Un enorme triunfo han obtenido los ciudadanos de México gracias a la acción del Senado de la República, pues ha avanzado la reforma que obliga a todos los padres de familia, o tutores, a vacunar a todos los menores de edad. La propuesta tiene como objetivo proteger a la niñez ante el peligroso movimiento “antivacunas”, el cual sustenta sus postulados en prejuicios religiosos, políticos, económicos, y pseudo-científicos.
El Senado reconoció el derecho de todos los niños y adolescentes a recibir las vacunas contenidas en el Programa de Vacunación Universal, basado en su derecho a la protección de la salud, y en total apego al principio del interés superior de la niñez. En otras palabras, toda persona que tenga la patria potestad, tutela o guarda de menores de edad, estará obligado a que los menores reciban todas las vacunas requeridas, salvo que medie alguna justificación médica debidamente certificada.
El incumplimiento deliberado o sin justificación médica certificada, dará lugar para que las Procuradurías de protección de niñas, niños y adolescentes, hagan uso de todas sus atribuciones que les confiere la Ley en esta materia para realizar todas las acciones dirigidas a efectivizar la vacunación de los menores de edad.
Ya en el pasado se ha actuado legalmente en contra de padres y madres de familia que por sus creencias religiosas impedían la aplicación de correctos tratamientos médicos a sus hijos, con esta propuesta se respaldaría de forma total y absoluta los derechos de los menores por encima de las creencias o ideologías de sus propios padres.
Es algo que varios habíamos sugerido desde hace varios años ante el peligroso avance de ese fraudulento movimiento que está en contra de la vacunación de las personas, y que tanta fuerza ha tomado entre las multitudes incultas e ignorantes, que creen todo lo que ven en internet o en la televisión, pero nunca agarran un libro de ciencia para leerlo.
El proyecto de decreto reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, de la Ley General de Salud y de la Ley General de Educación, fue remitido a la Cámara de Diputados para sus efectos constitucionales. Por lo que ya no será una cuestión “negociable”, será obligatoria. Ya no aplicará la falacia de “son mis hijos y hago con ellos lo que yo quiera”, lo que implicaría un vil atentado en contra de la integridad de ellos.
De hecho, ahora al momento de ir a la inscripción o reinscripción de los menores a los planteles educativos, públicos o privados, las autoridades escolares deberán solicitar la Cartilla Nacional de Vacunación con el propósito de verificar el cumplimiento del esquema de vacunación de niñas niños y adolescentes.
La voluntad de los padres nunca puede estar por encima de los derechos de los niños y niñas, ni de los adolescentes tampoco. Así como por fin el Senado reaccionó correctamente, esperemos que también reaccione positivamente ante varios temas que todavía quedan pendientes en la agenda de los ciudadanos, como la liberación del aborto, la legalización de los matrimonios igualitarios a nivel nacional, y permitirles la adopción a estas parejas.
Los derechos y libertades no deben se estar sujetos a creencias o ideologías a consultar, se deben de respetar, defender y aplicar.
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