“Casi siempre acontece lo mismo con las grandes ideas: las vemos a un tiempo fuera y dentro, como verdades y como deseos, como leyes del cosmos y confesiones del espíritu. Tal vez es imposible descubrir fuera una verdad que no esté preformada, como delirio magnífico, en nuestro fondo íntimo”(Ortega y Gasset[1]).
[1] Ortega y Gasset: “El Espectador”, Tº VI, O. C. Tº 2, p. 526.