Revista Salud y Bienestar

Las víctimas de las operaciones de la vista con láser

Por Miguel @MiguelJaraBlog

He de confesar que el caso de las personas afectadas por operaciones de vista con láser me ha tocado la fibra quizá más que ningún otro caso de los muchos que conozco desde que hace 15 comencé a investigar la corrupción en el ámbito de la salud. Soy miope desde que en el colegio no veía bien la pizarra y durante estos años en ocasiones ha surgido la conversación sobre operarme con láser, lo que se conoce como cirugía refractiva.

No sabía todo lo que hay detrás de esta práctica médica hasta que hace un par de semanas entrevisté en este blog Alejandro López, coordinador de la Asociación de Afectados por Intervenciones de Cirugía Refractiva (Asacir).

Eso de que me toquen los ojos nunca me ha gustado así que no he llegado a contemplar siquiera la posibilidad de operarme. A tenor de lo que me cuentan las víctimas de esa industria en este post, en el que plasmo varios testimonios escritos en primera persona, he hecho bien:

Nunca me habría imaginado que después de 30 temporadas el oftalmólogo que llevaba viéndome año tras año en su consulta y en quién confiaba al 100% podría poner en riesgo mi salud de esta manera. Con una operación completamente innecesaria que con el tiempo me enteré que puede incluso llegar a provocar ceguera permanente”. Así comienza su relato Tatiana, que pertenece a la citada asociación de víctimas.

Tras hacerle varias pruebas (con el tiempo supo que no le hicieron todas las necesarias), “me dijeron que era candidata para operarme con la técnica Lasik (miopía y astigmatismo). Evidentemente, en ningún momento me explicaron todos los riesgos que corría, que las secuelas podían ser permanentes e incluso aparecer pasados los años. Lo que me dijeron fue:LASIK

lo peor que te puede pasar es que no quedes a cero y tengas que seguir llevando gafas”

Gafas que, por cierto, sigo llevando desde hace unos meses.

Sus problemas empezaron desde el mismo día de la operación:

Me ardían los ojos, me molestaba la luz, me dolían… tras muchos meses y mucho sufrimiento e incomprensión llegó el primer diagnóstico: Ojo seco evaporativo y neurodeprivativo secundario a cirugía refractiva.

Un ojo seco que duele, que me hace perder visión, ver halos, destellos y que me hace depender continuamente de lágrimas artificiales y gafas de sol porque incluso en días nublados, me molesta la claridad al salir a la calle.

Por si esto fuera poco, a los dos años de la operación y de un día para otro, aparecieron nuevos dolores alrededor de los ojos y en la cara. Pinchazos, presión y descargas eléctricas que algunas veces pueden llegar a ser tan fuertes que asustan. Descargas que nunca sé cuándo van a venir y que dejan la cara dolorida un buen rato.

Cuando menos lo espero, sin previo aviso… ¡zas! Actualmente, tengo tratamiento en la Unidad de Dolor del hospital para el dolor neuropático. Tras varias pruebas, esos dolores ‘nuevos’ están diagnosticados como una NEURALGIA DEL TRIGÉMINO iniciada en la córnea”.

Así que esos 20 minutos supuestamente inofensivos que publicitan como una operación sencilla, sin dolor, sin molestias, sin efectos secundarios (en realidad son secuelas porque son PERMANENTES), ofrecen una realidad muy diferente. Y no es un tipo de operación: “TODAS TIENEN RIESGOS, todas son irreversibles porque los ojos nunca se recuperan del todo utilicen la técnica que sea”.

Este es el resumen de la experiencia de Tatiana; dos años y medio de consultas, de dolores, de gastar muchísimo más dinero del que me costó la operación, de sentirse incomprendida, engañada, estafada…

Me arruinaron la vida a los 36 años y eso no se lo perdonaré jamás”.

También me ha escrito María Luisa. Se operó de miopía en 1988, con queratotomía radial. A los 15 días de la operación comenzó a ver mal de nuevo, borroso, con halos, tenía escasa visión nocturna. Unos meses después necesitó de nuevo usar gafas, pues la miopía aumentaba vertiginosamente, unida a la aparición de astigmatismo y una visión irregular (un día tenía cuatro dioptrias, otro día dos más y así).Ojo seco

Por lo general, alcanzaba un 60% de agudeza visual. Para el oftalmólogo, todo esto era normal, achacándolo a una contracción temporal de los músculos ciliares.

Con el tiempo las secuelas aumentaron, entorpeciendo mi trabajo e inhabilitándome para la conducción nocturna, hasta que por fin me dieron un diagnóstico, 25 años después: ectasia corneal provocada por la operación, cuya única solución era un trasplante de córnea.

Durante todos esos años me he sentido culpable, pensando que me había operado demasiado pronto (mi oftalmólogo me convenció a los 16 años de una operación indolora y segura ‘para poder mostrar al mundo mis bonitos ojos‘ (palabras textuales).

Hace un año conocí la asociación de afectados por la cirugía refractiva y mi gran sorpresa fue encontrar muchísimas personas, operadas con distintas técnicas, a distintas edades, con los mismos síntomas y supe que lo que me habían hecho en los ojos (los ojos sanos de una niña miope de 16 años) era una carnicería. Aberración que se sigue haciéndose, con pequeños cambios y bonitos nombres, pero las mismas consecuencias”.

Tremendos relatos que me ponen los pelos de punta. No dudo que hay muchas personas que se operan y quedan bien o mucho mejor de como estaban, pero sólo con leer algunos de estos comentarios se ven numerosas irregularidades que apuntan a un pelotazo económico sanitario a costa de la salud de las personas. Quien viene ahora es Carmen:

Soy una chica de 33 años. Me operaron de cirugía refractiva en 2009 con la técnica Lasik. Parecía que todo había ido bien, pero las apariencias estaban muy lejos de la realidad. Tres años y medio después comienzo con dolor ocular, sensación de cuerpo extraño, fotofobia. Por supuesto acudo a quién me operó, ¿diagnóstico?: alergia.

Los síntomas empeoran, no mejoran con antihistamínicos, tanto orales como vía tópica en los ojos. Vuelvo, me diagnostica ojo seco, me pone tapones lacrimales, ciclosporina, todo a la vez. Empeoro y empeoro. Empiezo a buscar a otros profesionales por España. Después de varias consultas en diferentes ciudades españolas encontré el Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), que confirmaba el diagnóstico de los doctores de otras ciudades, Síndrome de ojo seco severo.

Ello acompañado de un ‘no te tenían que haber operado, no eras apta‘. Era la tercera vez que lo oía ya. Estoy de baja casi dos años con tratamiento oftalmólogico, consulta tras consulta, acabo en el psiquiatra con medicación para calmar la ansiedad que me genera no poder hacer una vida normal, tratamiento psicológico; todo muy costoso. Mi vida quedó arruinada con 30 años por una maldita cirugía innecesaria“.

Cirugía refractivaEn la actualidad, Carmen sigue un tratamiento intensivo: lágrima artificial cada 15 minutos, gel lubricante para dormir, suero autólogo (realizado con mi propia sangre) y ciclosporina tópica.

NO PUEDO conducir más de 15 minutos, ni trabajar con el ordenador más de diez. No puedo salir en días de viento, no puedo ir en transporte público, ni a centros comerciales o restaurantes que usan climatización por aire. No puedo ir al cine ni ver la televisión más de 15 minutos.

Mis síntomas en este momento, tras dos pausas para poder escribir este pequeño texto, son DOLOR OCULAR (como si tuviera cristales rotos en los ojos), sensación de cuerpo extraño continuo, inflamación de los párpados, fotofobia intensa, quemazón, enrojecimiento de ojos.

A veces me despierto por la noche de sequedad o dolor. No se lo deseo a nadie”.

Quien también se operó con la técnica Lasik, las más extendida, fue Ismael. Ocurrió en 2001, tenía ocho dioptrías en cada ojo. En el año 2006, empieza a perder visión y comienza su calvario.

Mi oftalmólogo, que fue quien me realizó las intervenciones Lasik, me recomienda realizarme otra operación con la técnica PRK en los dos ojos. Me lo realizan y a los tres meses de operarme con PRK, empiezo a ver con el ojo izquierdo desdoblado y distorsionado.

Voy a que me vean y me dice mi médico que es astigmatismo residual, pero bueno, con la visión binocular de momento veía bien. A los cuatro meses empeoro. Mi oftalmólogo me dice lo mismo. Me gradúa y no veo bien.

Me recomienda lentes de contacto rígidas permeables al gas. Estoy a prueba durante un mes, cambiando y ajustando lentillas y resulta que todas al parpadear, se caían.

Harto de este problema, voy a otro centro y les cuento toda mi historia. Me revisan las córneas y concluyen que se habían pasado con el Lasik y que es normal que las lentes de contacto se caigan. Me recomiendan la utilización de lentillas esclerales. Al principio muy bien, pero se empañan muy rápido y su coste es muy elevado. Así estuve tres años, desde 2010 hasta 2013″.

¿Qué problemas le ha conllevado este desastre?

No podía conducir por la noche. Yo trabajo a 48 kilómetros de mi casa, imagínate el problema en invierno, sales de noche y llegas de noche, del trabajo. Voy a otra clínica y al tener las córneas en este estado, se echan las manos a la cabeza, viendo los resultados de las pruebas, me recomiendan realizarme un trasplante de córnea.

Después de tres años de lista de espera, me realizan trasplante de córnea lamelar en el ojo izquierdo. Llevo operado desde febrero de 2015 y más de un año de baja laboral. Todavía veo distorsionado y estoy en fase de recuperación. De momento, la agudeza visual en este ojo es de un 40 %. Realizándome el trasplante he quedado peor que antes.

Esta es mi historia, espero que sirva de ayuda a los que se quieran ‘quitar’ las gafas”.

He recibido bastantes más testimonios similares y por razones de espacio no puedo publicar todos. Pienso que no estamos ante un caso de negligencias concretas sino de un negocio impulsado con pocas pruebas científicas de su eficacia y seguridad y con evidente ocultamiento de información.

Las secuelas son muchas más de las previstas, como documentamos en la entrevista que citaba al comienzo de este post. Estas técnicas quizá nunca debieron aprobarse. Seguiremos investigando.


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