La Inquisición
El destino del Hereje
Durante la inquisición española, los herejes eran encarcelados sin ser acusados formalmente. Eran encadenados en frías y hediondas mazmorras infestadas de insectos y ratas, solo ellos y sus excremento. Pan duro y sopas con agua sucia suplementaban la dieta de cucarachas y arañas.
“O de nuevo, un prisionero que se rehusaba a confesar era dejado en soledad y oscuridad por semanas, meses o hasta años, porque a la inquisición el tiempo no le incumbía, podía esperar y así mediante, poder salvar otra alma perdida para el Cristo. Si unas pocas semanas o meses no convencían al hereje acusado, el tiempo se transformaba en años, los años en décadas y así el prisionero quedaba en su horrible mazmorra sin nunca ser juzgado. Hay muchos casos donde tres, cinco o hasta diez años pasaron entre la primera audiencia y el juicio final del reo, tiempo en el cual el acusado se pudría en su celda. Periodos mas largos han sido reportados.”
Una vez convicto, el prisionero se enfrentaba a los verdaderos terrores.
“Ambos, el inquisidor y el obispo debían de estar presentes. Al prisionero le eran mostrados los instrumentos de tortura y era incitado a confesar. Al rehusarse era desnudado y atado y de nuevo instado a confesar. Se le prometía misericordia si lo hacia. Estos hombres y mujeres estaban atados y desnudos ante los agrios e implacables frailes mientras veían como calentaban los hierros al rojo vivo, probaban las ruedas de tortura y engrasaban los mecanismos en preparación para su uso en sus propios huesos y cuerpo”.
Durante el apogeo de las Caza de Brujas terribles torturas fueron utilizadas para obtener información y confesiones. Mediante la tortura el inquisidor también lograba que la victima implicara a otros y así el también podía tener seguridad de trabajo y continuar la obra de Jesus. El Malleus Maleficarum indicó que la “justicia común exige que una bruja no sea condenada a muerte al menos que su propia confesión la condene”. La tortura era el medio aceptable para obtener dicha confesión.
La tortura ha existido desde la antigüedad, pero fue la furia Papal de Inocencio VII quien produjo las mas deshumanizadas técnicas. Después de la Inquisición Española, las peores torturas ocurrieron en Alemania, Francia, Italia y Suiza. Estos crímenes fueron perpetrados por inquisidores católicos y protestantes por igual. Después que el Rey Jaime VI llegara al trono en Escocia, ese país comenzó a utilizar brutales métodos de tortura también.
La tortura no fue menos extrema y común en Inglaterra, Irlanda y Escandinavia.
Durante los Juicios de Salem en América, la tortura también fue utilizada, pero era extremadamente suave comprado a los métodos usados en Europa.
La mayoría de los métodos empleados en Europa siguieron un modelo. Al igual que los inquisidores españoles, el torturador comenzaba su labor explicándole a su “cliente” los pasos a seguir y el daño que se le iba a ocasionar es sus cuerpos. Muchas veces obtenía una confesión del acusado con la simple explicación y un rápido vistazo al taller del inquisidor. Sus herramientas de trabajo hacían una gran impresión sobre las mentes de los acusados. Una declaración en estas condiciones era considerada una “confesión voluntaria“. Si el acusado no confesaba se decretaba que su falta de miedo ante las circunstancias era prueba de su alianza con el demonio.
Habiendo superado esta primera etapa, generalmente a la victima se la desnudaba y afeitaba, después se la pinchaba en diferentes partes del cuerpo con puntas de metal, frías o al rojo vivo, estos procedimientos causaban terribles marcas y quemaduras las cuales eran interpretadas como las marcas del demonio, por otra parte algunos inquisidores utilizaban pinchos retractables, así de ésta forma el acusado no sentiría ningún dolor, comprobando así que el demonio asistía a la bruja o al hereje. La mayoría no confesaba a esta altura de los ejercicios y por lo tanto continuaban las torturas a un nivel mas alto.
Mientras la victima era torturada, el sacerdote o ministro realizaba preguntas y el notario tomaba notas. Había un gran margen de error, especialmente cuando la interrogación no era en su lengua natal o dialecto.
La tortura duraría hasta que la victima confesara. El torturador debía tener mucho cuidado y no matar a la victima antes que ésta confesara de otra forma el Señor perdería un alma. Si la victima no llegaba a confesar en la primera ronda de tortura, el delirante desafortunado era llevado nuevamente a su mazmorra para que pueda recuperar fuerzas y poder volver otro día. Cada ronda seria mas brutal que la anterior.
Los “servicios” efectuados por el torturador y demás oficiales eran pagados con dinero de la víctima. Si la víctima no tenía dinero, se le forzaba a sus parientes a pagar no solamente la comida y alojamiento del torturador y los oficiales sino también sus honorarios profesionales, viatico, entretenimiento para despejar su mente y forraje para sus caballos.
Pero la labor divina no terminaba allí. Una vez que la victima confesaba, generalmente porque no aguantaba mas las torturas se la condenaba a muerte. En su camino hacia su final, se la torturaba aun mas por medios de golpes, latigazos, quemaduras, hierros al rojo vivo y cercenarían de dedos, manos y lenguas. Las partes del cuerpo cortadas eran clavadas al patíbulo y así el torturador lograba cobrar un bono especial.
Comienza la fiesta
Cuando había una cierta cantidad de condenados por la Inquisición, se celebraban los llamados “Autos deFe”….Generalmente treinta días antes del auto se comunicaba por pregón público a todo el pueblo acerca de la fecha de la aplicación de sentencias. El pueblo se preparaba para asistir en pleno a la plaza mayor o al atrio de la iglesia . El día fijado, muy temprano, las autoridades de la ciudad se reunían y llegaban a la residencia de los inquisidores para escoltarlos al lugar del auto. Luego de una larga misa (a veces seguida de una procesión) aparecía la columna de los condenados. Abría la columna una cruz verde cubierta con un crespón negro y estaba flanqueada por todos los clérigos de la ciudad, los Soldados de la Fe y los ciudadanos ilustres de la ciudad. Estos personajes conducían a los condenados por todo el camino.
“El camino estaba lleno de espectadores, hombres, mujeres y niños se veían entremezclados con carruajes lujosos, damas y caballeros. El pueblo se desesperaba por insultar y maltratar a los reos en su camino hacia la muerte. Muchos iban amordazados.
En el campo el ambiente era festivo. El gran broche final de la fiesta se aproximaba. Los alli presentes cuidaban su puesto celosamente mientras los vendedores ambulantes caminaban entre la multitud ofreciendo sus productos.
Las Victimas
La victima llevaba una vela verde apagada y un sombrero en forma de cucurucho de papel sobre la cabeza. Sobre el cucurucho se dibujaban los símbolos de su “delito” —brujas sobre escobas, diablos en situaciones obscena. Vestían lo que se denominaba sambenito, palabra que es una deformación de “saco bendito”: Esta vestimenta era de color amarillo, en el cuello llevaban una soga como símbolo de su futuro. Los blasfemos portaban una llamativa mordaza en la boca o se les cortaba la lengua para evitar que insultaran al Señor mientras morían incinerados. Aquellos que eran declarados rebeldes por mantener sus creencias, eran condenados a la hoguera. Algunos se arrepentían momentos antes de aplicar la pena y se les otorgaba la gracia de ser ahorcados primero antes de caer en las llamas, como una medida «humana» para evitar el sufrimiento del fuego. Gerardo Loyo menciona una frase muy popular en la América colonial:” El que entre en la Inquisición, si no lo queman, de todos modos sale chamuscado”” (Loyo 1997: 3).
Los métodos de tortura realmente fueron inspirados. Algunos de ellos y los mas comunes se enumeran aquí:
Instrumentos y Métodos
Limpieza del Alma
La creencia católica es que el alma de las brujas son almas corrompidas. A las víctimas se las limpiaba antes de castigarlas haciéndoles beber cosas calientes o hirvientes; como ser agua, hierros, carbones, e incluso jabón.
La Pera oral, anal, vaginal
“Eran forzados en la boca, recto o vagina de la victima y allí expandidos a fuerza por el tornillo a su máxima apertura. El interior de la cavidad en cuestión era irremediablemente mutilada, y casi siempre fatalmente. Las puntas al final de los segmentos servían para cortar mejor la garganta, los intestinos y el cérvix.” El uso de la pera originalmente fue ideado para aquellas mujeres que habían sido encontradas culpables de la unión sexual con el diablo o sus familiares.
(El instrumento ilustrado es Veneciano, siglo XVI y consiste de segmentos de bronce y llave. Tome nota de la figura de Satanás)
Tortura de la Garrucha
Consistía en amarrar al preso con los brazos hacia atrás, colgarlo y subirlo lentamente. Cuando se encontraba a determinada altura era soltado bruscamente, sujetándosele fuertemente antes de que tocase el piso. El dolor producido en ese momento era mucho mayor que el originado por la subida. Si el preso no confesaba en la segunda estrepada, le colocaban un sobrepeso en los pies a fin de aumentar el dolor
La antes mencionada tortura llevaba el nombre de ‘strappado’ en Italia, método el cual fue usado en Savonarola. En el año 1497 Girolamo Savonarola fue puesto en el tratti di fune o strappado. Savonarola fue dejado caer 14 veces. Semanas después, fue atado a la estaca y quemado vivo en la Plaza della Signora….
Tortura del Potro
La victima es atada al instrumento y estirada rápidamente o gradualmente por periodos de días. Se reportaron casos de cuerpos estirados hasta treinta centímetros como resultado de la sistemática dislocación de cada coyuntura del cuerpo, fuertes ruidos de huesos dislocados, gritos de agonía y fútiles pedidos de misericordia retumbaban por el taller del inquisidor. Con el prisionero atado a este horrible aparato, el inquisidor también usaba un variedad de torturas mas sutiles. Pinzas de hierro al rojo vivo para arrancar pezones, lenguas, orejas, narices y genitales eran usadas, o los intestinos eran sacados del orificio mediante poleas mecánicas ante los ojos de la propia victima. Cruces al rojo vivo estampadas en la carne del reo lo traía un poco mas cerca al Señor y Su Divina Misericordia.
Tortura de Agua o “cura de agua”
Estandarizado en Francia pero usado a través de la cristiandad la tortura mantenía al procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de madera, le colocaban una toca o un trapo en la boca, deslizándolo hasta la garganta; luego, el verdugo procedía a echar agua lentamente, produciéndole al infeliz la sensación de ahogamiento. Una variación incluía alimentar a la víctima solamente con alimentos salados y agua sucia.
La Horquilla
Con cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne bajo la barbilla y sobre el esternón, la horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con voz casi apagada.
El Cepo
El cepo era el modo de espera en Europa y América para aun mas terribles tormentos. No era una tortura en si. La víctima, con las manos y pies aprisionados en las aberturas correspondientes, era expuesta en la plaza pública, donde la chusma, en el mejor de los casos, le provocaba, abofeteaba y embadurnaba con heces y orina, sustancias procedentes de orinales y pozos ciegos que se le emplastaban en boca, orejas, nariz y pelo; pero en muchas ocasiones era también golpeada, lapidada, quemada, lacerada e incluso gravemente mutilada. También las incesantes cosquillas en las plantas de los pies y en los costados llegaban a convertirse en una tortura insoportable. Sólo los transgresores más inocuos podían esperar librarse con no más de unos pocos cardenales. Esta tortura fue utilizada por católicos y protestantes por igual.
La Pena del Garrote
Este tipo de muerte era reservada para aquellos que tenían dinero y podían pagar para no morir tan dolorosamente en la hoguera o para las victimas cuya sentencia a la hoguera ya había sido leída pero que, después de dicha lectura, se arrepintieron. Con esto se les evitaba morir quemados vivos y todos los dolores atroces que implicaba. Además obtenían el perdón de sus pecados, lo que si bien no les servía para salvar sus vidas, si les era útil para “salvar” sus almas.
Originalmente el garrote eran una especie de poste vertical con un agujero a través de ellos. La víctima se paraba o se sentaba delante del poste se colocaba una cuerda alrededor de su cuello. Los extremos de ésta cuerda eran tiradas a través del agujero del poste y el ejecutor al “tirar” de esa cuerda estrangulaba lentamente a la víctima. Algunos determinaron hacer algo mas creativo y colocaron un pincho, una punta que sería conducida al cuello de la víctima, y cuando comenzaba el estrangulamiento partía las vértebras. A veces un cuchillo era utilizado en vez del pincho.
Tortura de los Azotes
El prisionero era inmovilizado en el cepo de las manos y del cuello, dejando desnuda su espalda, en donde le aplicaban la cantidad de azotes que determinase el Tribunal. Su número variaba entre 50 y 200, dependiendo de la gravedad de las faltas cometidas y la consistencia física del encausado. El castigo del azote, a diferencia de los otros, no se aplicaba para obtener la confesión sino como parte de la sentencia, en los casos en que se había determinado la culpabilidad de los reos en faltas graves.
Cinturón de San Erasmo
Los orígenes de su denominación son inciertos, puesto que no se conocen las circunstancias del martirio de San Erasmo/Eramo/Elmo en el 303 d.C.; probablemente se trata de una alusión al “fuego de Santelmo”, espectacular fenómeno electromagnético que parece revestir de fuego y centellas los palos de los veleros en ciertas condiciones atmosféricas. El uso y los efectos de este artefacto son evidentes y no necesitan comentarios.
Sangrado
Se creía que la fuerzas de la brujas podrían ser controladas al hacerlas sangrar. Esto implicaba rebanar o abrir a la víctima en la cara o cerca de una vena importante. Acusados sometidos a esta tortura perdían rápidamente sangre y se desmayaban debido a esto, comprobando que el acusado era asistido por el demonio al sacarle el alma del cuerpo para que no sufriera.
El Lanzador
Una técnica que consistía en atar la cabeza de la víctima con una soga y hacerla mover de lado a lado. bruscamente.
Las Botas o Aplastapiernas
Las bootikens (o botas) o cashielaws era un “ingenioso” dispositivo que consistía en cuñas que se aplicaban a las piernas de los tobillos a las rodillas. El torturador utilizaba una martillo para golpear las cuñas hacia dentro. Mientras que el espacio existente entre las cuñas comenzaba a cerrarse, el espacio de ésta manera comenzaba a achicarse y el instrumento comenzaba a punzar las piernas de tal manera que las cuñas comenzaban a entrar en la carne y provocaba el estallido de los huesos y la salida la medula por las incisiones.
También conocido como pinniwinks, éstas herramientas hicieron lo mismo que “Las Botas”, pero en los de los pies y las manos. El instrumento aplastaba las uñas hasta que la sangre saliera a chorros. En el año 1629 en Prossneck, Alemania, dejaron a una mujer con éstos tornillos puestos de diez de la mañana a la una de la tarde mientras que el torturador y sus colaboradores fueron a almorzar. Le aseguramos que la victima se acordó del Señor cada minuto de su agonía.
Uñas de Gato
Grandes casi como cuatro dedos de hombre, estos artefactos, montados encima de un mango, se usaban para reducir a tiras la carne de la víctima y extraerla de los huesos, en cualquier parte del cuerpo: abdomen, espalda, extremidades, senos, etc..
El arañado era la versión femenina de la uña de gato. Esta forma de tortura era muy similar al “masectomy”. La araña era un trozo de hierro, en rodillo, con filo en forma de tenedor y se lo colocaba en los pechos. Nuevamente, ésta era una tortura muy exclusiva para las mujeres.
La Doncella de Hierro de Nuremberg
Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente y cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se añadieron unos pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro, cuando la puerta con sus pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los cuerpos de las víctimas. Las garras no fueron diseñadas para matar, francamente, pero sin embargo la víctima podía disfrutar de su nuevo hogar varios días antes que muriera.
Atadura
Esta forma de torturar era muy específicamente para mujeres. Implicaba atar un palo en el pelo de la mujer y torcer, torcer y torcer de éste. Cuando los brazos de inquisidor se cansaban, le encomendaría ésta tarea a sus “amigos” o colaboradores mientras se contemplaba a la víctima de abajo. No solo que el pelo sería desgarrado, sino que muy a menudo se podía observar que el cuero cabelludo estaba abierto exponiéndose el casquillo del cráneo. Como era de esperar, solamente a las mujeres con pelo largo o grueso se le practicaba este método de tortura.
El desgarrador de senos
Ya frías o incandescentes, las cuatro puntas desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de incontables mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros “actos libidinosos”, aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos. En varios lugares en diferentes épocas –en determinadas regiones de Francia y Alemania hasta el siglo XVIII– un “mordisco” con dientes al rojo vivo se aplicaba a uno de los pechos de las madres solteras, a menudo mientras sus criaturas se contorsionaban en el suelo salpicadas por la sangre materna. Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía como procedimiento inquisitorial y judicial.
El caso mas famoso es el de Ana Pappenheimer. Que luego de ser torturada con el “strappado”, Ana fue despellejada y rasgadas sus carnes con tenazas candentes y al rojo vivo, a sus pechos se los cortaron, y una vez ensangrentados fueron dados por la fuerza a sus hijos, ya crecidos, en la boca.
La Turca
Este método de tortura fue ideado para arrancar las uñas. En 1590 y 1591 Juan Fian fue sujeto a esta y otras tantas torturas en Escocia. Después que sus uñas fueron arrancadas le clavaron clavos en su lugar.
El Latiguillo o Azote
Esta era la forma mas suave y común de tortura. La víctima era sujetada como a un caballo y se la azotaba en su parte posterior con una cinta o azote. Este método era empleado para azotar varias partes del cuerpo. Cuando la víctima se restablecía se la volvía a azotar. Esta forma era un preludio a cosas mayores o quizás aún peores
La Cuna de Judas
En este procedimiento la víctima es izada de la manera que se puede ver en la ilustración adjunta y descendida sobre la punta de la pirámide; de tal forma que su peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo el escroto o bajo el coxis . El verdugo, según las indicaciones de los interrogados, puede variar la presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la víctima o hacerla caer repetidas veces sobre la punta. La “cuna de Judas” se llamaba en italiano (culla di Giuda), en alemán (Judaswiege) y en inglés (Judas cradle), pero en francés se le conocía como la veille, “la vigilia”.
Látigos de Cadenas
No se necesitan comentarios para describir estos artilugios, que parecen más armas de guerra que instrumentos de tortura; sin embargo, látigos más o menos similares pero en gran variedad –con 2, 3 y hasta 8 cadenas, provistas de muchas “estrellas”, o bien hojas de acero cortantes– se usaban, y en cierta medida aún se usan, para flagelar el cuerpo humano.
El Aplastacabezas
La barbilla de la víctima se coloca en la barra inferior y el casquete es empujado hacia abajo por el tornillo.
Primero se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, hasta que el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
Esto aseguraba que el diablo saldría de la cabeza del acusado
Máscaras infamantes
Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas y, a veces, francamente artísticas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas “conflictivas” por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiástico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este método. La inmensa mayoría de las víctimas eran mujeres, y el principio que se aplicaba era siempre el de mullier taceat in ecclesia, “la mujer calla en la iglesia”. Muchas máscaras incorporaban piezas bucales de hierro, algunas de éstas mutilaban permanentemente la lengua con púas afiladas y hojas cortantes.
Las víctimas encerradas en las máscaras y expuestas en la plaza pública, también eran maltratadas por la multitud. Golpes dolorosos, ser untados con orina y excrementos, y heridas graves (a veces mortales, sobre todo en los senos y el pubis) eran su suerte.
El Taburete de Sumercion
Las brujas eran sentadas en taburetes y atadas con correas, que colgaban de un extremo para que se balancearan, y tambalearan. Las víctima era sumergida en un río o charco. No solo que las temperaturas heladas podía matarlas, sino que se las sumergía y se las levantaba por lapsos de cinco minutos o mas. El “taburete del pato” fue utilizado en América para las brujas, y en Gran Bretaña para castigar a pequeños criminales y prostitutas. Tortura protestante
El Nadador
Este método era muy similar al taburete de inmersión, la víctima era atada de pies y manos y arrojada al agua para ver si sumergía. Si la inocente víctima se hundía y se ahogaba demostrando así su inocencia y lo acogida por Cristo. ala. Si flotaba era un claro signo que las aguas bautismales de Cristo habían rechazado y rápidamente era llevado al patíbulo.
Tormentum Insomniae o Tortura por Insomnio
En Inglaterra ésta tortura no fue permitida contra las brujas, la tortura por insomnio era provocada por tal afección, y las autoridades no la consideraban una una tortura. Se uso en herejes menores.
Caminante
Esta suave tortura usada principalmente en Inglaterra se la empleaba en conjunto con la tortura del insomnio, consistía en hacer caminar y recorrer a la victima hasta que se cansara y le salieran ampollas en los pies.
El Horno
“A veces los condenados a muerte eran lentamente cocinados en un gran horno. Otras veces eran atados a palos rotativos o eran cocidos en parrillas, sus cuerpos chirriantes eran adobados con la grasa de sus propios cuerpos.”
A mediados del siglo XVII en Silesia y durante un período de nueve años se asaron a mas de dos mil muchachas y mujeres, incluyendo a dos bebes.
La Rueda
La víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban, atravesados, trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda, machacaba entonces hueso tras hueso y articulación tras articulación, incluidos los hombros y caderas, con la rueda de borde herrado, pero procurando no asestar golpes fatales.
La víctima se transformaba, según las observaciones de un cronista alemán anónimo del siglo XVII, “en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos”. Después se le desataba e introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que posteriormente se alzaba.
Luego los cuervos arrancarían tiras de carne y vaciarían los ojos hasta que llegaba la muerte, con la que probablemente era la más larga y atroz agonía que el poder era capaz de infligir.
Junto a la hoguera y el descuartizamiento, éste era uno de los espectáculos más populares entre los muchos parecidos que tenían lugar en las plazas de Europa, más o menos todos los días. Centenares de ilustraciones durante el periodo 1450-1750 muestran muchedumbres de plebeyos y de nobles, deleitándose con el espectáculo de un buen despedazamiento, preferiblemente o, mejor aún, de una o varias mujeres en fila.
Las Jaulas Colgantes
Hasta el fin del siglo XVIII, en los paisajes urbanos y suburbanos de Europa abundaban las jaulas de hierro y de madera adosadas al exterior de los edificios municipales, palacios ducales, palacios de justicia, catedrales (imagen a la izquierda) y a murallas de las ciudades, o sencillamente colgando extramuros de altos postes cerca de los cruces de caminos; frecuentemente había varias jaulas en hilera.
Las víctimas, desnudas o casi desnudas, eran encerradas dentro y colgadas. Sucumbían de hambre y sed, por el mal tiempo y el frío en invierno, por el calor y las quemaduras solares en verano; a menudo habían sido torturadas y mutiladas para mayor escarmiento. Los cadáveres en putrefacción generalmente se dejaban in situ hasta el desprendimiento de los huesos.
La Sierra
No se necesitan muchas explicaciones después de contemplar este instrumento. La historia abunda de victimas que sufrieron este suplicio, quizás peor que la cremación lenta o la inmersión en aceite hirviendo. Debido a la posición invertida que asegura suficiente oxigenación del cerebro e impide la pérdida general de sangre, la víctima no perdía el conocimiento hasta que la sierra alcanzaba el ombligo, e incluso el pecho, de ser ciertos algunos relatos de principios del siglo XIX. La Biblia nos enseña (II Samuel 12:31) que David, Rey Hebreo y Santo Cristiano, exterminó a los habitantes de Rabbah y todas las otras ciudades amonitas por el método de poner hombres, mujeres y niños “bajo sierras, rastrillos y hachas de hierro y en hornos de ladrillos”. Este santo ejemplo ha contribuido grandemente a la aceptación de la sierra, el hacha y la hoguera entre los hombres cristianos de bien. La sierra se aplicaba a menudo a homosexuales de ambos sexos, aunque predominantemente hombres. En la Alemania luterana la sierra aguardaba a las cabecillas de los campesinos rebeldes, y en Francia a las brujas preñadas por Satanás.
La Estaca
La estaca era una forma “informal” de matar a los infieles. Cientos de miles murieron de esta forma bajo manos cristianas. Muy popular durante las cruzadas.
Referencias
Auto de fe en la Plaza Mayor por Bernardo J. García García Profesor asociado. Universidad Complutense de Madrid
Curso dictado en el CIDICSEF, Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí por el Ing. Pablo A. Chami. Junio de 1999.
Museo de la Inquisicion y el Congreso, Lima Peru
Herencia Cristiana es un estudio de Greenman_92553 COPYRIGHT TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
“The Inquisition” by A. Hyatt Verrill, D. Appleton and Company, New York, London, 1931), pp. 138-148
“Inquisition- A Bilingual Guide to the exhibition of Torture Instruments presented in various European Cities-by Robert Held- Qua d’Arno, Publisers/Editorial, Florence, Italy, 1985
“Museo de la Inquisicion y el Congreso” de Lima, Peru.
“Concejo Nacional para la Cutltura y las Artes”,. Mexico
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