Las tribulaciones de un autor

Pajaritas de papel, de José Antonio Reina.A mí no me importa no ser nadie, me da igual. Lo que me molesta es sufrir. Supongo que a cualquiera le pasa; pero yo conozco mi sufrimiento, no el de los demás, y mi sufrimiento me aterra, no deseo sentirlo. Son ya muchas veces, muy continuadas.No sé qué ocurre, pero esta mañana he sentido todo el peso de la vida sobre mi interior; porque me pesa la vida que no tengo, o, más bien, me pesan los cíclicos estados de ánimo bajos. Estamos en crisis. Estoy en crisis. Todo me aterra. Todo me asusta. Creo que no avanzamos hacia ninguna parte de esta forma.  No me gustan los mensajes negativos y aquí estoy enredado en uno de ellos. Ya me asomo cada noche a los precipicios sin barandas de la desesperación.No debo pensar, sólo escribir, deslizarme por las frases y concentrarme en que todo puede ser, que llegará el día en que descanse en paz. Eso quiero: descansar en paz, que son muchos afanes. Otros se afanan menos y obtienen más. Debo ser tonto. Soy tonto.Todos estos pensamientos son estúpidos, pero son. Aunque no los califique ni deseé su existencia, están ahí, martirizándome.Me da miedo vivir. Me da miedo morir. En medio de la encrucijada, sólo siento pánico.Si pudiera alejarme del pensamiento, arrancarme la mente sin angustia, para que no duela, para que no duela más, porque todo duele en estos días de desaliento.Fui un tipo muy alegre hasta que me quedé paralizado. ¿Qué pasa cuando uno se bloquea? No sé si conseguiré desbloquearme. Ando con el corazón encogido desde que supe que existen autores que no han salido nunca del pozo oscuro del silencio. ¡Qué más me da! Nadie me echará en falta. Llevo muerto más de dos siglos.