Escrito por Jesus A. Lacoste
Es una realidad que esta pandemia estamos asistiendo a nuevo lenguaje. Un neolenguaje que encierra muchas trampas. Diferentes personajes desde los púlpitos políticos y los medios de comunicación desde sus respectivas plataformas nos bombardean continuamente con los mismos vocablos: nueva normalidad y desescalada. La revolución digital frente a la pandemia del coronavirus
Son dos neologismos o más bien dos formas de neolenguaje para no llamar a las cosas por su nombre real. Por eso, las trampas del neolenguaje pueden conllevar falsas creencias que nos llevan a realizar un determinado comportamiento.
En lingüística se afirma que el lenguaje determina nuestra manera de organizar, pensar y percibir el mundo. El lenguaje es un "mapa" de lo que interiormente imaginamos, pensamos y sentimos. El lenguaje se convierte en uno de los principales filtros de la realidad personal. A través del lenguaje se expresa la identidad, los valores/creencias, las capacidades y se describen los comportamientos y el entorno.
La demagogia ( según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua) es una degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. Y esto se hace mediante la manipulación del lenguaje y las palabras.
La medida del poder del lenguaje es la medida de la capacidad de influir sobre uno mismo o sobre los demás. Orwell, en su archiconocido " 1984" lo tenía claro. Hitler en sus arengas y vomitivos discursos también. Los dictadores comunistas de muchos países del mundo actual también lo usan con los mismos fines. En esta pandemia todos proponen una nueva versión empobrecida del lenguaje, pensada para dominar y hacer inviables otras formas de pensamiento. Critican el "pensamiento único" pero ellos basan su manipulación en su propio mainstream.
Nueva normalidad
El concepto 'nueva normalidad' se basa en la propuesta 'the new normal' elaborada por Mohamed Erian (expresidente del fondo de inversión de Harvard y economista jefe de Allianz). Planteaba 'the new normal' para que aceptáramos un cambio duradero proponiendo un modelo de 'supervisión' muy fuerte. Se inspiró en un concepto que se empezó a usar poco antes pero que no estaba descrito ni estructurado de forma académica.
La supuesta nueva normalidad es una forma maliciosa de generar una percepción sesgada de la realidad. Nos proponen este término para que aceptemos todo lo que pueda venir sin cuestionar ni disentir.
En la pandemia que vivimos se pretende igualar nuevo a desconocido y normalidad como si fuéramos a recobrar la vida anterior. Pero no hay nada nuevo ni vamos a recobrar (al menos de forma rápida) el estilo de vida anterior. En todo caso podemos hablar de una situación diferente, una realidad diferente a la anterior.
El problema es que al hablar de nueva normalidad se está transmitiendo otro mensaje: no hay luto ni duelo, hay "nueva normalidad", no hay dolientes ni viudas, ni huérfanos.... Así, mientras no nombremos las cosas por su nombre no seremos capaces de ponerlas en nuestra mente y mucho menos seremos capaces de, después sufrirlas y más tarde transformarlas, incorporándolas a nuestra vida.
Con la nueva normalidad se pretende acallar el drama, el caos y la crisis. No te quejes porque nadie tiene la culpa de nada. Esto es nuevo y hay que resignarse. Ese es el engaño, la trampa del neolenguaje. Una forma de manipular las conductas para apaciguar a la masa.
No hay nueva normalidad. Hay un intento muy demagógico de influir y dirigir los comportamientos sociales. Nos vamos a enfrentar una situación diferente a la anterior que tal vez algún día puede llegar a ser normal pero ojalá esto no suceda. Nuestra pretensión debe ser tratar de recuperar el estado de bienestar anterior aplicando las enseñanzas sanitarias que la pandemia nos ha mostrado.
Otra forma de manipular implícita por la que, el gobierno elige este concepto es porque además de ser muy ambiguo tiene cierta connotación positiva:
- Nuevo:. Lo nuevo es positivo.
- Normalidad:. Tranquiliza, relaja, sobretodo a una población inquieta y harta por todo esto.
Desescalada
Este otro concepto es otro neologismo que ni existe en el DRAE. Se habla de desescalada para hacer referencia al camino de recuperación del estado de salud. Es la hoja de ruta, el road map, para ir saliendo del desconfinamiento y retornar a la actividad diaria (social y económica).
Cuando se ha realizado una escalada (a una montaña) el retorno al nivel de partida no se llamada desescalada. A eso se le llama descenso y si la bajada se tiene que hacer con manos y pies (a cuatro patas) se llama destrepe (el inverso del verbo trepar) .
Uno de los objetivos del Gobierno al usar este vocablo (inventado) puede ser transmitir la idea de dificultad, de riesgo. Una escalada es una actividad de riesgo. Por tanto una desescalada, también ya que sigue siendo lo mismo pero en sentido inverso.
Sin embargo no es lo mismo. Incluso hay ocasiones en los que el descenso de una cima es mucho más complicado y arriesgado que el ascenso.
Aludir al fenómeno de retorno como una desescalada es una forma de controlar y maniatar la libertad de los individuos para gestionar todo el proceso. Nos quieren decir que es tan difícil y complicado que es el poder político quien debe monopolizar y centralizar todas las tareas asociadas en dicho proceso.
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