Tendemos a pensar que, en L'Hospitalet, durante el franquismo se hicieron auténticas barbaridades respecto el Patrimonio de la ciudad y, sin duda, tendremos razón ( ver La Talaia de L'Hospitalet, el símbolo inerte de una ciudad iconoclasta). Pese a esta verdad relativa, lo que no deberíamos creer es que, durante el periodo democrático se han hecho menos barrabasadas con él, y uno de los ejemplos más contundentes lo encontramos en el antiguo recinto del Cuartel de la Remonta, justo en el punto de contacto con el límite de Cornellá. Un punto en el que, hasta 2013, había unas torres defensivas de época carlista (s.XIX) y que, pese a estar protegidas por la ley, ni el Ayuntamiento, ni la Generalitat hicieron nada para impedir su derribo. Así de duro.
Si paseamos por el perímetro del actual parque de La Remunta, por la parte que toca a Cornellà, la nueva calle Joan N. Garcia-Nieto resigue lo que hasta antes de la urbanización del espacio del antiguo Depósito de Sementales fue el cauce de la riera de La Remunta, un pequeño torrente que, naciendo en el barrio de Sant Ildefons (más o menos a la altura del Lidl), llevaba las aguas de escorrentía hasta la carretera de Cornellà. Pues bien, en esta calle, a la altura del lateral de la masía de La Remunta, al lado de la valla, poca gente se habrá dado cuenta de la existencia, en medio de la acera, de un cuadrado irregular de unos 3 metros de lado, pavimentado con unas baldosas diferentes. Y si no se ha dado cuenta de él, seguro que menos se habrá percatado de que, unos metros más arriba, en la misma acera, hay una "c" de otros 2 metros, hecha con las mismas baldosas que el cuadrado anterior. Pues bien, esto, ahí donde lo ve, es lo que entiende nuestro queridísimo ayuntamiento por " preservar " nuestro patrimonio. Con un par.
Estos perfiles, que pasan totalmente inadvertidos para propios y extraños porque no hay nada que marque su existencia, ni a lo que hace referencia, marcan la ubicación y el perfil de sendas torres defensivas militares que, construidas a mediados del siglo XIX habrían protegido el primigenio cuartel de La Remonta de los ataques carlistas. Unas torres que habrían sido contemporáneas o incluso habrían formado parte de las murallas de L'Hospitalet, las cuales ya traté en otro artículo ( ver La eficaz y desconocida muralla de L'Hospitalet). No obstante...¿qué pasó para que no se pudieran salvar pese a intentarse?
A finales de 2012, la urbanización del espacio de La Remunta empezó a hacerse realidad a pesar de la fuerte oposición vecinal ( ver El Pi de la Remunta, la indignante historia de un monumento natural que acabó en la basura ) pero, a pesar de ello, la linea fronteriza con Cornellà, formada por el cauce de la riera de La Remunta tocante a los muros del antiguo cuartel, no había sido tocado todavía. Sin embargo, entre la maleza y los edificios añadidos destacaba un detalle extraño: el muro tenía almenas como si fuera un castillo medieval. El hecho de estar la riera cerrada al público, totalmente llena de zarzales y en una zona marginal con unos cuantos edificios construidos aprovechando el muro, impedía llegar a su base, pese a lo cual se pudo comprobar que habían dos torres y un lienzo de muralla almenada construidos con bloques de piedra calcárea irregular pertenecientes a una construcción de mediados del siglo XIX como mínimo. Teniendo en cuenta que, por una ley franquista aún en vigor hoy día (la Ley de Castillos del 1949) todos los elementos militares históricos están protegidos, ello significaba que se tendrían que preservar si o si. Pues no.
Ante el importante descubrimiento, la por entonces recién creada asociación Perseu envió en marzo de 2013 sendas instancias al Ayuntamiento y a la Direcció General de Patrimoni de la Generalitat solicitando información pública sobre los trámites e intenciones de conservación por parte de la administración. La respuesta del consistorio hospitalense fue la de siempre, es decir, silencio sepulcral. Sin embargo, no fue lo peor ya que ello vino de la mano de la Generalitat (parte implicada en el ARE de La Remunta) la cual, tras una tensa reunión con responsables del departamento, en que desplegaron toda su prepotencia jurídica, sentenciaron que reconocían la importancia del descubrimiento pero que no harían nada (era competencia municipal y el ayuntamiento no había querido preservarlo) y que, si no estábamos de acuerdo, solo nos dejaban como salida los juzgados. El resultado fue que, a los pocos días de aquella reunión, para no dar tiempo a ningún tipo de movilización popular de defensa, de aquellos restos no quedaba ni la memoria. Nada.
Resumiendo, que el nuevo vial se abrió como pretendían sus promotores y el antiguo cauce de la Riera de la Remunta desapareció bajo el asfalto, pavimentándose en toda su longitud aunque, eso sí, con el fino detalle (la mala conciencia siempre acaba por manifestarse) de marcar con un embaldosado diferente el perfil de las dos torres derribadas allí donde habían estado. El hecho de que quien pase por allí no sepa a cuento de qué viene este dibujo en la acera debido a que ningún responsable ha sido capaz ni de poner un pequeño letrero informativo, ni una placa explicativa en el suelo, no importa lo más mínimo ya que, a criterio de los que tienen mucho a ganar en los puestos de poder, a usted no le ha de interesar de ninguna forma querer mantener la memoria y el patrimonio de su pueblo, sobre todo si a ellos se les llenan los bolsillos a costa de hacerlo desaparecer.
Eso sí; después es L'Hospitalet la que no tiene historia.