Las tradiciones, como los ojos bellos, se transmiten de una generación a otra. Son formas de venerar la cultura de los ancestros y dar sentido pretérito al presente. Con las grandes celebraciones grupales (o pequeños ritos familiares) creamos vínculos atemporales; la memoria viva persiste, sobrevive a nuestro cuerpo. El individualismo egoísta se vuelve sociedad eterna.
Las tradiciones son la manera realista y generosa de vivir para siempre, compartiendo un legado sin fin.
O…
Las tradiciones, como las enfermedades, se transmiten de una generación a otra. Son la perpetuación, por estúpida imitación, de antiguos actos irracionales. Con los festejos bárbaros repetimos errores y demostramos cuán poco hemos evolucionado. Rompemos todo vínculo con el raciocinio reduciendo la sociedad a masa vociferante y aborregada.
Las tradiciones son la manera más absurda y egoísta de morir eternamente, compartiendo irracionalidad sin fin.
Cientos de personas armadas van a perseguir a un asustado animal para clavarle lanzas hasta que muera. El “Torneo” del Toro de la Vega es Fiesta de interés turístico desde 1980. Es una vergüenza nacional.