La Convivencia en la familia es la esencia de su fortalecimiento y desarrollo. La familia no solo es la base de nuestra sociedad, visualizando la sociedad como un gran edificio que debe tener cimientos sólidos; sino que es más como la célula de un ser vivo, el punto de partida para su estructura y calidad de vida.
Como tal evoluciona, cambia; es dinámica y compleja. Retomando esto, y analizando mi familia y las que conozco, les comento “las tres C” que no deben faltar para que la convivencia en nuestras familias sea armoniosa:
1. Comunicar
Más allá de intercambiar palabras, la comunicación en la familia debe ser un eje que atraviese transversalmente todas las actividades y acciones. La sinceridad y el saber escuchar también son elementos necesarios para que el diálogo fluya entre sus miembros.
Es clave fomentar espacios y momentos para que todos en la familia puedan expresarse, profundizar en sus ideas, sentimientos y experiencias. Desarrollar la confianza desde que nuestros hijos son pequeños, hará que de adolescentes y adultos acudan a nosotros, sin temor a ser juzgados, cuando tengan dudas o problemas.
2. Colaborar
La cooperación y la generosidad deben fomentarse entre los miembros de la familia y estar presentes en las actividades cotidianas: compartir los quehaceres de la casa, las responsabilidades, los juegos y la toma de decisiones.
La visión de la familia como un equipo es clave para que todos se sientan parte del grupo, y se muestren responsables de aportar su granito de arena. Desde el más grande al más pequeño deben saber que tienen derechos pero también deberes y que todos son importantes, aportando su individualidad y diferencias personales.
3. Circular
Imagen de Canstockphoto
En la familia todos debemos tener una visión circular de su organización y no piramidal. Cada pieza es importante y aporta para formar un solo cuerpo, donde cada uno tiene responsabilidades y donde la vista debe estar dirigida hacia el centro, a un mismo objetivo común.
Lo interesante de esta posición es que, viendo hacia el centro, todos los miembros se ven entre si; es decir que, lo que haga o deje de hacer cada miembro, afecta a los otros.
Partiendo de esto, debemos generar patrones circulares constructivos, en los siguientes aspectos:
- Reciprocidad en el trato a los demás: recibimos lo mismo que damos.
- Coherencia de vida: la fuerza del ejemplo, lo que hacemos será imitado por los otros, principalmente por los más pequeños.
- Todos somos importantes: si yo dejo de cumplir con mis responsabilidades, esto afecta a los otros.
- Respeto a los roles: esta organización y acción circular no implica que los padres pierdan su papel de autoridad. Al contrario, el verse frente a frente hace que todos identifiquen y respeten el rol que cada uno tiene.
Recordemos que la familia es un ser vivo, no algo estático ni rígido. De nosotros depende que la nuestra se desarrolle sana y crezca para ser fuerte.
Imagen tomada de Can stock photo
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