movistar+. Eternals y Tomorrowland: El mundo del mañana se pueden ver en Disney+.