Revista Arquitectura

Las técnicas son las bases del lirismo

Por Marcelogardinetti @marcegardinetti

Señoras y señores, comienzo por trazar la línea que en el proceso de nuestras percepciones, puede separar por un lado, el dominio de las cosas materiales, de los hechos cotidianos, de las tendencias razonables; y por el otro, aquello más particularmente reservado a las reacciones de orden espiritual. Bajo esa línea: lo que es; encima: lo que sentimos.

Las técnicas son las bases del lirismo

Continuando mi dibujo desde abajo, trazo, una, dos, tres hiladas. Pongo algo en cada una: en la primera: TÉCNICAS, palabra genérica que carece de precisión, pero que califico sin demora con los términos que conducen a nuestro tema: resistencia de material, física y química.

En la segunda hilada escribo: SOCIOLOGÍA, y la califico por: un nuevo plano de casa, de ciudad para una nueva época. El conocimiento de la cuestión me hace percibir a lo lejos algo así como una borrasca inquietante. Me apresuro a agregar: equilibrio social.

En la tercera hilada: ECONOMÍA. Y evoco esos hechos fatales y la hora presente que aún no han tocado el corazón de la arquitectura –y es porque ésta se encuentra enferma y el país enfermo del mal de la arquitectura-; estandarización, industrialización, valorización; tres fenómenos consecutivos que rigen sin piedad la actividad contemporánea, que ni son crueles ni atroces, sino que por el contrario conducen al orden, a la perfección, a la pureza y a la libertad.

Traspongo el límite de las cosas materiales y paso al dominio de las emociones. Dibujo una pipa y su humareda. Luego un pequeño pájaro que emprende vuelo, y una hermosa nube rosa, inscribo: Lirismo. Y afirmo: lirismo-creación individual.

Y explico: eso que es drama; eso que es patético. Y agrego: He ahí valores eternos que en todos los tiempos alimentarán la llama en el corazón de los hombres.

La trayectoria ha alcanzado su meta: partiendo de elementos materiales que son el aire del tiempo y por ende móviles y efímeros, pero que no dejan de ser el trampolín de su impulso: esa trayectoria a través de anhelos humanos ha alcanzado los valores eternos: la obra de arte, que es inmortal y nos tocará a lo largo de los siglos.

Le Corbusier, segunda conferencia en Buenos Aires, 5 de octubre de 1929

Fotografías: ©FLC/ADAGP

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