Cuando este año desapareció la señal analógica de televisión y llegó a toda España la digital terrestre, TDT, ocurrieron dos fenómenos quizás relacionados: algunas emisoras que sólo tenían alcance local se vieron en todo el país, y comenzó a caer más rápidamente que antes la popularidad del presidente del Gobierno.
Inesperadamente, las antiguas cadenas nacionales de emisoras analógicas, cercanas y halagadoras del poder socialista, se encontraron con una feroz competencia.
Primero, económica, porque las nuevas estaciones entraban en un mercado publicitario que se repartía antes entre pocas cadenas, públicas y privadas.
Segundo, ideológica, porque importantes medios conservadores comenzaron a expandirse por el país, dadas las facilidades técnicas que ofrece esta TDT.
Menos TVE bajo el gobierno del PP, todas las grandes cadenas nacionales eran prosocialistas, y siguieron siéndolo.
La mayoría de las nuevas TDT son antisocialistas, lo que ha roto el que fue durante décadas casi un monopolio formativo e informativo de la izquierda.
TVE dejó de emitir publicidad para cedérsela a las estaciones que habían sido analógicas, incluyendo Cuatro y La Sexta, sumamente gubernamentales porque fueron concesiones personales de Zapatero.
Pero en la pelea por esos ingresos ya habían entrado las nuevas estaciones conservadoras, casi todas adjudicadas por la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre.
Así se expandieron por España Intereconomía, Libertad Digital, la 10 de ABC, y Veo7, de El Mundo. Muchos ciudadanos encontraron nuevas opciones políticas, opuestas a las tradicionales, progubernamentales.
Las nuevas TDT, con bajos costes, necesitaban menos la publicidad gubernamental. Y la popularidad de Zapatero comenzó a hundirse.
Muchos medios tradicionales presentan ahora a sus nuevos competidores como ultraderechistas. Quieren cerrarlos en nombre de la libertad de expresión.
Pero, entre sus colaboradores estos ultraderechistas tienen a figuras izquierdistas bien conocidas: Tamames, Pablo Castellano, Joaquín Leguina, la exministra de Felipe, Cristina Alberdi…