Revista Opinión
El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que investiga la relación entre ETA y los terroristas colombianos de la FARC, ha vuelto a procesar a Arturo Cubillas. Lo hizo en octubre del pasado año, acusándole de colaborar con ETA. Ahora, el juez le acusa de ser dirigente de la banda criminal en Venezuela. Cubillas es ese tipo al que dos etarras –Javier Atristain Gorosabel y Juan Carlos Besance Zugasti- detenidos el pasado mes de octubre, señalaron como la persona que les impartió unos cursos de formación en tierras venezolanas en 2008. Y es además, el jefe de Seguridad del Instituto de las Tierras en Venezuela, porque Hugo Chávez le concedió la nacionalidad venezolana en 2004, pese a saberse su vieja relación con la banda terrorista.
Cuando los etarras cantores pusieron de nuevo su nombre sobre la mesa, el embajador venezolano, Isaías Rodríguez, insinuó que habían sido torturados por la Policía y se produjo un incidente diplomático, en el que Chávez se presentaba casi como víctima. El Gobierno español, como ha hecho siempre con el mandatario venezolano protestó tímidamente y terminó por aceptar la promesa de Chávez de colaboración en la investigación
A finales de octubre del pasado año, el Gobierno español, a instancias del juez Velasco, pidió a Venezuela la extradición de Cubillas. Bueno, pues hasta ahora. Ni la más mínima noticia de las autoridades venezolanas. Chávez conoce perfectamente dónde esta Cubillas, y puede proceder a su detención como pide Interpol, pero no lo hace porque no le da la gana.
Chávez se sigue burlando de España, como ha hecho en todos estos años, y acogiendo en su seno a terroristas que cometen crímenes en España. Hay informaciones, incluso, que apuntan a que Iñaki de Juan Chaos, huido de la Justicia española, también se ha refugiado en Venezuela.
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sigue callando ante la actitud del régimen bolivariano, supuestamente para defender los intereses económicos de las empresas. Al Gobierno, en este asunto, le sigue faltando dignidad.