- La revolución del más: más países, más renta, más población, más alfabetización, más esperanza de vida...
- La revolución de la movilidad: no hay barreras físicas porque el mundo se ha vuelto plano. Y esa idea tan seductora de que no hay fuga de cerebros, sino que lo que hay es circulación.
- Y la revolución la de la mentalidad: cambian las expectativas de los ciudadanos, que quieren vivir mejor y en mejores lugares. El paso del súbdito al ciudadano, con todos los matices que uno quiera
Estas tres revoluciones están erosionando el poder de manera silenciosa pero inevitable. Un poder que creció con el modelo weberiano aplicado a la industria, al Estado y a muchos ámbitos de la vida pero que ahora se encuentra con que muchas de las viejas recetas ya no valen...
Un buen libro, desocupado lector.