Revista En Femenino

Las siestas: toda una aventura.

Por Felizenbrazos

Un día más, le cedo este rincón (que parece que está abandonado…) a Una mamá muy feliz, para que nos cuente alguna aventurilla de su maternidad. Aunque yo estoy de vacas, a ella la tengo currando a destajo y de momento, no le he dado vacaciones….

tom_jones

Tengo 40 minutos exactos, antes de que mi tesoro se despierte, para contaros mi experiencia con la santa siesta del bebé muy feliz.

(Dos días después…) Como iba diciendo, que como buena andaluza me encanta echarme un coscurrillo después de comer. Peeeeeeeero, cuando llegó mi tesoro con su sueño peculiar, se acabó lo bueno. ¡Con la vidorra que me había pegado durante casi todo el embarazo! que eso no eran coscurros, eso era…vamos, ¡que no me daba tiempo a espabilarme del todo antes de acostarme otra vez por la noche! pues eran todas las tardes fácilmente cuatro horacas de siesta, si, por la parte corta.

Y llegó él, y no nos poníamos de acuerdo en esto de dormir, ¿qué es eso de dormirse a la una de la tarde? ¡Que yo no me podía acostar sin comer! y claro cuando a mi me picaba ese sueño tan bueno, después de las nochecitas toledanas que pasábamos, pues él quería fiesta y ahí me la pasaba yo toda la tarde intentando que se durmiera, o al menos que no llorara, ¡y no le he dado vueltas al cd de Tom Jones! “quseran yu to won to bilon bai ani wuan tarara rara ra” ¡era lo único que lo calmaba! ¿Os acordáis mamis marcianas 2012? ¡Eso eran tardes de marchuqui y lo demás es tontería!

Poco a poco fui cuadrándole las siestas (eso es lo que digo siempre, pero el niño cambio sus horarios cuando le salió de sus santos…) y aprendiendo el postureo de dar teta, cambié de ubicación el cojín de lactancia y el sofá se convirtió en nuestro mejor aliado, mi tesoro de una teta a otra y yo cerraba solo un ojo, pero bueno ¡era lo más parecido a una siesta que tenía en algunos meses!

Conforme fue llegando el calorcito, bueno aquí en el sur el calorazo llega de un día para otro, nos pegábamos como si estuviéramos en un sofá de “escai” (que no es el caso), por lo que pedí el traslado a la cama y llegó “La Siesta de Una mamá y un bebé muy felices”, Él seguía de una teta a otra hasta que poco a poco empezó a soltar el pezón y solo se despertaba en la mitad, otra teta y otra vez a dormir.

Y llegó el frío y a mi como que no me pega la siesta en la cama, soy más de braserito, y claro con el nórdico, todo a oscuras, me levantaba de noche, con una cogorza en lo alto que parece que me había bebido siete whiskys (aclaración: que me imagino yo que debe ser así, no que me los haya bebido nunca). En esta etapa fue cuando empezaron las contracturas en todas las partes de mi cuerpo de no moverme en unas cuantas horas, se me empezó a ir un poco la cabeza de estar todo ese rato dándole vueltas y también comenzó el ensanchamiento de mi vejiga, que aunque la tengo de gorda como una gaita y muy bien educada, un día se sublevó en mi contra y decidió vaciarse a deshoras, me levanté una chispitilla a hacer pis y a mi tesoro no se le ocurrió otra cosa que empezar a gatear, ¡que porrazo dio el pobre mío!…ahora que lo pienso ¿por qué todos los avances importantes de mi bebé han ocurrido mientras hago pis? que cosa para contarle cuando sea mayor-“hijo estaba yo haciendo pis cuando tu…por primera vez”.

Opté por pedirle el traslado de nuevo, en esta ocasión a la cuna, allí lo ponía tras dormirlo felizenbrazos con mi superbandolera con poderes somníferos y yo me iba al sofá, con la oreja orientada hacia el dormitorio, me sentaba en el filillo en posición de “preparados, listos, ya” para salir corriendo en cuanto lo oía moverse lo más mínimo antes de que me montara el pollo y ya fuera misión imposible, siesta abortada.

Poco a poco fue echando el rato del tirón y yo empecé a vivir; empecé a recostarme un poco en el sofá, la torticolis de la posición de la cabeza para orientar la oreja fue remitiendo, algunos días incluso me atrevía a hacer bicicleta, comencé a contaros estas vivencias y…empecé a engordar, a ver, a ver, a ver, a mi no me viene la inspiración si no me como antes un helado o media bolsa de colines mojados en nocilla ¡son mi perdición! pero necesito glucosa, entendedme. Ay, pero no fue tan fácil; pocas veces me he confiado y he tenido que salir corriendo a dormirle de nuevo, con el cono de helado a medias, que parecía la versión maternal de la estatua de la libertad, o de lo que he corrido casi llego con la bici estática, me he tenido que acostar y me he levantado con las piernas medio cangrenadas y la cabeza hinchada de la presión del culotte.

Ahora estamos en una fase de recaída, no hay manera de dormirlo y me niego de volver al Tom Jones del principio, al sofá con él encima con estos calores, a estar acostada toda la tarde sin sueño, a dejarlo solo en la cama para que se vuelva a caer…y que no, que a mi ya no hay quién me quite el chocolate después de comer. Jo pero me da mucha pena, sabiendo que conmigo si duerme, no facilitarle su siesta. Así que ahora tenemos siesta a la japonesa, he tirado el colchón al suelo, así que, aunque me acueste con él, puedo levantarme una vez dormido a contaros mis historias, a comerme mi dulce o a hacer pis.

Si es que el que no se apaña es porque no quiere. Shhhhhhh que mi bebé duerme.

Una mamá muy feliz os desea felices siestas.

 


Las siestas: toda una aventura.
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Las siestas: toda una aventura.

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