Las tetas… ¡Censuradas!

Hace unos días leí en los periódicos y en varios blogs amigos el tema de una mujer que había sido expulsada de un Primark (Tienda irlandesa de ropa con varias sucursales en nuestro país) por estar dando de mamar a su hijo en la tienda.

Se montó jaleo en los medios y en las redes sociales, pero aparte de los grupos que reivindican la lactancia materna, pues tampoco hubo mucho ruido, la verdad.

Por mi parte, la cosa se hubiera quedado en unos cuantos comentarios en algunos blogs amigos y poco más, si esta mañana que he salido a hacer unos recados, no hubiera escuchado a un grupo ¡de mujeres! en una cafetería dándole la razón a la tienda en cuestión.

Me he sentido realmente indignada al escuchar ciertas cosas y me he levantado de la silla como impelida por un resorte y lanzando miradas de reprobación al grupo.

Argumentaban lo mismo que, por lo que he leído, le dijo el agente de seguridad de la tienda a la madre: “que los clientes se podían ofender ó sentir incómodos ante esa escena”.

De verdad yo creo que nos lo tenemos que hacer mirar.

¿Ofende ver a una madre amamantando a su bebé?

¿Alguien se puede sentir incómodo ó violento por ver dar de mamar?

Una sociedad que ve de lo más normal el topless en playas, piscinas y cuanto sitio haya con diez centímetros de agua.

Que ve con toda naturalidad las demostraciones de cariño cercanas al acto sexual en sitios públicos como el metro, la calle y que en los parques directamente te puedes encontrar a una pareja a las cuatro de la tarde practicando sexo.

Que un porcentaje de sus adolescentes pretenden vestir, actuar como adultos y que en algunas ocasiones ves a niñas semi desnudas, pintadas como puertas y en actitudes de claro reclamo sexual.

Que se levanta poco menos que en armas ante cualquier indicio, por ínfimo que sea de machismo, homofobia, discriminación por sexo etc, etc.

A esa misma sociedad que en muchos aspectos es la más progresista del mundo mundial, en ocasiones le puede resultar incómodo ó violento el ver a una madre dando el pecho a su bebé, así que le decimos que se marche ó si somos muy guays, le ofrecemos un sitio “privado” para que dé de comer a su hijo, porque ya se sabe que ver mamar a un bebé puede violentar al personal.

Las redes sociales se incendian y con toda la razón, cuando una mujer decide desnudarse de cintura para arriba en los San Fermines y es toqueteada y agredida, pero cuando una mujer es expulsada de un lugar público por amamantar a su hijo, la cosa se queda en el entorno de las interesadas en el tema.

Definitivamente nos lo tenemos que hacer mirar y lo más triste es que, en algunas ocasiones, quien refuerza esas opiniones son las propias mujeres. Haciendo del acto de dar el pecho algo que hay que ocultar.

Mucho grito para reivindicar el derecho a hacer con nuestro cuerpo lo que nos dé la gana, pero a la convocatoria de madres para ir a protestar a Primark en Valladolid, fueron cuarenta.

¡Eso también es hacer con nuestro cuerpo lo que nos dé la gana, señoras feministas!