De hecho, es la primera pregunta que se le formula a quien accede por primera vez a esa categoría. Periodistas incluidos. Es más, es una pregunta recurrente incluso hacia quienes ya disfrutan de ese estatus desde hace tiempo.
Las respuestas suelen ser típicas, tópicas, predecibles e insulsas.
Pero héteme aquí que no siempre es así.
Walt Disney fue víctima de esta misma pregunta:
- ¿qué tal se lleva ser una celebridad?
No será aquí donde glosemos las grandezas del Sr. Disney. Les entiendo conocedores de la mayor parte de ellas.
Pero, contrariamente a lo que sucede habitualmente, su respuesta fue realmente brillante, sensata y cabal, y no exenta de cierta ironía:
- Se lleva bien cuando te ayuda a conseguir un buen asiento en un partido de fútbol.
Pero nunca me ayuda a hacer una buena película, o una buena jugada en un partido de polo, o a conseguir que ni hija me obedezca.
Ni siquiera me sirve para que las moscas no molesten a mis perros y si ser famoso no me da una cierta ventaja sobre un par de moscas, entonces deduzco que no hay muchas ventajas en ser famoso.
Intenten no caer en la tentación de matizar con argumentos como que la fama proporciona trabajo, ingresos, abre puertas, favores. Walt Disney iba más allá.
Ese es el auténtico valor de su respuesta.
------------------------Fuente: Doval, Gregorio; Anecdotario universal de cabecera. Ediciones del Prado. Madrid 2003