Revista Cultura y Ocio
Sentado en la cama la observo. Ajusta el violonchelo entre sus piernas, lo acaricia y comienza a llenar de nostalgia la habitación. Hemos discutido hasta cansarnos y decidimos terminar. Un rayo de sol resalta el cobre de su cabello y los cristales que caen de sus ojos. El arco desciende en acordes graves. Me detengo en su perfil, en esos labios afligidos y recuerdo las sonrisas de otros atardeceres. Luego tomo mi maleta.
© Sergio Cossa 2012
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