Este mundo está lleno de jetas. De gente insaciable que nunca tiene bastante con lo que posee. Y eso que los que se comportan así, precisamente, suelen ser los que más tienen y los que menos cumplen con sus obligaciones.
Ahora resulta que la Liga de Fútbol Profesional, con un descaro tremendo, ha decidido hacer huelga el tres de abril si se sigue televisando en abierto un partido de liga a la semana.
Les aseguro que aunque me guste el fútbol, cada día estoy más alejado de esta caterva de chupones y bienpagaos que viven de este deporte. Y no sólo me refiero a los jugadores, que por supuesto abren la lista, también hablo, y sobre todo en este caso, de los directivos. Esos señores cincuentones, engominados, con trajes a lo Camps y corbatas de Valentino que se pasean por los palcos, presumiendo del humo de un Montecristo, de aquí te espero.
Y quieren que todos los partidos sean de pago. Si les digo la verdad, me importa poco no verlos, pero lo que aquí quiero denunciar es que la cosa se hace para ganar 100 millones de euros más, que es lo que calculan que podrían obtener si no televisaran ningún partido gratis.
Pues estos magníficos directivos, cuyos clubes tienen ingente cantidad de seguidores que ya querría cualquier partido político o sindicato, quieren poner en jaque a este país. Y lo saben. Porque por los hirientes recortes laborales y la vergonzosa reforma de pensiones aquí no se ha movido casi nadie, ahora bien, si hay huelga y no se celebran partidos un domingo, puede que lo que ha ocurrido en Egipto sea poco.
Podría incluso entender que fuera una petición razonable si fueran gente que cumple con sus deberes, pero qué casualidad, estos, los mismos que piden cien millones más y dejar el fútbol sólo para quien lo pague, deben una “pequeña cantidad” al erario público, o sea a nosotros. Total una miseria de 627 millones de euros a Haciendo y 4912 a la Seguridad Social. Son esos mismos que fichan a futbolistas estrellas, por módicas cifras que llegan a rondar los cien millones de euros. Suma y sigue.
¿Alguien se imagina lo que son 5500 millones en época de crisis? Pues está claro que cualquiera de nosotros puede pensar que se podrían haber evitado recortes lamentables y evitables. Pero claro, el gobierno débil y cobarde no se ha atrevido a reclamar ese dinero, a poner cota a esos fichajes tan desmesurados que ponen en jaque la economía de los clubes. Pero, no pasa nada, estos se siguen endeudando, se lo consienten. Siempre tienen el grifo de los bancos abiertos y siempre están dispuestos a derrochar lo que sea. Al fin y al cabo, en gran parte es dinero del contribuyente, o sea, nuestro dinero.
Es por eso por lo que los pobres clubes se ven en la necesidad de reclamar otros cien millones, amenazando con la huelga. Y presionan al parlamento para que derogue la ley que les obliga a ofrecer, gratis y en abierto, un partido a la semana.
Seguimos instalados en el pan y circo de siempre. Y la culpa no es sólo de esta Liga profesional que demuestra su miserable condición con estos incumplimientos y estas amenazas. Es culpa también del gobierno que se lo consiente, de los dos grandes grupos parlamentarios que lo apoyan y también de los aficionados al fútbol, que, en su mayoría se dejan rebajar pensiones y quitar derechos adquiridos sin mover un músculo, y sin embargo estarían dispuestos a montar la marimorena si alguien les amenaza con una huelga de fútbol. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Y si no, pregúntenle al Secretario de Estado de Deporte, Sr Lissavetzky (¡a no!, que está ya de precampaña por la alcaldía de Madrid).
Yo les dejaría que se estrellasen, pero ya verán como llegan a un acuerdo y vuelven a sacar tajada.
Salud y República