He aquí la última obra del gigante Richard Strauss (1964-1949). Cuatro canciones, tres con textos de Hesse y uno con un poema de Von Eichendorff. Strauss nunca las pensó como un ciclo, sino como obras individuales cuyo eje es la muerte, la finitud, la pérdida y la ausencia. Todos los elementos que hacen de la muerte la gran experiencia terminal de la vida.
El anciano Strauss nos ofrece el testamento de su música. Una obra que se resiste a aceptar los nuevos tiempos sonoros y la nuevas sensaciones. Por ello se presenta como un alegato estético de una era de la música que se niega o resiste a morir. Desde hace mucho tiempo no escuchaba algo tan estremecedor, sobre todo si asumimos el estremecimiento como poder evocativo hacia otras dimensiones. También habita la nostalgia y cierta esperanza que se intuye detrás de la oscuridad sonora. Realmente canciones imprescindibles si queremos volver a la música.
Traducción
Al ir a dormir
Ahora que el día se ha fatigado,
que mi nostálgico deseo sea acogido
por la noche estrellada como un niño cansado.
Manos, abandonad toda acción.
Mente, olvida todo pensamiento.
Ahora todos mis sentidos quieren caer en el sueño.
Y el alma sin más guardián quiere volar,
liberadas sus alas, en el círculo mágico de la noche,
para vivir profundamente mil veces.