Revista Opinión

Las sonrisas de Jiménez y Clinton

Publicado el 21 noviembre 2010 por Javiermadrazo

Las sonrisas de Jiménez y Clinton

Hay imágenes que dicen más que mil palabras. En este caso concreto, debo reconocer que me aterran las sonrisas, tan forzadas como hipócritas, de Trinidad Jiménez y Hillary Clinton, mientras presuntamente hablan de la terrible situación en la que se encuentra el pueblo saharaui, tras la masacre perpetrada por Marruecos en el Campamento Dignidad, en El Aaiún.  Dicen los titulares de prensa que la ministra española de Asuntos Exteriores pidió ayer en Lisboa  a la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, un “mayor impulso político” para resolver el conflicto en el Sahara Occidental. Sinceramente, no me lo creo. Sus sonrisas delatan que mienten. No se puede abordar una drama  como el que vive el pueblo saharaui, con miles de personas muertas, desaparecidas, torturadas, detenidas y exiliadas, con expresión de tanta alegría y efusividad, que termina por producir rechazo.  Sus sonrisas significan que no van a hacer nada por el Sáhara Occidental, al igual que no lo han hecho en los últimos treinta y cinco años.  Y , lo que es más grave, que nos les importa.  

No deja de ser una ironía, cuando no una ofensa, que exista un supuesto Grupo de Amigos del Sahara -formado por EEUU, España, Rusia, Francia y Reino Unido- cuando sus integrantes se niegan a condenar a Marruecos por actos de genocidio y crímenes de lesa humanidad.  Desconozco qué les hace  tanta gracia a Trinidad Jiménez y a Hillary Clinton, en esta foto distribuida por la agencia EFE, pero no veo ninguna razón para reír en los últimos sucesos vividos en El Aaiún. La diplomacia internacional no tiene interés en el Sáhara, más allá de acompañar y disculpar a Marruecos. El norte de África no preocupa a los Gobiernos occidentales, salvo cuando están en juego recursos naturales y económicos. Los saharauis tenían pesca y fosfatos, pero hoy son de Mohamed VI y por eso el mundo está hoy él y abandona a su suerte a todo un pueblo.  Jiménez y Clinton le han dedicado al Sáhara cuarenta minutos de su tiempo. Me parece mucho para nada.  Hay más razones para llorar que para reír. No me cabe duda.  

 


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