El Banco de España, el mismo que apuesta por recortar aún más los derechos laborales y sociales, al tiempo que reivindica la reducción a cero del gasto en prestaciones y servicios públicos, confirmó ayer que el 40 por cientos de las personas sin empleo convive en hogares en los que ninguno de sus miembros trabaja. Y yo me pregunto, ¿cómo piensan Miguel Angel Fernández Ordóñez (MAFO) y el presidente del Gobierno (Zapathatcher) que pueden subsistir estas familias? Con la ayuda de 426 euros al mes resultaba imposible; ahora sin ellos, el PSOE les condena a la exclusión.
Hablamos de un porcentaje amplio de la ciudadanía, aproximadamente el 8 por ciento de la población activa; no podemos reducir a cifras un drama humano, que genera frustración, depresión y ansiedad a quienes buscan empleo y no lo encuentran, y a quienes sobreviven con la amenaza de vencimiento del subsidio del paro y/o la elemininación de la ayuda de 426 euros mensuales. ¿Quién no conoce en su entorno a familias en las que todos sus miembros han sido despedidos en los dos últimos años? Yo, por desgracia, más de una y puedo dar fe de la impotencia y el sufrimiento que sienten en el día a día.
En un contexto de crisis como el actual, el colchón que puede brindarnos el círculo más cercano se resquebraja. Los padres y madres bastante tienen con tirar adelante con una pensión de 600 euros. Los hermanos y hermanas o también hacen cola en el INEM o trabajan con contratos precarios y bajos salarios. Me cuesta entender que todavía no haya estallado una revolución. Las centrales sindicales, las organizaciones sociales y la izquierda tenemos la responsabilidad de sumar fuerzas y pelear por los derechos sociales y laborales que el PSOE nos roba. Ayer mismo anunciaron que llevarán al Congreso de los Diputados el 28 de enero la reforma del sistema de pensiones: Otra vuelta de tuerca más sobre nuestras cabezas, nuestras vidas y nuestro futuro.
Imagino la cara de susto que debe tener el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, si es cierto, tal y como anunció hace un mes, que asumía su cargo con el objetivo de retomar el diálogo con UGT y CC.OO sobre la base de los derechos laborales y sociales de los trabajadores. Dicen que Zapatero ni tan siquiera le comunicó que había decidido suprimir la ayuda de 426 euros; añaden incluso que está radicalmente en contra de esta medida. No sé que hay de cierto o no en todo ello, pero si hay algo de verdad, que sea coherente, dimita y deje al descubierto el verdadero rostro de Zapathatcher. Por su propia dignidad y de paso por la de todos. Y Rosa Aguilar, si aún conserva un mínimo de los principios y valores que le llevaron en su día a militar y a representar a Izquierda Unida, que de un paso al frente, reconozca que el PSOE es hoy el mejor aliado de la derecha y abandone un gobierno que ha traicionado su programa electoral, sus promesas y hasta sus ideas.