Las vacaciones de OyarCaribe
En medio de la polémica por su increíble nivel de vida, el juez veranea en un exclusivo resort de República Dominicana. Quién es su compañero de viaje. Mayordomo y smoking.
El juez más buscado del momento está recostado en uno de los camastros de madera y colchón blanco de la playa exclusiva para los miembros de la lujosa membresía Royal Service ("servicio real") que ofrece el resort caribeño en el que se aloja. A ese sector solo tienen acceso aquellos que llevan en su muñeca la codiciada pulsera dorada. Faltan quince minutos para las 11 de la mañana en Punta Cana y el sol de este jueves 19 de enero ataca con toda su furia. Llegó hace quince minutos acompañado por su pareja. Vestido con un traje de baño blanco a tono con sus zapatillas, un sombrero beige, gafas oscuras y un crucifijo plateado que cuelga de su cuello. Amaga a ponerse boca arriba para tomar sol. Pero le resulta demasiado fuerte, incluso para su piel curtida y su bronceado eterno. En lugar de eso, extrae de su maletín Louis Vuitton un bloc de hojas tamaño legal, las mismas que se utilizan en Tribunales, manuscritas de punta a punta. Adicto al trabajo confeso ("workaholic", como dice), comienza a leer con devoción, a subrayar y a hacer anotaciones mientras su compañero toma sol a su lado y juega con el celular. ¿Serán las memorias de un juez polémico del que hace poco circularon rumores sobre su posible jubilación?
NOTICIAS reveló en febrero del 2011 que Norberto Oyarbide (61) tomaba decisiones y trabajaba sobre las causas judiciales que tenía en su poder desde la comodidad de Colmegna, su spa predilecto. Esa misma costumbre ahora la practica en las playas caribeñas de la exclusiva Punta Cana. Sus vacaciones, con un costo aproximado de 34.000 dólares, se dan en medio de la catarata de críticas que renombrados colegas como Eugenio Raúl Zaffaroni y dirigentes políticos de diversos partidos realizaron contra él por dos escándalos que surgieron de manera simultánea: uno lo vincula nuevamente (como en la década del '90) con redes de prostitución; el otro habla, justamente, de sus onerosos gastos difíciles de justificar. El escándalo comenzó cuando el diario La Nación reveló que el juez posee un anillo que costaría 250.000 dólares.